Capítulo 4: Retorno

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Vi miró con detenimiento la imagen frente a ella en el gran espejo. Recorrió con sus dedos el traje azul de vigilante que sus amigos le habían conseguido. Acarició los botones metálicos de la camisa y suspiró. Definitivamente no estaba lista para aquello.

Había pasado una semana entera desde su encuentro con Caitlyn. Viktor y Jayce habían hecho un trabajo fenomenal escondiéndola, sin mencionar a nadie más que a Ninnie que Vi estaba con ellos. Por pedido de la pelirosa, Caitlyn no debía enterarse de nada. No quería que la buscara para hablar de cosas que no tenían sentido hablar.

Simplemente había decidido tomarse una semana para lamer sus heridas en su nueva guarida con sus amigos, mientras preparaban su traje para reincorporarse a los vigilantes. Si bien no se sentía del todo preparada para enfrentar a su ex novia, al menos podría hacerlo sin llorar. Había podido sacar toda aquella tristeza de su sistema con una semana entera de llanto intermitente. Viktor se había dedicado a contenerla mientras Jayce horneaba toneladas de postres dulces. Estaba eternamente agradecida con ellos.

Dio un último vistazo y salió de su habitación prestada para bajar las escaleras. La pareja la recibió con un gran desayuno ya servido. Era increíble como cuidaban de ella.

— ¡Wow! — exclamó Viktor.

Vi terminó de bajar las escaleras y dio una pequeña vueltecita riendo.

— Te queda pintado, Vi — la halagó Jayce.

Vi les sonrió y se sentó con ellos a desayunar. Intentó distraer su mente hablando de trivialidades, pero a medida que la hora se acercaba no podía evitar sentirse ansiosa. Cuando llegó el momento, subió al auto de Jayce y Viktor los despidió en la entrada. El inventor había prometido llevarla a su primer día de regreso.

— ¡Suerte! — le deseó Viktor.

— ¡Gracias, Viktor! Nos vemos por la noche — se despidió Vi.



— No lo sé, Caitlyn.

Era la décima vez en una semana que Caitlyn preguntaba por Vi. Y la respuesta de Ninnie, aunque falsa, era siempre la misma. La pelirosa le había rogado mantener oculto su paradero, y cumplía con su deseo.

Caitlyn suspiró y volvió a su oficina. Se encerró y continuó leyendo papeles sobre el próximo juicio de Silco y Jinx. No saber donde se encontraba Vi la perturbaba. Quería saber que estaba a salvo.

La puerta se abrió, y su prometido ingreso al despacho sonriendo. Caitlyn observó aquellos rizos alborotados y le devolvió la sonrisa.

— ¿Qué estás haciendo acá? — preguntó intrigada.

El hombre sacó un paquete de detrás de su espalda y posó un té y una porción de torta en el escritorio.

— Te fuiste tan apurada y tan temprano que supuse que no habías desayunado.

Caitlyn sintió su estómago rugir en aquel momento. No se había percatado, pero tenía hambre. Se acercó a él y lo abrazó con fuerza.

— Gracias.

— Lo que sea por mi futura esposa — respondió juguetón.

Caitlyn se ruborizó un poco. Aquellas palabras de alguna forma le traían paz. Podía imaginar su vida al lado de Pain, y no se veía nada mal. Se separó un poco y posó un suave beso en los labios de su novio.

— Me quedaría encerrado en esta oficina toda la tarde devorándote, pero llego tarde al trabajo — susurro en su oído.

Caitlyn soltó una risa y se alejó para caminar hacia su escritorio. Se sentó y agregó azúcar al té mientras lo miraba irse. Desde la entrada, Pain le guiñó un ojo antes de cerrar la puerta detrás de él.

Solsticio de Invierno (Caitlyn x Vi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora