Papeletas para morir

564 112 5
                                    

Gemiste llevando una de tus manos hacia tu rostro para tapar la luz solar que incidía directamente contra tus párpados, intentando buscar un poco de sombra para que la molestia cesase pero fue imposible cuando el sol estaba en su punto más álgido y el cielo estaba completamente despejado. Trataste de levantarte para al menos, hacer algo con el dolor de cabeza que había comenzado minutos después de que tu cerebro comenzase a girar los engranajes de la conciencia.

Al girar tu cuerpo a la derecha sentiste como todo tu brazo izquierdo tenía un cosquilleo insoportable, abriste los ojos de una vez por todas al notar tu poca movilidad, tratando de asimilar la postura en la que estabas, tu brazo estaba siendo completamente aplastado por la cabeza de Ace, mientras que vuestras piernas se enredaban entre sí, la manta que una vez os ayudó con el frío de la noche estaba completamente fuera del alcance de ambos debido a las luchas por ella.

Los hechos, o al menos, los que más recordabas, de la noche anterior chocaron contra ti como una bala a centímetros del cuerpo, sinceramente, querías golpearte la cabeza contra una pared, pero el arrepentimiento no te serviría de nada a estas alturas, así que empujaste la cabeza del hombre con tu brazo libre para buscar algo de alivio para el dolor.

─Por fin alguien que despierta, eres una de las primeras-yoi ¿cómo te encuentras?

─Como si me hubieran roto todos los huesos hasta convertirlos en polvo, gracias.

Agradeciste la pastilla que te ofrecía, pasándola por tu garganta sin la necesidad de agua, hiciste una mueca de asco de la que Marco rio levemente, charlasteis durante unos cuantos minutos, aunque básicamente era él recordándote las estupideces que hiciste en tu estado de embriaguez. Querías cortarle los cuatro pelos que le quedaban tan desesperadamente cuando te enseñó la foto del beso, pero no querías explotar y reparar una parte del barco así que solo pudiste tragarte tu vergüenza.

En cierto punto te cansaste de sus burlas decidiendo perderte dentro del barco, sin querer acabaste en la cocida, viendo como un apurado Tatch cocinaba más cosas de las que pensabas que un humano normal podría encargarse.

─¿Necesitas ayuda?

─¡He dicho que nadie me-! Oh, es la bella dama. ─levantaste una ceja notando su cambio estresado a uno más suave, negando ante su comportamiento─ No querría que tuvieras que hacer esto, pero la verdad es que un poco de ayuda no me vendría nada mal.

─No te avergüences al pedirme ayuda, es normal.

Trabajasteis en silencio la mayor parte del tiempo, cosa que agradeciste por tu dolor de cabeza, que disminuyó gradualmente a lo largo de la mañana, tan solo compartíais algunas palabras para no liaros con los ingredientes u organizaros el espacio, incluso te dio algunos consejos para mejorar tus habilidades en la cocina, en conclusión fue un rato agradable.

Rato que se fue por el desagüe cuando empezasteis a escuchar voces y eructos de hombres, quejas, balbuceos, una verborrea que opacó toda la tranquilidad que el sonido de las ollas o sartenes hacía cuando chocaban contra los cubiertos. Por esto a veces preferías a las mujeres, la gran mayoría no eran tan desorganizadas o caóticas, aunque claro que hay de todo en estos mares.

Tatch te ofreció quedarte dentro de la cocina para que comieras sin el excesivo ruido o estridentes risas de aquellos a los que la fiesta seguía corriendo por sus venas. Sin embargo parecía que no podías tener ni media hora para ti cuando las puertas de la cocina se abrieron de golpe, casi haciendo que te atragantes con el trozo de pollo que estabas comiendo.

─¡Lo siento!

Miraste confundida a Ace que se puso de rodillas abrazando tus pantorrillas, si lo mirabas desde otro ángulo parecía que te estaba rezando. Dejaste tu plato a un lado, cuestionando en silencio sus palabras, como no te estaba mirando pensó que tu silencio era de enfado, levantó la cabeza al mismo tiempo que bajaste la palma de la mano para tocar su cabello, resultando en que golpeases su nariz, punto sensible que le hizo tropezar hacia atrás, sus piernas empujaron tus pies arrastrándote también hacia la inevitable caída.

No chillaste por el echo de que sabías que ibas a caer encima de él, así que solo sonreíste cuando el aire salió de sus pulmones por un microsegundo cuando tu cuerpo impactó contra el suyo.

─¡Lo siento...! ¡Otra vez!

─No, así está bien.

Enterraste más la cara en sus pectorales, sin siquiera saber por qué se disculpaba, pero ahora no podía importarte menos. En serio, tenías un problema con los pechos ajenos.

─¿No estás molesta conmigo? Marco me ha enseñado todo lo que hicimos, dios fue tan vergonzoso...

─¿Por qué iba a estarlo? Sí, ahora es vergonzoso pero no importa, disfrutamos la noche, quédate con eso.

Dejaste escapar un suspiro que parecía de colegiala enamorada, rotando tu cabeza para que tus mejillas se movieran por el torso del hombre, ni siquiera le tomaste importancia cuando os levantó a ambos para comerse el resto de tu comida, a él tampoco pareció importarle así que era un ganar-ganar.

Aunque paraste porque se durmió golpeando tu cabeza con la suya al igual que algo del pollo se cayó de su boca manchando tu ropa, golpeaste sus mejillas hasta que se despertó, lo dejaste en paz por el momento, notando que todo el ruido había desaparecido por el momento, los piratas habían vuelto a su rutina o habían decidido descansar un poco, aprovechando esto subiste a la cubierta para que te diera algo de aire en la cara.

Disfrutabas de estos pequeños momentos a solas contemplando el horizonte sin fin, pero parece que hoy nadie puede dejarte ni un minuto sola pues cierto pelirrojo se acercó a ti con una sonrisa traviesa, ya estabas pensando en tener que llamar a Marco porque Shanks te iba a dar más dolor de cabeza que una borrachera.

─Entonces ¿sabes cómo vas a volver a casa?

─¿Qué clase de pregunta es esa? Tengo mi propio-

Paraste tu oración al ver la mirada en sus ojos, parpadeaste una vez, dos veces, tres, cuatro... veces consecutivas no, este idiota no se habría atrevido ¿no? Empujaste su figura rápidamente caminando hacia el borde de las barandillas a la derecha, ahogando un grito al ver tu avión ─o lo que quedaba de el─ atado a una parte del barco de Barbablanca, no estaba tan mal como el de Mihawk, pero definitivamente ibas a matar a ese manco.

─¡SHANKS, TE JURO QUE VOY A ENCARGARME PERSONALMENTE DE QUE TE METAS TU PORPIA POLLA POR EL CULO!

𝗚𝗲𝗮𝗿𝘀 & 𝗕𝗼𝗹𝘁𝘀┃One Piece [HIATUS]Where stories live. Discover now