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Denise estaba frente al espejo, hacía mucho tiempo que no se miraba a conciencia y se dio cuenta que estaba subiendo de peso

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Denise estaba frente al espejo, hacía mucho tiempo que no se miraba a conciencia y se dio cuenta que estaba subiendo de peso. Tenía sentido, su actividad física había menguado y de repente pasaba todo el día en su casa comiendo dulces, a veces se iba a dormir con la única ilusión del desayuno que lo esperaba al otro día.

Sin embargo, si seguía así pronto ya no le quedaría la ropa. Frunciendo el ceño se levantó la playera, él siempre había sido flaco, no delgado, flaco, en ese momento, sin embargo, había subido lo suficiente como para tener rollitos en el vientre. Era una sensación rara, porque él siempre había querido subir un poco de peso, pero ahora que lo había hecho no se sentía conforme con ello.

—¿What are you doing? —Steve apareció de la nada y lo hizo saltar en su lugar y bajarse la camisa de golpe.

—¡Mierda! ¡No me asustes! —espetó, al tiempo que Bobo y Aquiles entraban en la habitación, mirando alrededor como si estuvieran esperando encontrar algún enemigo invisible dentro.

Steve se encogió de hombros antes de preguntar otra vez.

—¿Qué haciendo? —él lo miró de pies a cabeza y Denise hizo una mueca.

—Estoy subiendo de peso —se quejó, cruzándose de brazos.

—¿That's a bad thing? —Steve se recargó del marco de la puerta, levantando una ceja como si no terminara de entender lo que estaba pasando.

A veces lo hacía, de vez en cuando todavía tenía la sensación de que estaba perdiéndose el contexto de algo.

—No sé, pero no me gusta —se quejó, lloriqueando, para después caminar hasta él y colgarse de su brazo.

—You are skinny —Steve ladeo el rostro—. Pero puedes correr conmigo —se ofreció, encogiéndose de hombros.

Denise se quedó quieto, mirándolo con expresión en blanco y luego se giró, para volver a mirarse en el espejo.

—No, creo que así estoy bien —espetó, con una sonrisa. De repente se le ocurrió que quizás estaba exagerando. Steve puso los ojos en blanco.

—Right —luego se acercó a él, parándose a sus espaldas y mirándolo a través del espejo—. Te puedo cargar con una mano —espetó, frunciendo el ceño. Denise soltó un resoplido, no era exactamente pequeño para los estándares en México, ahora tampoco era exactamente delgado.

—Si, claro —espetó, mirándolo con desconfianza—. ¿Estás tratando de burlarte? —agregó, preguntándose si debía hacer un berrinche o no.

—I only say the truth —Steve sonrió, algo que no hacía todo el tiempo, Denise se giró, sorprendido por el gesto y negándose a ver un evento tan extraño a través del espejo—. Te muestro —dijo y se inclinó hacia él, rodeándolo por la cintura y negándolo a su cuerpo.

Denise soltó una exclamación de sorpresa, demasiado consternado para hacer cualquier cosa. Steve se inclinó sobre su cuello, afirmó su agarre y lo levantó.

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