Prologo

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Fecha: 29 de enero de 2022

Eileen Saoirse Luna MacCann, ese era su nombre, era una joven de 15 años, su padre era un famoso pintor mexicano y su madre una gran empresaria irlandesa.

Eileen, proveniente del celta, significaba "tan bella como el sol".

Saoirse, también proveniente del celta, significaba "libertad".

Y es que así era ella, un alma libre, una joven fuerte y decidida y si, su nombre realmente la describía, ella era tan bella como lo era el sol.

- Saoirse, apresurate. - gritó su madre, subiendo al auto, iban a recoger a su familia al aeropuerto, pues desde que se habían mudado a Grecia por el trabajo de madre, ya no los había vuelto a ver.

- Ya voy. - gritó desde su habitación.

- Bien, tu madre está muy molesta, si no bajas ahora va a dejarte. - su padre llegó hasta su habitación sonriendo. - Dime, ¿acaso tenias que sacar precisamente la impuntualidad de mi?

- Es la sangre mexicana papá. - rió la pelirroja, dándole un beso en la mejilla mientras corría escaleras abajo.

- Saoirse, tu abuela estará muy molesta. - ella la reprendió.

- Lo siento mamá. - se disculpó, mientras ambas emprendían camino. - Queria verme bien.

- Te ves hermosa hija. - le sonrió. - Compre algo para ti, feliz cumpleaños mi amada niña.

La mujer le entregó una pequeña caja, en la que venia una especie de diario, pero su empastado parecia ser de siglos atrás.

- Lo vi en la tienda de reliquias, dicen que es de la epoca del imperio otomano. - ella sonrió, observando como los ojos de su hija parecían iluminarse.

- Es hermoso. - susurró, agradeciéndole con una sonrisa.

Saoirse había heredado el gusto de su padre por la pintura y era muy buena en eso, amaba hacerlo, era su pasatiempo favorito.

Sus padres nunca habían cuestionado su extraño gusto por esa cultura, contrario a eso, su madre incluso le había pagado un curso para aprender a hablar el idioma turco.

Llegaron hasta el aeropuerto, observando a su familia llegar, todos formaban parte de la familia de su padre, pues su madre habia quedado huérfana desde muy joven.

- Querida Eloise. - su abuela abrazó a su madre. - Me alegra tanto verte.

- Antonio nos espera en casa, pensamos que tal vez se sentirían mas cómodos ahí que en un hotel. - le sonrió.

- No debieron molestarse querida. - ella sonrió. - Mirate Eileen, estas enorme, feliz cumpleaños querida.

La abuela la abrazó con una sonrisa, mientras todos subían al auto, quedando solo ella y su abuelo para subir el equipaje.

- Y entonces, ¿te gusta este lugar? - le preguntó con una sonrisa.

- Es muy diferente a México, pero es hermoso, seguro va a encantarte. - ella le sonrió, subiendo al auto junto a el.

Amaba a su abuela, pero la relacion que tenia con su abuelo era mas cercana, el siempre sabia que decir y podía hablar de cualquier cosa, parecía entenderlo todo.

- ¿Quieren pasar por algo de tomar? - ofreció su madre.

- Me encantaría un café, pero no quiero retrasarnos. - susurró su abuela.

- Yo lo compro abuela. - se ofreció la joven, mientras bajaba del auto, yendo hasta una cafetería.

Entró a la pequeña cafetería, observando la calidez que envolvía al lugar, dirigiéndose hasta la barra.

- Un capuchino por favor. - pidió.

- Enseguida señorita. - respondió el mesero, mientras ella tomaba asiento, observando a la mujer a su lado.

Ella era realmente bonita, su cabello era tan rubio que parecía oro, mientras tenia unos muy hermosos y característicos ojos grises, algo extraño para Saoirse, nunca había conocido a alguien con ese color de ojos.

- ¿Es un libro de la historia otomana? - sonrió Eileen, tratando de sacar conversación.

- Lo es, digamos que me cree una extraña obsesion por los sultanes otomanos. - sonrió la joven rubia, quien no parecia tener mas de 20 años.

- Mi favorita es la sultana Hasret, creo que no existió mujer mas poderosa que ella o bueno, la sultana Kösem lo intentó, pero su obsesion por el poder nubló su vista. - comenzó a hablar la joven. - Ademas la sultana Hasret era una reina de Francia y fue una de las fundadoras del sultanato femenino, además de que se dice que era muy hermosa.

- Veo que te gusta la historia otomana. - sonrió la rubia.

- Oh me encanta. - ella la miró apenada, extendiendo la mano para saludarla. - Soy Eileen Saoirse.

- Soy Gaia. - ella tomó su mano, dándole una sonrisa.

Ambas vieron su conversación interrumpida cuando un joven llegó hasta la rubia, dandole un beso en la mejilla.

- Hola cariño. - susurró.

- Mehmed, te presento a Eileen. - sonrió.

- Un placer señorita. - el tomó su mano, saludándola de forma educada. - Vamos, nuestras bebidas están listas.

- Si, dame un segundo y te alcanzo. - Gaia sonrió, viéndolo irse. - Fue un placer conocerte Eileen.

- Igualmente. - la joven sonrió.

- Oh, por cierto, suerte. - la rubia sonrió, marchándose, dejándola totalmente confundida.

- Su capuchino señorita. - el mesero le sonrió, mientras ella aun observaba confundida a la rubia, quien ahora salia de la mano con el apuesto chico.

Ambos se miraban de una manera especial, podías ver el amor surgir de su mirada.

- Muchas gracias. - sonrió, tomando el capuchino.

Antes de poder salir, el mesero puso un papel en sus manos, era una pequeña nota, "la familia siempre es primero"  leyó confundida, mientras el mesero desaparecia.

Ella solo negó saliendo de la cafetería, eso había sido demasiado extraño.

- Gracias querida. - le sonrió su abuela.

Su madre puso nuevamente el auto en marcha, mientras su abuelo la miraba, había curiosidad en sus ojos.

- ¿De donde has sacado ese papel? - preguntó en un susurro, observando como ambas mujeres hablaban sin parar.

- Me lo ha dado el mesero, fue algo extraño. - ella se lo entregó, mientras su abuelo sonreía al leer las lineas, le habían recordado una frase de una vieja amiga.

- Ilyas, deja a tu nieta tranquila. - se rió su abuela, mientras el reía también.

Todos bajaron del auto al llegar a casa, mientras la joven caminaba directo hasta la playa, se sentía confundida por lo que habia sucedido, ¿suerte? ¿porque necesitaría suerte?

Se sentó sobre la arena, observando el papel frente a ella "la familia es primero", ¿a que se refería? ¿y porque le había dado esa nota?, tomó el cuaderno en su mano, notando un pequeño detalle en la esquina de este, los poemas, cartas y dibujos dentro de el pertenecían a alguien, firmaba en turco, solo con el nombre de Selim, pero todos tenian la misma dedicatoria, eran para la sultana Hasret.

¡Gracias por leer!❤

Kösem Mihrişah Sultan ||•Sultan Ahmed•||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt