Kösem Mihrişah Sultan ||•Sultan Ahmed•||

Capitulo 13

— ¿Quien le ha hecho daño a Kösem? ¿Quien lastimó a mi hermana? — Nurbanu gritaba molesta hacia Bulbul.

— Mi sultana, Mahfiruze ha sido pero Kösem la ha perdonado. — el la miró. — Nuestro sultan la dejó decidir el futuro de la hatun y ella decidió perdonarla.

— ¿Pero que le pasa a Kösem? — la rubia lo miró confundida. — Esta era su oportunidad, esa maldita salvaje la atacó, debería haberla decapitado por eso.

— La señorita Kösem es inteligente sultana, además de que posee la astucia de mas de mil hombres, seguro tiene un plan. — el le sonrió.

— No se si así sea Bulbul, la conozco muy bien, a veces se deja dominar por sus emociones. — Nurbanu negó. — Tal vez al amanecer me pueda explicar lo que sucedió.

— No se preocupe sultana, su majestad ha exiliado a la hatun al viejo palacio ha recibido un castigo de igual forma.

Fecha: 09 de noviembre de 1618

Mihrişah observó las flores en su habitación con una sonrisa, tenían una nota en ellas, una que la hizo sonreír sin dudarlo.

"Han florecido esta mañana y al verlas mi mente me guió hacia ti, mi sol, te elegiría sobre el mundo entero si fuera necesario.

Hay muchas mas de estas en nuestro pequeño jardin, puedes venir y verlas, estoy seguro que te encantaran".

La leyó una y otra vez, sonriendo como chiquilla enamorada, tomando la decision de ir al jardin, queria ver con sus propios ojos las flores.

Entró, observando a un joven en medio del lugar, mientras este le daba la espalda, confundiéndola, el no era su Ahmed.

— Eileen. — sonrió el al verla.

— ¡Alexander! — la joven se acercó hasta el con una gran sonrisa en sus labios.

— ¿Que fue lo que te hicieron? ¿Quien te lastimó de esa manera? — el la miró preocupado.

— Una mujer del haren me atacó. — ella respondió. — Ella me encerró y me atacó con unas tijeras.

— Te juro que intenté regresar y buscarte, quise encontrarte. — el se explicó rápidamente. — Dijeron que era imposible, que no podría sacarte de aquí.

— Lo es, es imposible. — ella lo miró con tristeza. — Bastian vino, intentó rescatarme y lo asesinaron frente a mi, la sultana Safiye lo mató.

— Puedo ayudarte a escapar Eileen. — el tomó su mano, mostrándole el broche que ella había lanzado hacia el, mismo que ahora colgaba de su cuello como si de una cadena se tratase.

La joven soltó sus manos con una pequeña sonrisa en el rostro y justo cuando estaba a punto de responderle, Ahmed entró al jardín junto a unos soldados, tomándolos por sorpresa mientras clavaba su mirada sobre ambos.

— Su majestad. — Alexander lo reverenció.

— Mihrişah. — susurró Ahmed, acercandose a ambos.

— Mi sultan. — la pelirroja hizo una reverencia. — He venido a ver las flores y me he encontrado con el, ¿quien es? Dijo que no puede hablar conmigo porque es contra las reglas.

— Su nombre es Iskender, es un soldado nuevo de los jenízaros, estamos entrenando juntos. — el lo miró aun con desconfianza. — Iskender, ella es Mihrişah, mi favorita.

Ahmed recalcó las últimas dos palabras, sorprendiendo al muchacho, quien trató de disimular, solo asintiendo hacia ella, mientras la pelirroja lo miraba con una mueca extraña en su rostro, ¿acaso esos habían sido celos? ¿estaba inmiscuida en una guerra silenciosa de ego entre hombres y no lo había notado? El nunca solía llamarla como su favorita, ¿por que lo hacia ahora mismo?

— Iskender, suspenderemos nuestra práctica. — el le dió una una mirada. — Tengo asuntos que resolver.

— Como ordene su majestad. — el asintió, haciendo una reverencia para después salir del lugar. 

— ¿Que ocurre? Su rostro luce serio, ¿está molesto? — preguntó con voz dulce la joven, acercándose a el.

— Vamos a mis aposentos. — Ahmed tomó su mano, llevándola con el.

— Está lastimándome su majestad, no puedo caminar tan rápido como usted. — se quejó la pelirroja al llegar a los aposentos.

— ¿Que hacías en el jardín con Iskender? — la miró molesto. — No soy tonto Mihrişah, se que hablaban de algo.

— Por supuesto que no Ahmed. — negó con fingida inocencia. — Yo si hablaba realmente, pero el se negó a mirarme si quiera.

— ¡Mihrişah! — gritó fastidiado, asustandola. — No me gusta que me mientan.

— No podría mentirte Ahmed. — ella se acercó lentamente a el, pasando sus manos por su abdomen, abrazandolo por la espalda. — No debería desconfiar de mi amor, jamas podría mentirle.

Ahmed iba a responder algo, justo cuando un sonido los interrumpió, era la señorita Dudu, anunciando que la sultana Fahriye quería entrar a los aposentos, haciendo que el joven sultán asintiera, permitiéndole entrar.

— Espera en el balcón Mihrişah, seguiremos hablando sobre esto. — ordenó, mientras ella asentía y cumplía con la orden.

— Mi sultan. — Fahriye entró en los aposentos apresuradamente, haciendo una reverencia. 

— ¿Que ocurre sultana? 

— No voy a defenderme, no hay una disculpa para lo que hice, pero no me arrepiento. — ella agachó la cabeza. 

— ¿Que quieres de mi sultana? — preguntó con interés.

— Me casé tres veces, jamas me preguntaron si queria, nunca fui feliz, no conocía el amor, no viví, no viví nada hasta que Mehmed Giray me salvó de la muerte, el es mi luz, mi aliento, me dio la vida. — fue entonces que ella se arrodilló ante el. — Ahora permítame ser su aliento tambien.

—  Un sultan debe enaltecer la lealtad y castigar tajantemente toda traición, de lo contrario no será respetado. — la mirada de Fahriye se llenó de ira al escucharlo, levantandose inmediatamente. 

— ¿Y tu crees que te respetan? Para la comunidad todavía eres un sultán novato y sin experiencia. — respondió iracunda.

— ¿Como te atreves? — Ahmed la miró molesto.

— Solo sigues ordenes, no eres mas que un títere que hace todo lo que le susurran al oído. 

— ¡Sal de aquí ahora! — gritó molesto. — ¡Dudu entra!

— Esa es la verdad. — Fahriye siguió atacando. — ¿Cuando te volviste tan cruel como los demás?

— LLeva a nuestra sultana a sus aposentos y mañana llevala a la torre de justicia, habrá una ejecución y quiero que ella esté presente. — ordenó a Dudu. — ¡Ahora fuera de aquí! ¡Largo!

Ahmed gritó furioso, sintiendo la ira recorrerlo, mientras lanzaba todo lo que estaba encima de su mesa.

¡Gracias por leer! <3