19

1.7K 63 29
                                    

NARRA PALOMA

- Bienvenida a tu nueva casa amor.

- Mateo... Esto es muy precipitado. ¿No te parece?

- ¿Precipitado? Hace meses que estoy esperando este momento. ¿Vos no me extrañaste? —preguntó mirándome a los ojos.

- No. —le dije para molestarlo.

- ¿Ni siquiera un poco? —hizo un pucherito, esto es sin duda mi punto débil.

- Un poco... —le respondí soltando una risita.

Se acercó a mí y puso sus manos en mi cintura, abrazándome fuerte. Me besó y me susurró en el oído un ‘Te quiero’.

- Tendré que ir por mis cosas, hablar con Nicole, hablar con mi novio... Bueno, mi ex novio. —frunció el ceño— No me mires así, no puedo actuar como si no hubiera pasado nada.

- Bueno, pero por la noche te traeré acá y no volverás a irte jamás. ¿Me lo prometes? —me dijo muy serio, aunque no pude evitar reírme.

- Te lo prometo. —me acerqué para darle otro beso.

- Ahora si me disculpa, su profesor le va a preparar algo de comer. Después tendremos que repasar todo lo que di en este curso, perdiste demasiadas clases...

- ¿Voy a reprobar? —pregunté, aunque ya me imaginaba que sí. Hace tres meses que abandoné su asignatura.

- Obvio que no, pero no te creas que vas a seguir faltando a mis clases.

- Pero...

- Pero nada, señorita. —dijo con seriedad, aunque luego nos reímos.

- ¿Me vas a dar clases como en los viejos tiempos? —una sonrisa traviesa apareció en su cara.

- Depende de como te portes. Si te portas bien, seré un buen profesor. Si te portas mal, tendré que castigarte. —me mordí el labio ante su respuesta.

(...)

- ¿Cómo que volvieron? ¿Y Zeus? ¿Vos no fuistes solamente a una reunión de la universidad? ¿Cogieron? ¿Dónde? —preguntó Nicole sin parar.

- ¡Nicole! Vamos paso a paso, por favor. ¿Es un interrogatorio o qué? —me reí.

- Perdón. Es que me perdí. Tenés que contarme absolutamente todo, con lujo de detalles. —dijo haciendo énfasis en la palabra ‘todo’.

Preparó unos mates y nos sentamos en el sofá. Le conté todo y no pude evitar reírme al ver su cara de asombro.

- Es un cerdo, ¿cómo se le ocurre hacer éstas cosas delante de todo el mundo?

Como si fuera la primera vez. —pensé.

- No lo sé, le gusta vivir al límite supongo. —nos reímos. — Como decía, no sé que hacer con Zeus.

- Creo que deberías contarle lo que pasó, sin dar tantos detalles obviamente. Vos dijiste que es un buen pibe, seguro que lo entenderá.

- Es muy complicado, tampoco quiero hacerle daño.

- Es mejor decirle la verdad ahora que que se entere luego. No sé, tu vida es muy complicada Paloma. —suspiró y me reí.

- Eso haré, he quedado con él dentro de una hora. Después Mateo vendrá a llevarme a su casa... a nuestra casa.

- Me parece bien. —dijo un poco triste. — Te ayudaré a hacer las maletas.

- Dale Nicole, no pongas esa cara. Vendré a visitarte todos los días que pueda ¿sí?

- Te extrañaré más de lo que pensé, boluda. —se acercó para abrazarme.

- Y yo a vos. —suspiré.

- Bueno, no nos pongamos sentimentales. —se mordió el labio, reprimiendo las lágrimas.

- Te quiero, pelotuda.

- Y yo a vos, huevona.

(...)

Bajé las escaleras despacio para no caerme. Estoy un poco nerviosa, Zeus está en frente del departamento de Nicole esperándome. Quizás no debí aceptar ir a su casa, no sé porque, pero me da mala espina.

- ¡Hola hermosa! —me saludó al entrar en su coche.

Se acercó para darme un beso y aunque intenté evitarlo, me vi obligada a seguírselo.

- ¡Hola! ¿Qué onda? —dije apenada.

- Mejor ahora que te tengo conmigo. ¿Cómo ha ido esa reunión?

- Bien, nada interesante. —Exceptuando la parte en la que me cogí a Mateo.

- Me alegro linda. Te veo un poco estresada, pero tengo una buena noticia.

Yo no, la verdad.

- ¿Cuál? —pregunté sin ganas.

- Ya lo verás cuando lleguemos a mi casa. —sonrió.

Hasta llegar a su casa no volvimos a hablar, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Definitivamente fue una mala idea ir a su casa.

Subimos las escaleras en silencio y Zeus abrió la puerta, dejándome pasar primera. Mi respiración se aceleró al ver a una mujer de espaldas en el salón. Por como iba vestida, se trataba de una mujer mayor.

- Paloma, te presento a mi madre. — me dijo sonriente.

Casi me da un infarto cuando se dio la vuelta, tomándome completamente por sorpresa. ¡No, por Dios!

- Hola Paloma. ¡Cuánto tiempo! —dijo la señora Hills mirándome con asco.
































Hola maricas.

𝐏𝐚𝐥𝐨𝐦𝐚 𝐈𝐈𝐈; 𝐓𝐑𝐔𝐄𝐍𝐎 Where stories live. Discover now