El Último Apocalípsis | Ben Sparrow [✔️]

1. ¿Vivos?

Laís Perspective

En cuanto Cinco abrió el maletín, mi cabeza -y seguramente la de todos- dió vueltas como si me la hubieran quitado y estuvieran jugando fútbol con ella.

Después de unos segundos, finalmente llegamos.

-No quiero volver a ver uno de esos maletines en mi vida -Hablaba en serio, nunca más quería ver unos de esos malditos objetos. ¡Regresamos a casa! Ya no los necesitamos.

Por fin habíamos vuelto a la Academia Umbrella, estábamos parados en medio de la sala y todo se veía perfecto. -¡Dime que fecha es! -Le exigió Luther al enano, estaba desesperado, de hecho todos lo estábamos.

Cinco tomó un periódico que había en la mesa y leyó la fecha en voz alta. -Dos de abril del 2019 -Hubo un silencio. -Un día después del apocalípsis.

Inmediatamente todos pudieron respirar con tranquilidad, ¡SE ACABÓ!

-¿Eso significa que lo logramos? -Preguntó Allison.

-¡Hicimos algo bien! -Exclamó Klaus en un tono alegre y fue inevitable no sonreír.

-¡Cinco, lo logramos, se acabó! -Dije con alegría y algo de tristeza.

Si, se acabó, ya no tendríamos que salvar el mundo nuevamente, ya no habrían más cuchillos clavados en nuestro cuerpos, no más moretones, no más gritos, no más poderes.

No más pérdidas.

Si algo era cierto, es que a todos el apocalípsis nos había quitado algo, amigos, familia, tiempo y aunque suene raro, nos quitó muertos.

El maldito apocalípsis me había separado de Ben. Y si, estaba muerto ¿pero eso que? Yo podía verlo en mis sueños, podía vivir con él aunque sea un par de horas, podía sentirlo protegiendonos en cada uno de los enfrentamientos.

¿Y ahora? Ahora su presencia se había desvanecido por completo. Ya no podía sentirlo y Klaus ya no podía verlo.

Se había sacrificado por nosotros, otra vez.

Desde la muerte de Ben hace 17 años, había empezado a verlo en todos y cada uno de mis sueños. Cada noche el aparecía y me contaba con detalle todo lo que había hecho junto a Klaus. Poco a poco fuimos acercándonos más, poco a poco descubrí que teniamos mucho en común, poco a poco me di cuenta de lo increíble que era y poco a poco me había enamorado de él, pero jamás llegue a decírselo.

-Yo necesito un trago -Klaus cruzó su brazo por mi hombro, arrastrándome a su posible borrachera. -De hecho, nosotros necesitamos varios tragos.

Y así fue como me arrastró hacia el mini-bar de papá, estuve a dos milímetros de tomarme un trago cuando la voz de Diego soltó las palabras que menos esperaba escuchar.

-¿Por qué hay una foto de Ben en el lugar? -Solté el vaso de golpe y me paré junto a mí hermano.

Y si, definitivamente el del cuadro era Ben, pero era imposible, el había muerto a los trece años, ¿cómo había una pintura de él con más edad?

Antes de que alguno de nosotros pudiera preguntar algo, una voz molestamente familiar, llamó nuestra atención, Dios mio, no puede ser él.

-Sabía que en algún momento vendrían. -Reginald Hargreeves estaba parado frente a nosotros, vivo, malditamente vivo.

-¿Estás vivo? -Mi voz y la de Luther sonaron como una sola.

-¿Por qué no lo estaría? -Al instante en el que el anciano terminó de hablar, unos pasos se escucharon detrás de nosotros, seguido del sonido, la voz de la persona que menos esperaba escuchar, me congeló hasta la última gota de sangre.