Capitulo 18

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Mahpeyker había ido hasta los aposentos de Ahmed, entrando de forma insolente tras el, pues ella realmente necesitaba una explicación o se volvería loca.

— ¿Por que se casó con ella? — preguntó la rubia, viéndolo fijamente, estaba llena de ira y su mirada lo reflejaba. — ¿Por que lo hiciste Ahmed?

— No tengo que darte explicaciones Anastasia. — el negó sin mirarla, enfocándose en el mapa sobre su mesa.

— ¿No tiene que? — sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, sintiendo la decepción llenarla. — Dijo que me amaba, usted prometió que seria la única mujer en su vida y su corazón, usted me prometió el mundo, prometió bajar la luna para mi y ahora se ha casado con otra mujer, la ha llevado al harén, tomando su mano de forma orgullosa, poniéndola por encima de cualquiera, entonces digame, ¿que fue lo que cambió? ¿como es que rompió cada una de sus promesas conmigo?

Ahmed la miró con cierta pena, sintiendo que quizas Nasia podría tener un poco de razón, el le había prometido muchas cosas y ahora se estaba portando como un imbécil con ella, como si solo hubiese sido un juguete que desechó cuando se hartó y encontró uno nuevo.

— La amo Mahpeyker. — la miró a los ojos, realmente quería decirle la verdad. — Me casé con Mihrişah porque la amo.

— ¿Como puede amarla? ¿Como es que dejó de amarme en tan poco tiempo? — se negó a creer lo que escuchaba, albergando en ella una esperanza, albergando el deseo de escucharlo negar que ya no la amase, pues su vida acabaría en ese momento.

— Mihrişah es el amor de mi vida Nasia, ella se convirtió poco a poco en la mujer que ocupaba mi mente y mi corazón, no puedo ir contra la corriente y negarlo, yo solo puedo aceptarlo y resignarme. — el se sintió aun mas miserable, pero necesitaba dejar claro lo que sentía. — Ella es mi luz, es quien alumbra la oscuridad de mi mente, quien llena de alegría mis días, quien me hace sentir digno de cualquier cosa, ella me guia cuando pierdo el control, me ayuda a sobrellevar la rabia, me hace sentir vivo, cuando la veo, hay cientos de colores y melodías a su alrededor, veo alegría rodeándola, ¿como podría no amarla? Ella me ha sacado de la oscuridad y me mostró lo brillante y liberador que es sentir la luz del sol, lo que es sentir su luz, me enseñó lo hermoso que es amarla.

La rubia entonces comenzó a derramar sus lágrimas sin control, sentía como su corazón se destrozaba con cada palabra que salia de los labios del joven sultan, pues mientras e se desvivía en halagos para esa mujer, ella simplemente se hacia mas pequeña ante su imagen.

— Ella no lo ama, no como yo lo hago. — dijo con amargura, secando violentamente sus lágrimas. — Entonces ¿por que conformarse?

— Tienes razón. — asintió de acuerdo, formando una suave sonrisa. — Mihrişah no me ama, tal vez no me ame nunca, tal vez jamas pueda sentir por mi ni siquiera una cuarta parte del amor que yo siento por ella, pero no me importa, porque con el amor que yo siento es suficiente para ambos.

— Lo va a lastimar, va a herirlo y destrozará su corazón como usted lo ha hecho hoy conmigo, no tengo dudas que así será, pero la diferencia estará en que usted ya lo sabrá, no le tomará por sorpresa el día en que lo destroce así sin mas. — soltó con veneno, abandonando los aposentos de Ahmed después de eso.

El joven sultan negó, sabia que esa era una posibilidad, sabia que probablemente Anastasia tenia razon y que quizá su corazón seria el mas lastimado con esto, pero la amaba lo suficiente para correr el riesgo, la adoraba tanto que no le importaría servirle como esclavo, no le importaba si ella rompía su corazón después, porque justo ahora, el era el hombre mas feliz del mundo con ella a su lado.

Unos toques en la puerta interrumpieron sus pensamientos, haciendo que se concentrará en la hermosa pelirroja que entraba a los aposentos.

— Estas mas hermosa que nunca amor mio. — sonrió al verla, tomando su mano para besarla. — Ansiaba poder tenerte aquí, solo tu y yo.

— Imagino que no era por mis excelentes temas de conversación. — Mihrişah respondió, tomando la iniciativa para besarlo.

— Debes saber que es un placer para mi poder escucharte el resto de mi vida mi luz. — el sultan sonrió. — Ven, vamos a nuestro jardin, me apetece observar el cielo junto a ti mi amor.

Ambos se encaminaron hacia su pequeño lugar, sonriendo inmensamente, podías ver el amor brillando en sus ojos, mientras Ahmed masajeaba ligeramente los brazos de la joven.

— ¿Que es lo que mas deseas en el mundo Ahmed? — la pelirroja preguntó, girándose para verlo a los ojos. — Me refiero a cualquier cosa, algo muy simple, algo que desees desde hace tiempo.

— Toda mi vida desee ser alguien normal Mihrişah, sin el peso que conllevaba ser un príncipe del imperio. — sonrió con nostalgia. — Mi vida ni siquiera me pertenecía hasta que me convertí en sultan, aun así siento que no me pertenece, todo el tiempo tengo que pensar en los demas, en ser un gobernante justo, en ser un sultan.

— Puedes ser solo Ahmed conmigo amor mio, yo puedo ser tu lugar seguro. — le sonrió, acariciando su rostro, deteniéndose un momento en sus ojos y piel, lucía pálido y su mirada se veía cansada, aun así sonrió al escuchar la forma en que lo llamó. — ¿Te sientes bien? Pareces cansado.

— Han sido días difíciles luz de mi vida, estoy cansado. — le dio una sonrisa amable.

— Entonces volvamos a tus aposentos. — ella lo tomó de la mano, guiandolo nuevamente hasta la habitación, acostándose en la cama junto a el. — Duerma ahora mi sultan, yo estaré aquí cuando despierte, yo siempre estaré aqui, estaré donde tu estes.

— Te amo Mihrişah. — sonrió, besando su mano antes de dejarse llevar al fin por el sueño y permitirse despues de mucho tiempo descansar.



¡Gracias por leer!❤

Kösem Mihrişah Sultan ||•Sultan Ahmed•||Où les histoires vivent. Découvrez maintenant