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Me lo pensé por unos segundos y finalmente asentí. Salir con alguien más creo que me hará bien.

- Perfecto, entonces a las nueve pasaré por vos. ¿Te parece bien si cenamos en mi casa? Es que me da cosa salir con todo esto del virus.

Bueno, ya sabemos lo que pasará Paloma. —dijo mi subconsciente.

- Sí, me parece bien. —le dije con una sonrisa triste.

- No quiero que estés triste, espero poder cambiar tu estado de ánimo. Al menos lo intentaré.

No seas malpensada.

- Ya me siento mejor, gracias por escucharme. —me regaló una sonrisa.

- No pude aparcar cerca por culpa del pelotudo que aparcó en medio de la calle, pero queda ahí. —me señaló el sitio con el dedo.

- No pasa nada.

- ¿Te ayudo con la maleta? Parece pesada.

- No, creo que puedo sola.

Me despedí de Zeus y busqué con la mirada el apartamento de Nicole. Al verlo empecé a caminar, quedaba a unos metros solamente.

Subí las escaleras con cuidado y toqué el timbre varias veces. Es una costumbre que debería quitarme, pero no puedo.

- ¡Voy! —gritó Nicole detrás de la puerta.

Escuché sus pasos acercándose a la puerta y finalmente como quitaba el seguro, abriendo la puerta y ddejándome ver su apariencia.

Llevaba un camisón de encaje que no le tapaba casi nada. Bueno, tampoco es que necesite tapar algo con el hermoso cuerpo que tiene.

- Hola hermosa. — me saludó sonriente, pero cambió su expresión al verme — ¿Estuviste llorando Paloma?

- ¡Hola beba! No. —mentí.

- Pasa y cuéntame todo. —me dijo seria.

Dio un paso atrás para dejarme entrar. Dejé mi maleta cerca de la puerta y me senté en el sofá a su lado.

Mi labio inferior estaba temblando y sentía que no podría seguir fingiendo que estaba bien. Y entonces no aguanté más y empecé a llorar de nuevo. 

- ¿Qué pasó mi niña? —preguntó preocupada.

- Lo siento mucho por todo Nicole. —rompí en llanto.

Ella se acercó a mí y me abrazo para luego poner mi cabeza en su pecho y empezar a acariciarme el cabello.

- ¿Pero por qué? ¿Qué hiciste?

- Por todo. Por haberte robado a Mateo y por haber sido una gila con vos.

- Pero eso ya quedó en el olvido Paloma, no tenés porque preocuparte más. Las dos hemos actuado mal, aunque Mateo tampoco se salva.

- Hablando sobre Mateo...

Y entonces le conté absolutamente todo lo que había pasado desde la última vez que nos vimos.

Ella se quedó en silencio, escuchando todo y asintiendo de vez en cuando. Hasta que llegué a la parte final y una mueca de asco apareció en su cara.

- ¡Ese hijo de puta! —dijo entre dientes.

- Me duele mucho. —le dije mientras me limpiaba las lágrimas.

- A vos no debería dolerte, sino a él por ser un bastardo. No me puedo creer que haya hecho eso.

- Me lo merezco, lo sé.

- No Paloma, solamente te enamoraste y no hay nada malo en eso. Yo pensaba que él también, pero por lo visto no fue así.

Me limité a hundir aún más mi cabeza en su pecho y quedarme en silencio. Esta situación me ponía de los nervios.

Pasaron algunos minutos así que levanté mi cabeza, la miré a la cara y finalmente hablé.

- Bueno, cuéntame algo sobre vos también. Llevo media hora hablando yo sola. —dije soltando una risita nerviosa.

- No hay mucho que contar, no me ha pasado nada importante por ahora.

- ¿Y el embarazo cómo va? —pregunté para cambiar de tema.

- Eeee bueno, sobre eso...











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𝐏𝐚𝐥𝐨𝐦𝐚 𝐈𝐈𝐈; 𝐓𝐑𝐔𝐄𝐍𝐎 Where stories live. Discover now