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—¿Tu vecino está en el jardín? —preguntó Nora desde el otro lado de la línea

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—¿Tu vecino está en el jardín? —preguntó Nora desde el otro lado de la línea. Estaban en una video llamada, pero Denise se había quedado embobado mirando hacia afuera de la casa.

—No... sí... no sé —respondió sin apartar la vista. Desde que se enteró de la existencia de Steve no había podido evitar notarlo, cada pequeña cosa gritaba que había alguien viviendo en la casa de al lado y él no se había dado cuenta.

—¿Qué clase de respuesta es esa? —se quejó Nora—. Enséñamelo —exigió, haciendo una seña con la mano. Denise movió la cámara hacia el patio.

Steve estaba trabajando en el jardín y aunque tenía pantalones de mezclilla rotos, en la parte de arriba estaba usando sólo una playera sport sin mangas. A decir verdad él no era muy fan de los cuerpos musculosos, pero por supuesto que podía admirar una figura bien trabajada. Steve tenía puestos unos guantes de jardinería y estaba sudando por culpa del sol que brillaba en lo alto del firmamento.

"Se fuerte Denise, no te dejes colonizar" se reprendió.

—Mierda —Nora abrió la boca sorprendida. La imagen que ella veía no era tan nítida, pero al menos notaba lo suficiente para entender la expresión de su amigo.

Denise se aclaró la garganta, negándose a admitir que encontraba a su vecino atractivo.

—Bueno, está bien, pero no es Bright —inquirió—. Además no es muy inteligente, al final del día va a parecer iguana mudando de piel —agregó, frunciendo el ceño.

—Pues si yo fuera tú aprovecharía esta oportunidad para divertirme un poco ¿Sabes que una de las recomendaciones para la pandemia era tener una pareja sexual fija? —preguntó, aunque era algo que ya le había dicho en el pasado.

—Si, si, si, lo que sea, creo que hay muchas cosas más que pueden preocuparle a uno cuando hay una pandemia mundial —respondió, un poco fastidiado—. ¿Sabes que? Hablemos luego —y después de una escueta despedida colgó la llamada.

Denise suspiró, mirando fijamente a Steve que parecía estar arrancando las malas hiervas, luego miró al cielo y pensó que en realidad, aunque le cayera mal el gringo necesitaba al menos una advertencia sobre el futuro terrorífico al que se enfrentaría su piel si no se cuidaba.

Suspirando salió al patio y caminó hasta la barda.

—¡Oye! —le gritó—. ¡Oye!

Steve levantó la vista y lo miró de arriba abajo. Denise estaba usando una playera de su papá, unos shorts deportivos y chanclas, hacía mucho tiempo que había abandonado la idea del glamour, básicamente cuando se dio cuenta que el asunto del COVID duraría más de quince días. Que iluso había sido.

—Nice legs —Steve le lanzó una sonrisa que sonó bastante burlona. Aquello lo fastidió.

—¡No hablo inglés! ¡No te estoy entendiendo! —vociferó, no se dio cuenta que gritar no haría que Steve lo entendiera mejor.

A mexican beautyWhere stories live. Discover now