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Steve se paró temprano al día siguiente, pero pasó todo el día entre pequeñas siestas que lo tenían atontado

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Steve se paró temprano al día siguiente, pero pasó todo el día entre pequeñas siestas que lo tenían atontado. A media tarde, cuando ya estaba recuperado, se sorprendió al escuchar gritos en la casa de al lado, así que salió a comprobar lo que estaba pasando, afuera vio a Denise peleando con un hombre mayor frente a la puerta de su casa. De inmediato se preguntó si ese chico podía pasar más de un día sin meterse en problemas.

Suspirando salió, asegurándose de que Bobo se quedara adentro porque estaba muy alterado. Fue una buena decisión, enseguida se dio cuenta que el hombre traía a su perro a un lado, era el mismo animal que había atacado a Aquiles la tarde anterior.

—¿What's going on? —preguntó, frunciendo el ceño.

El perro estaba tranquilo, pero sangraba de la oreja y observaba con curiosidad como los dos humanos a su alrededor parecía que querían matarse entre ellos.

Denise fue el primero en notar su presencia.

—¡Ah! ¡Steve ven acá! ¡Tu eres testigo de que ese perro atacó a mi Aquiles primero! —espetó furioso, señalando al animal con el dedo, pero manteniendo cierta distancia.

—¡Te voy a envenenar a tu perro del diablo! ¡Mira cómo dejó a mi Marcos! —espetó señalando al susodicho, que parecía estarse muriendo de sed y con justa razón, pues aunque el sol ya estaba bajando, hacía un calor de los infiernos.

—¡Bueno pues si algo le pasa a mi Aquiles ya vas a ver si amanece tu Marcos al otro día! —las voces de ambos se levantaron aún más y Steve soltó un resoplido volviendo a la casa.

Bobo tenía un botiquín entero para su cuidado porque era un perro muy tonto y casi siempre terminaba lastimándose de una u otra manera. Cuando regresó afuera aquellos dos seguían gritándose sin parar, así que Steve se acercó a ellos y le acercó la mano al animal. Marcos lo lamió, era un perrito muy dulce, pero probablemente demasiado territorial, mirando al dueño se imaginaba porque.

Suspirando sacó el spray que traía en la mano y se lo echó en la oreja, manteniéndose alerta por si le lanzaba una mordida. Marcos aulló pero supo comportarse. El hombre reaccionó mirándolo con furia.

—¿Qué le estás haciendo a mi Marcos? —preguntó, dispuesto a pelear con él.

—Medicina —respondió, poniéndose en pie y mostrándole le botella de spray.

—Mi mamá tiene uno, es cicatrizante —explicó Denise, aunque estaba tan molesto que sonó a regaño.

El hombre se quedó pensativo un segundo antes de preguntar de nuevo.

—¿Y con eso se le va a curar su herida? —El hombre se dirigió a Steve exclusivamente. Denise soltó un resoplido.

—Si —respondió.

Después de eso el ambiente pareció calmarse y el hombre terminó marchándose en un rato más. Cuando lo hizo parecía una persona completamente distinta, más amigable, aunque sólo con Steve.

A mexican beautyWhere stories live. Discover now