Capítulo 14: Planes

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— Caitlyn, hija.

Cassandra seguía a Caitlyn por la gran mansión, intentando alcanzarla. Había insistido ya varias veces en que se quedara, sin éxito alguno.

Casi ignorándola, Caitlyn apresuró el paso. Se dirigió al armario y descolgó su abrigo. Su madre se detuvo detrás de ella, seguida por Vi, Tobias y sus amigos.

Habían intentado guardar la calma al momento en que el mayordomo anunció las noticias a Caitlyn, y habían conseguido que no cundiera el pánico en la fiesta. Pero aquello no significaba paz para la Sheriff. Por el contrario, había salido como un torbellino lista para abandonar la mansión.

Se volteó y observó a Cassandra.

— No hay necesidad de que te vayas corriendo al centro — insistió — estoy segura de que tienen todo bajo control. El ataque ya pasó y...

Cassandra dejó que su voz se apagara al cruzar sus ojos con los de su hija. Caitlyn la miraba seria, y Cassandra captaba muy bien el sentimiento que transmitía. Suspiró, se acercó a ella y la 

abrazó.

— Tengan cuidado — le pidió.

Le era imposible no temer cada vez más por la seguridad de Caitlyn. Con los años, el peligro parecía haber ido en aumento al punto de poner su vida en peligro constantemente. Era lo que siempre había temido. Sabía desde el día que Caitlyn se había enlistado en las fuerzas que llegaría lejos, y si bien su hija era su mayor orgullo, era también su peor pesadilla.

Luego de despedirse fugazmente, ambas emprendieron con paso ligero la salida de la mansión. 

Vi abrochaba su pesada campera sin prestar mucha atención hacia donde se dirigía Caitlyn. Cuando sus pasos se detuvieron frente a su motocicleta levantó la mirada.

— Necesitamos llegar rápido — se explicó Caitlyn.

Vi intentó contener la sonrisa asomando en sus labios sin demasiado éxito.

— Rápido es mi segundo nombre — contestó mientras le pasaba un casco.

Caitlyn se apuró a subirse y se aferró a Vi con fuerza.

La pelirosa encendió, y enseguida tomaron la carretera hacia el centro a toda velocidad. Vi manejaba sin dejar de acelerar, aprovechando la soledad del camino. Caitlyn sintió su vestido ondular con el viento, y agradeció haberle pedido a Vi pasar por la comisaría.

En tan solo la mitad del tiempo que les hubiera llevado llegar en auto, ingresaron a la estación de vigilantes sin detenerse a saludar. Se dirigieron directamente hacia los lockers, donde cada una guardaba en el propio una muda de uniforme. Se cambiaron sin intercambiar palabara, se abrigaron, y prácticamente corrieron una vez más hacia la flamante moto roja. Vi despegó a toda velocidad hacia Stillwater.

Cuando estacionaron, una desvastadora escena les dio la bienvenida. El lugar entero era un caos. El griterío incesante de la gente inundaba el ambiente acompañado por las sirenas de ambulancias. Los paramédicos trasladaban una camilla tras otra por la puerta principal, algunas con vigilantes gravemente heridos y otras con cuerpos completamente inmóviles y cubiertos por blancas túnicas.

Caitlyn se desesperó. Todos parecían estar atareados con algo. El cuerpo de bomberos de Piltóver ya había arribado y se dedicaba a apagar un incendio en el lado derecho del edificio, donde claramente una de las bombas había comenzado las llamas. Grupos de vigilantes pasaban por su lado, apurados, sin notar su presencia. Todo era un desastre.

A lo lejos, divisó un rostro familiar. Sin perder un segundo, corrió hacia el hombre dando indicaciones. Vi la siguió.Cuando Tiberius se volteó, pudo ver los consternados ojos de ambas observándolo atentamente. No tenía tiempo para palabras amables ni para ponerse al día con ellas. Simplemente procedió a informarles el estado de la situación.

Solsticio de Invierno (Caitlyn x Vi)Where stories live. Discover now