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Al otro día, Steve se despertó con los gritos de su hermano en la puerta que daba al patio

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Al otro día, Steve se despertó con los gritos de su hermano en la puerta que daba al patio. Al parecer se había quedado dormido y no se dio cuenta que la casa estaba inundada, esa mañana se despertó con la lluvia torrencial y el agua amenazando con alcanzar la cama. Anthony estaba furioso, pero intentaba mantenerse cool.

Por supuesto, le costó un poco hacerlo teniendo en cuenta que llevaba dos horas en el patio con Aquiles ladrando desde la ventana.

Al final el hombre se apiadó de su hermano y le abrió la puerta.

—Pensé que habías ligado por el sexo, pero veo que es por alojamiento —espetó, cuando lo consiguió entrar a la sala. Steve se arrepintió de inmediato de dejarlo entrar.

—Esta no es mi casa, ni es la tuya, sólo puedes quedarte hasta la cena y después si quieres te puedes ir a buscar un hotel o algo —espetó, frunciendo el ceño.

—Oye ¿Es en serio? ¿Crees que tengo dinero para un hotel? —espetó, frunciendo el ceño—. La abuela me pagó el Uber desde el otro lado porque sólo traje dólares, pensé que acá los aceptaban —agregó, cruzándose de brazos y dejándose caer en el sillón.

—¿Y porqué demonios pensaste eso? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Bueno, es la moneda universal ¿Cierto? —dijo, como si fuera obvio.

—¡No existe una moneda universal! —espetó, levantando la voz.

La puerta de la habitación de Denise se abrió de repente y Aquiles salió, ladrando como un maldito loco y amenazando a Anthony. El hombre soltó un grito y levantó los pies. Bobo, que había estado observando la escena con aire indiferente, se levantó de golpe y se unió a su amigo, sacándole los dientes al hombre.

—¿Pasa algo? —Denise se quedó en la puerta de la habitación, observando la escena con curiosidad.

—No, es hermano —respondió para luego caminar hacia Denise, empujándolo ligeramente dentro y cerrando la puerta a sus espaldas.

—¡Steve! ¡Steve sálvame! —Anthony estaba gritando afuera mientras los perros le gruñían para que se mantuviera en su lugar.

—¿Está bien? —Denise hizo un amago por asomarse afuera, pero Steve le tomó de las mejillas con la mano derecha, obligándolo mirarlo a los ojos.

—He's fine —espetó, con el ceño fruncido—. Duerme en hotel hoy —explicó, encogiéndose de hombros.

—¿Qué? Claro que no, puede quedarse con nosotros, no tengo problema con eso, de todas formas, creo que todos tenemos que hacer cuarentena después de —Denise levantó una ceja, encogiéndose de hombros—. Lo que pasó afuera.

—¿Seriously? —Sin soltarlo, Steve tiró de él, haciendo que sus labios se fruncieran—. Do you like him —prácticamente le gruño.

Denise sintió que la cara se le ponía roja y una ráfaga de excitación recorrió su cuerpo. Rápidamente se soltó del agarre de Steve y lo tomó de la cara con las dos manos.

A mexican beautyWhere stories live. Discover now