¿Dios?

430 88 10
                                    

Solo hizo falta unas cuantas copas de vino junto con algunas cervezas para que el almirante y tú os enteraseis que ambos conocíais al idiota de Luffy, por no comentar al cabezota de Ace. Esa noche lloraste de la risa al escuchar cómo Garp parloteaba sobre las travesuras que aquellos dos hacían de pequeños, aunque a veces parecía tener una pizca de nostalgia en su voz, como si faltase algo o alguien en esas historias.

No queriendo presionar esos botones posiblemente sensibles, empezaste a compartir algunas de tus vergonzosas travesuras las cuales podías recordar. Garp fue otro de los que conoció a tu padre adoptivo, empezaste a sospechar que ese maldito viejo era famoso o alguien muy buscado en su época joven.

─Descansa un poco.

El marine se levantó, dando el último sorbo a su cerveza, asentiste sonriendo al hombre que se alejó seguramente hacia su camarote. Sin tiempo que perder y sin importarte el hecho de que no estabas completamente sobrio, agarraste tu llave inglesa para continuar apretando algunos tornillos y tuercas. Planeabas seguir reparando todo pero parecía que no ibas a continuar, antes de que pudieras alcanzar los demás materiales de tu mochila, algo golpeó tu cabeza de manera tan fuerte que tu frente chocó contra el costado de tu avión.

─¿¡Qué-

Miraste hacia el suelo encontrando un tapón de corcho del que salía algo de humo, te giraste lentamente preguntándote quién diablos tiene esa maldita fuerza para lanzar objetos y con tanta precisión, tus preguntas internas se resolvieron al ver a Garp parado de brazos cruzados.

─¿Qué dije sobre descansar?

─Oye, agradezco que te preocupes pero soy mayor y no nece- AUCH!

Otro tapón golpeó tu frente dejando una marca roja, caíste completamente hacia atrás, deshaciendo tu posición sentada de indio para estar tendida como una estrella de mar al sol.

─Mi barco mis reglas, es hora de dormir.

─Caray... ahora entiendo por qué Luffy es tan hiperactivo. ─Te congelaste al ver como esta vez el corcho cayó al lado de tu cabeza, haciendo un agujero de un grosor considerable, riendo nerviosamente agarraste el cojín que solías llevar para no romperte el cuello si necesitabas dormir─ Ehem, quiero decir, buenas noches almirante, que tenga dulces sueños, yo estoy segura que los tendré.

Él rodó los ojos dejándote no sin antes lanzar el último tapón haciéndote sisear de dolor por el impacto en tu hombro, frotaste la zona afectada con el ceño fruncido mientras cerrabas los ojos tratando de poder dormir por una vez. No fue un buen sueño como esperabas, pero estabas acostumbrada a pasar las noches dando vueltas con los ojos cerrados sin lograr dormir apropiadamente así que tampoco te afectó mucho.

Pasarón unos cuantos días hasta que por fin terminaste las reparaciones junto con las pequeñas mejoras, esperaste otro par de días más porque querías llegar a tierra firme para reabastecerte de materiales y comida para tu viaje.

─Aquí se separan nuestros caminos señorita, espero no tener que verte por el cuartel de la marina o en cualquier cárcel.

─Pff- yo nunca me meto en problemas. ─te miró levantando una ceja, recordando como hiciste estallar una mezcla con la que jugueteabas hace unos días─ Bueno, la mayoría del tiempo no me meto en problemas...

Con un apretón de manos terminasteis la breve despedida de vuestra pequeña aventura tomando caminos separados, cada uno a su trabajo. Hablando de trabajo, nada más llegar a tu casa te esperaba mucho, mucho trabajo. Al parecer alguien anónimo había entrado a tu casa, dejando todo hecho mierda, y lo de anónimo no era un secreto porque sabías que habían sido aquellos estúpidos piratas a los que les robaste el barco para darlo prestado.

Pero acababas de llegar del largo viaje y no tenías ganas de colocar toda esa basura en su montón de basura correspondiente así que ya dejarás la venganza para otro momento, más bien, solo estabas diseñando unas nuevas armas que ya sabías con quien ibas a experimentar. Sin darte el mínimo descanso te pusiste a diseñar mientras escuchabas algo de música de fondo, echabas de menos poder trabajar en tranquilidad contigo misma, sin oleaje, sin Shanks y a pesar de que Garp no fue molesto, tener marines de un lado a otro no era la cosa más tranquilizadora del mundo.

Decidiste tener una pequeña pausa por unos minutos en los que simplemente disociaste mirando al suelo, vaciando tu mente por unos segundos hasta que empezaste a sentir que algo se aproximaba a gran velocidad, llámalo sexto sentido, llámalo haki, pero a estas alturas ya sabías cuando algo estaba cayendo desde cierta altura.

Miraste al techo esperando que algo chocase contra este, tal vez sería algún animal asustado, alguien lanzando basura a tu techo o ambas, pero lo que no esperabas era que un hombre semidesnudo rompiese el techo aterrizando justo enfrente de ti.

─Dios...

Ni siquiera estabas impresionada al ver como el tipo se puso de pie en un instante como si no hubiera pasado nada, solo querías matarlo a machetazos por desordenar más tu casa, por si fuera poco romperte el maldito techo.

─¡Dios! Ese soy yo, pequeña humana.

─¿Dios? ¿Eres Dios?

─El único e inigualable, deberías arrodillarte ante mi.

Apretaste los puños mirando al hombre rubio, hiciste el ademán de agacharte pero solo era una falsa acción para tomar impulso y saltar hacia el con fuego en tus ojos.

─¿DIOS? Vete a la mierda hombre, si eres Dios ¡arregla mi puto techo ahora mismo cabrón!

Tiraste de su extraña larga oreja sin compasión mientras que él solo podía quejarse, tratando de usar su fruta del diablo sin éxito, no por nada había caído al mundo de los mortales, algo le estaba dificultando usar sus poderes, si no ya serías una rata frita.

─Maldita humana, ¡para en este instante!

─¡Pararé cuando puedas hacer milagros y arreglar mi techo!

𝗚𝗲𝗮𝗿𝘀 & 𝗕𝗼𝗹𝘁𝘀┃One Piece [HIATUS]Where stories live. Discover now