5. Last Good Christmas

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📍 Caracas, Venezuela | 3 de Mayo de 2002


Santiago P.O.V.:

La felicidad que tenía, no me la podía ni quitar con comerme un pote de aceitunas rebosadas que sabía horrible, pero no es el punto.

Era mi carta de aceptación de la universidad, entraría a estudiar y más en la Universidad Central de Venezuela. ¡Y la carrera que adoraba!

Me veía con los ojos cerrados estudiando ingeniería musical.

Con la carta en mis manos, fui a la oficina de mi papá a pasos rápidos de emoción, pero escuché un griterío que me hizo ralentizar mi paso y colocarme a unos metros de la puerta.

¡Elena! ¡¿Cómo te atreves?! Sacrifiqué mucho para que estuvieras allí.

¡Lo lamento, papá! Pero jamás te importó lo que me gustaba, sino en que debía a hacer. Me saldré de la Universidad, si no me pasas a la facultad de arte.

¡Jamás! Siempre papá supo que querías hacer. Estás siendo una desagradecida en no aceptar lo que nuestro padre te da—habló mi papá y fruncí mi ceño. ¿Quién era para hablarle así a ella?

¿Y tú de que hablas, Armando? Si fuiste el primero que te mandaron bien lejos a Londres a estudiar en la mejor universidad algo que nunca fuiste capaz. ¿Economía? Por el amor a Dios.

¡No te atrevas a hablarme así, Elena! Eres una envidiosa y rencorosa.

¿Y qué? ¿Ahora las cuentas se te dan bien? Claro, ya comprendo lo que haces—se rio irónicamente—No me sorprendería ver tus bolsillos vacíos si vas a ese paso.

¡Papá!

Elena, basta.

Lo lamento. Pero yo no me quedaré callada ahora. Quiero estudiar arte y lo único que están haciendo es cerrándose de mente. ¿Qué pasaría si alguno de tus hijos venga que quiere estudiar algo relacionado con el arte? ¿Tomarías su carta o lo que sea que tenga y la romperías en su cara para cortarle sus alas? —el silencio se promulgó un rato en la sala y vi mi carta de aceptación a lo que tragué grueso, doblándola con cuidado y guardándola en mi pantalón. ¿Sería cierto lo que decía ella?—Ya me confirmo mis dudas. ¿Siempre es como ustedes quieren verdad? Claro, no podemos decidir al ser un Moreau y más una mujer en la familia.

¡Basta!—gritó mi abuelo y escuché las pisadas fuerte, como si acercaran a alguien—Te vas a callar, ¿escuchaste? Te callas si no quieres que esto salga peor de lo que quiero. Ahora, vete y no vuelvas hasta que lo pienses bien.

Negué incrédulo con mi cabeza al escuchar aquello. ¿Esos eran ellos? Necesitaba... necesitaba salir de aquí.

Salí corriendo exactamente al escuchar la puerta abrirse.

Queens Of Noise ||  Moreau's ©Where stories live. Discover now