Capítulo 18: Incertidumbre

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Tiberius frotó la espalda de Caitlyn una vez más, intentando reconfortarla. La joven se encontraba agazapada sobre sí misma, con los codos apoyados en ambas rodillas y descansando la cabeza entre sus manos. Había pasado un largo rato así, y el jefe de seguridad guardaba silencio a su lado sin siquiera intentar darle palabras de ánimo. Sabía que nada serviría en un momento como ese.

Las mejillas de Caitlyn ardían. Sus ojos alternaban en intervalos de llanto y sequedad. Cuando pensaba que no había más lágrimas por soltar, comenzaban a caer nuevamente. Respiró lo más profundo que pudo y aguantó la respiración antes de soltarla en un profundo suspiro. Con un lento movimiento levantó la cabeza y miró a Tiberius a los ojos, intentando buscar una respuesta a todo lo que estaba pasando. El hombre se veía tan angustiado como ella.

Caitlyn sintió una vez más como sus mejillas se humedecían. Su mundo se había derrumbado frente a sus ojos, y la impotencia de no poder hacer algo la invadía.

— No puedo perderla — le dijo de repente.

El fornido hombre a su lado asintió. Deseaba decirle que Vi estaría bien, que todo pasaría, pero sabía que no podía prometerle eso. La situación de su antigua alumna era complicada. Tiberius sabía que Vi era fuerte, pero no quería llenarla de esperanzas.

— Pasaron dos horas, Tiberius — se quejó desesperada entre lágrimas.

Caitlyn necesitaba oír que Vi estaba fuera de peligro, pero hacía horas que no veían a ningún médico. Su novia había ingresado de emergencia en una ensangrentada camilla, y los profesionales de turno habían corrido a asistirla. Con desesperación, Caitlyn había oído la voz del médico de cabecera del hospital central cuando gritaba que estaban perdiéndola. Lo último que había visto antes de colapsar de rodillas en el piso ante las palabras era un grupo de enfermeros corriendo a la sala de urgencias, cerrando la puerta detrás de ellos y dejándola allí. Solo se levantó cuando Tiberius la tomó por detrás y la obligó a dirigirse a las sillas en la sala de espera.

— Voy a preguntar — ofreció Tiberius.

Sabía que aquello no servía, pues había preguntado por la pelirosa múltiples veces, pero si hacerlo calmaba a Caitlyn en lo más mínimo no perdía nada intentando. Frotó su espalda una vez más y se levantó del metálico asiento dirigiéndose a la recepción.

Caitlyn limpió sus lágrimas con el dorso del abrigo que Tiberius había colocado en sus hombros. Un dolor incesante penetraba su pecho. Estrujó su mano en un puño y lo golpeó una sola vez contra su propio muslo. Apretando los dientes, intentó que la catarata de lágrimas no fluyera una vez más.

Tiberius tardó apenas minutos en volver, y los impacientes ojos de Caitlyn se dirigieron a él. Con pesadez, sacudió su cabeza negando. Caitlyn estaba harta. Se despojó el pesado abrigo con un rápido movimiento y se paró a toda prisa. Caminó sin dejar que Tiberius la detuviera con su agarre con dirección fija hacia el mostrador de la entrada.

— Quiero hablar con el médico — exigió Caitlyn.

La joven al otro lado del escritorio suspiró. Sabía que aquello sería difícil.

— Lo lamento, Sheriff Kiramman, pero el médico dice que...

— Me importa una mierda lo que diga, ¿es tan difícil hacer que alguien hable con nosotros?

Su voz comenzaba a elevarse a medida que sus ojos se aguaban. La joven parecía haber perdido el habla. Con templanza, asintió. Estaba acostumbrada a aquel tipo de situaciones. Se daban a menudo en la sala de urgencias.

— Voy a volver a llamar — ofreció levantando el teléfono.

Caitlyn apoyó el codo en la madera y descansó su frente sobre su mano.

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⏰ Last updated: Jan 29 ⏰

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Solsticio de Invierno (Caitlyn x Vi)Where stories live. Discover now