Capitulo 11

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— ¿Que haces aquí arpía venenosa? — Safiye observó a Nurbanu con una sonrisa soberbia.

— Estoy observando como la estúpida guerra entre usted y Handan lleva a la muerte a Ahmed. — le sonrió hipócritamente.

Las tres mujeres observaron la disputa entre Ahmed y los soldados, quienes enfurecidos, reclamaban el bono que se les había prometido.

— En tu afán de ocupar mi lugar mataras a tu hijo Handan. — Safiye la miró.

— Sultana, su nieto está en peligro, el es el futuro de la dinastía otomana, por favor haga algo, detenga a esos perros hambrientos. — rogó Handan, mirando fijamente a Safiye.

— Que Allah le conceda larga vida a nuestro nieto, lo que deseamos es solo su bondad. — respondió suavemente con una sonrisa de triunfo en sus labios.

— Por supuesto que tendrá larga vida. — Nurbanu las miró a ambas, saliendo del lugar, encontrándose a Ahmed en el pasillo. — Su majestad.

— Nurbanu, no es un buen momento ahora mismo. — el negó, mirándola con cansancio.

— Estoy aquí para aliviar sus penas majestad. — le sonrió. — Usted pagará el bono de esos soldados, lo hará con mi tesoro personal.

— No puedo permitir que hagas esto Nurbanu, es algo que yo debo resolver. — el negó.

— No es una pregunta Ahmed. — la mujer acarició su rostro. — Te he cuidado desde que eras un niño, no permitiré que nada te suceda, no si puedo impedirlo.

— No puedo aceptarlo sultana, es demasiado. — nuevamente negó.

— Entonces tomalo como un préstamo. — le sonrió, observando a Dervish. — Ve y avisa a los soldados que nuestro sultan pagará sus bonos hoy mismo, dejales claro que lo hará porque es un hombre generoso.

— Como ordene. — Dervish asintió.

— Sultana. — Ahmed besó su mano. — Sigue siendo un angel para mi.

— Prometí protegerte siempre Ahmed, lo cumpliré hasta mi ultimo dia. — la rubia sonrió, dejándolo ir.

— Dervish. — Nurbanu llamó su atención.

— ¿Si sultana?

— Todos esos hombres, los que armaron la revuelta. — el asintió. — Son hombres de la sultana Safiye, ella los compró.

El agha entonces la miró fijamente, comprendiendo al fin todo.

— Que no se queden sin castigo Dervish. — lo miró con seriedad, mientras el hombre asentía, marchándose del lugar.


Fecha: 08 de noviembre de 1618

— El shayj al-islam ha sido despedido de su cargo. — Ahmed sonrió hacia Mihrişah. — Ese es su castigo por trabajar para la sultana Safiye.

— Es un castigo merecido su majestad. — la joven sonrió hacia el, mientras el sultan la abrazaba con fuerza, besando su frente.

— También deje libre a Mustafá, tenias razon, no es su culpa todo lo que pasó. — le dio una sonrisa. — He decidido darle una nueva oportunidad a Halime, espero que esta vez no lo arruine nuevamente.

— Allah mediante valorara la oportunidad que le está brindando. — Mihrişah sonrió. — Estoy muy feliz de que haya tomado esa decisión.

— Hoy luces mucho mas hermosa que nunca mi sol. — acarició su mejilla, mientras ella solo sonreía.

— Escuché del conflicto que tuvo con los soldados. — lo miró a los ojos. — Me preocupé mucho cuando supe que desenfundaron sus armas contra usted.

— No tienes nada de que preocuparte mi hermosa Mihrişah, no volverán a revelarse jamas, recibieron su castigo. — dijo de forma seria.

— Deben comprender quien es Ahmed, ellos deben saber quien es su sultan. — ella sonrió orgullosa, haciéndolo sonreír también.

— ¿Sabes? Eres buena para mi ego. — el besó su mejilla.

