Capítulo 3: Emboscada

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Caitlyn conducía a toda velocidad al distrito abandonado de Zaun. Aquella parte de la ciudad subterránea donde alguna vez habitaron grandes empresarios pero ahora reinaba la decadencia.

Mientras doblaba, no pudo evitar preguntarse si hacía aquello porque creía en Vi o para evitarla. Cada segundo que había pasado a su lado parecía una tortura. La herida en su pecho era como un gran agujero que había resurgido cuando sus miradas se encontraron. Y ahora, dudaba.

— Casi llegamos, Sheriff — anunció Tiberius.

El hombre le indicó donde estacionar, la veía distraída. Y entendía perfectamente por qué.

Todos tenían instrucciones de detener los vehículos antes de entrar a aquel barrio despoblado. Luego, debían desplegarse para rodear la casa y todas las salida de emergencia. Con suerte, encontrarían a Silco y Jinx solos y podrían detenerlos.

— Todos están en sus posiciones, Sheriff — indicó Ekko desde un intercomunicador.

Desde el último ataque de Jinx, Ninnie ya no participaba de ningún operativo que requiriera dejar la estación. Pasaba sus días detrás de su escritorio, como secretaria. Ekko había tomado su lugar como comunicador de Caitlyn.

Tiberius se paró a su lado, cerca de la entrada y divisaron a los fornidos guardias. Con un gesto le indicó a él y a su equipo que procedieran, y en cuestión de segundos estuvieron apuntándoles. Los hombres de Silco, habiendo sido tomados por sorpresa, no tuvieron más opción que bajar las armas. Los superaban ampliamente en número.

A lo lejos, en una entrada, se escuchó un tiroteo. Mientras reducían a los hombres, Caitlyn se dirigió al lugar.

Cuando llegó encontró a uno de sus vigilantes herido, pero del otro lado se habían llevado la peor parte. Cinco hombres de Silco yacían muertos en el suelo. Le indicó al hombre de su equipo que se retirara, y continuó con los demás. Apuntando en todo momento con su rifle, lista para disparar, entró encabezando al equipo. Les indicó con una seña que revisaran toda la casa, la cual parecía vacía.

Subió unas enormes escaleras, el lugar entero se encontraba en silencio. Cuando estuvo en el primer piso, se encontró con varias habitaciones cerradas. Una a una, fue abriendo las puertas de una patada mientras continuaba apuntando, por si alguien se escondía dentro. Cuando llegó a la última, comprobó que estaban vacías. Miró alrededor un momento: una cama individual destendida se encontraba contra una venta. Una mesa de luz y un placard, pero no había mucho más. Estaba por irse, cuando algo llamó su atención de reojo. Un pequeño brillo, algo que reflejaba la luz de la luna entrando por la ventana. Caitlyn se acercó, y al lado de la cama parecía haber algo tirado. Se agachó para recogerlo, pensando que podría ser de alguna utilidad para el caso, pero su cuerpo se congeló en el lugar cuando tuvo aquello entre sus manos.

Miró el manojo de cadenas sin parpadear.

"— Un recuerdo de mi parte" su propia voz resonó en su cabeza.

Parecían haber caído en algún descuido y haber sido olvidadas allí. Tal vez aquella misma noche que Vi había dejado la casa, conjeturó, se le habrían caído sin notarlo.

El recuerdo de esa primera noche que pasaron juntas la tomó por sorpresa. Casi había olvidado aquel furtivo encuentro enmascarado que habían compartido tanto tiempo atrás. No entendía que hacían aquellas cadenas ahí, si Vi afirmaba haberlas perdido, pero por algún motivo allí yacían. Y ahora las tenía en sus manos, todavía sin poder moverse.

" — Bueno, Rose, resulta que lucís como mi aperitivo favorito.

— ¿Con que sí?, ¿de casualidad tenés hambre?

Solsticio de Invierno (Caitlyn x Vi)Where stories live. Discover now