Capitulo 3

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Sahnaz salió, asomando su cabeza primero, no quería ser descubierta y que la regresaran a la habitación.

Notó entonces que no habia nadie en los pasillos y siguió avanzando, el palacio era hermoso, mas de lo que ella lo había imaginado, también pudo ver que ya era de noche, pues las velas eran lo único que iluminaba el lugar.

Sonrió al encontrar un pasillo escondido con una gran puerta al fondo, era una especie de mazmorra, estaba oscuro y no parecía haber nadie ahí.

Entró en el lugar con una sonrisa, si bien podían decir que de algo pecaba, era de su impetuosa curiosidad.

— ¡Ay por Dios! — gritó en un marcado idioma griego, cuando un leon se abalanzó contra ella, asustandola. — Dios, te prometo no volver a entrar en lugares prohibidos, pero no dejes que esa bestia me coma.

— Hey. — Ahmed lanzó una flecha al leon, atravesando su costado, haciendo que la joven suspirara aliviada.

— Oh, Dios gracias. — ella susurró, aun en griego.

— ¿Quien eres tu? — preguntó el hombre que la había salvado, verificando que la joven se encontrara en buen estado, para después observar a sus guardias. — ¿Como es que no han revisado las cadenas de mi leon?

La joven pudo entender con claridad la ultima frase, observando al hombre como si de un loco se tratase.

— ¿Tu leon? — le gritó, haciendo que la mirada del muchacho se clavara en ella, sin entender de que hablaba. — ¿Que clase de loco tiene un leon? Pudo martame, puede matar a cualquiera, ¿que acaso los hombres de esta epoca no tienen cerebro?

— No puedo entender lo que dices. — el la miró confundido, pues a pesar de que Anastasia le había enseñado un poco de griego, el no lo comprendia aun con fluidez.

Fue entonces cuando la mirada de la joven chocó con los ojos del hombre, quien no pudo explicar lo que sintió en ese momento pero sonrió, la chica frente a el no dejaba de hablar y no podía entenderla, pero creía que ella era realmente bella. Observó entonces que su rostro tenia una leve mancha morada y su labio estaba roto, haciendo que frunciera la frente con enojo, ¿quien podría haber lastimado de esa manera a esa bella mujer?

— ¿Como es que estas aquí? — exigió saber, saliendo de su ensimismamiento. — ¿Quien te ha dejado entrar?

Trató de recordar, pero estaba seguro de que jamas la había visto en el palacio, recordaría su bello rostro si así fuera y sobretodo, ese color tan característico de cabello.

— Responde mujer, ¿como es que nunca te había visto aquí? — exigió saber.

Sahnaz pensó rápidamente en una mentira, pero nada le cruzaba por la mente en ese momento, así que el nombre de Nurbanu vino a su mente, pensando en que ella podría lidiar mejor con el problema en que posiblemente se había metido, pues no sabia quien era el hombre frente a el, pero se notaba furioso.

— Yo... La sultana Nurbanu me ha traído de Grecia. — dijo con rapidez, haciendo que el semblante del hombre cambiara.

Sahnaz no pudo pensar en nada mas que decir, pues por la apariencia del hombre, lucia como alguien importante, quizá seria un paşa o un soldado, igual era de temer.

— ¿La sultana Nurbanu? — preguntó el con una sonrisa. — ¿Porque te ha traído?

Sahnaz entonces lo miró a los ojos, pensando en si debía contarle todo, pues quiza si lo hacia el podría compadecerse de ella y dejarla ir, así que decidió mostrarse sumisa, era la mejor opcion que tenia, pues recordaba que los turcos eran muy cuidadosos con su seguridad y no quería ser ejecutada en sus primeros días en el palacio.

— Ella dijo que soy un presente para el sultan. — agachó su mirada, haciendo sonreír a Ahmed. — ¿Usted sabe quien es el? He escuchado que es aterrador y que si lo miras fijamente es capaz de ejecutarte, ¿es en realidad tan malo?

— No lo es. — negó con una mueca de confusión en su rostro, mientras Dervish se acercaba, pero antes de hablar fue detenido por Ahmed. — Lleva a la señorita nuevamente al harén, se ha perdido por los pasillos.

— Como usted ordene...

— Paşa. — Ahmed lo interrumpió, mirándolo fijamente, mientras la confusión se reflejaba en los ojos del soldado.

— ¿Es usted un paşa? — preguntó la joven, fingiendo estar apenada.

— Mahmut paşa. — sonrió, haciendo que Dervish lo mirara aun mas confundido.

— Gracias por salvar mi vida Mahmut paşa. — sonrió, yendo junto al soldado.

— Ha sido un placer. — el también sonrió viéndola irse, recordando entonces que ni siquiera había preguntado su nombre.

— ¿Como has llegado al palacio? — Dervish preguntó a la joven.

— La sultana Nurbanu me trajo. — respondió con una pequeña sonrisa, tratando de parecer inofensiva e inocente.

— ¿La sultana? — hizo una pregunta para si mismo, recordándose avisar de ello a la sultana Handan, debía saber que la mujer ya habia hecho su primera jugada y a juzgar por el rostro de su sultan, la joven si que lo había impactado con su belleza.

La pelirroja le dio una sonrisa inocente, mientras el hombre la conducía al harén, dejándola cerca de este, pues el no podía entrar a ese lugar.

— Gracias. — ella hizo una pequeña reverencia, esperando a que el hombre se fuera para volver a su habitación, esperaba que nadie se enterara de eso y por nadie, se referia a Moira, ella era realmente aterradora cuando se lo proponía.

Ahmed sonrió al llegar a sus aposentos, estaba realmente encantado con la belleza que la joven poseía.

Unos toques en la puerta lo interrumpieron, su amada Mahpeyker estaba ahí, pero por esa ocasión, por esa unica vez, no deseaba verla en ese momento, deseaba que amaneciera ya, debía ir a ver a la sultana Nurbanu, pues quería saber todo de esa joven.


¡Gracias por leer!❤

Kösem Mihrişah Sultan ||•Sultan Ahmed•||Where stories live. Discover now