— Su majestad. — un guardia entró, trayendo a un joven con el.

— Creo que es momento de irme. — la joven sonrió, haciendo una reverencia para después marcharse ante la atenta mirada y sonrisa de Ahmed.

Kösem salió de los aposentos con una sonrisa, observando entonces a la distancia como la sultana Handan y Dervish agha conversaban, pareciendo estar disgustados el uno con el otro.

— Sultana. — ella se acercó con una sonrisa deslumbrante, observando el semblante de la mujer tensarse.

— Kösem. — susurró seria, haciendo que la sonrisa en el rostro de la pelirroja se hiciera aun mas grande. — ¿Que haces aquí?

— Estaba en los aposentos de nuestro sultan, madre sultana. — la mujer pareció tener un atisbo de sonrisa en su rostro al escuchar la ultima frase.

— Bien, vuelve al harén. — ordenó, mientras la joven asentía, haciendo una pequeña reverencia antes de marcharse.

La pelirroja sonrió para si misma, ya sabía por donde debía atacar a Handan, había confirmado con sus propios ojos lo que los libros decían, esa mujer estaba enamorada del agha mas fiel al sultan e iba utilizar esa información a su favor, después de todo, aun tenia que sacar a Mahfiruze del camino.

— ¿Donde estabas niña? — Cennet se acercó a ella, comenzando a olfatearla. — Estuviste en los aposentos del sultan.

— ¿Como? ¿Como lo supo? — Mihrişah la miró sorprendida.

— Yo lo se todo Kösem, siempre lo se todo. — la kalfa sonrió.

— ¿Como se encuentra la sultana Safiye con las noticias? — Kösem sonrió burlona.

— Muerdete la lengua pequeña serpiente. — respondió molesta.

— Lo haría, pero corro el riesgo de envenenarme. — guiñó un ojo hacia ella, dandole una sonrisa divertida antes de hacer una pequeña reverencia e ir a las habitaciones de favoritas.

— Hola Kösem. — Mahpeyker saludó, justo cuando la pelirroja entraba a la habitación.

— Hola Mahpeyker, como siempre, que placer verte. — sonrió.

— Lo mismo digo Kösem, me encanta saber que has amanecido viva el día de hoy. — la rubia también sonrió. — Como puedes ver, compartiremos aposentos a partir de hoy.

— ¿Que? ¿Te has enamorado de mi tan pronto que ahora deseas pasar todo el tiempo conmigo? — la pelirroja sonrió divertida, haciendo reír a la rubia.

— No puedo negar que me produce cierto placer saber que compartiremos aposentos. — se levantó de la cama, acercándose lentamente a ella. — Ya sabes, muchas personas mueren por la noche, estaré aquí para asegurarme que no te suceda.

— Oh, eres tan amable chucky rubia. — hizo una mueca de absoluta diversión. — Pero no tienes que preocuparte por mi querida, pasó todas las noches en los aposentos de nuestro sultan, ya sabes, avivando la llama del amor.

La pelirroja guiñó un ojo hacia ella, quien de inmediato borró su sonrisa, saliendo de la habitación furiosa.

— Oh, y yo que creí que teníamos una conversación amigable. — susurró Mihrişah para si misma. — Mm, tal vez el cambio de habitación afectó sus neuronas.

La pelirroja sonrió totalmente divertida con sus palabras, recostándose sobre la cama, con una mueca de triunfo sonre su rostro, mientras sus pensamientos iban directamente a Ahmed, haciéndola sonreír nuevamente.



¡Gracias por leer!❤

Dejé muy abandonada esta historia, así que próximamente habrá maratón :)

No se ustedes, pero tremenda química que se cargan Mahpeyker y Mihrişah ;)

Mientras tanto, dejo una bella fotito de Ahmed y Mihrişah en multimedia ❤

Kösem Mihrişah Sultan ||•Sultan Ahmed•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora