Capítulo 8

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Ambas hermanas ya listas bajaron las escaleras a paso lento se dirigían a la oficina de su madre que quedaba en el primer piso de la mansión detrás de ellas estaba Miriam quién se aseguraba de que ninguna de las dos tuviera un accidente sobre todo Nisbeth debido a su estado delicado.

Mientras bajaban las escaleras Yineth noto algo extraño en su hermana eso era su lenguaje corporal

Normalmente cada que veían a su madre Nisbeth corría rápidamente las escaleras es más en el camino siempre hablaba de como era una digna hija de su madre y de cómo era la más bella gracias a ella.

Eso era lo que Nisbeth siempre decía de su madre pero ahora estaba callada sin hacer ningún comentario sobre su madre. Yineth no era la única que se había dado cuenta de ello también Miriam se dio cuenta.

La cabeza baja, los ojos que no tenían emoción alguna, el vestido que si bien era lindo era bastante simple para venir de alguien tan materialista y extravagante como lo era Nisbeth.

Definitivamente algo extraño estaba pasando con la gemela mayor.

En cuanto llegaron a la oficina fueron recibidos por Sofía la madre de las gemelas al verla Nisbeth sintió Ascó con solo ver a su madre. Si fuera por ella la mataría pero no podía hacerlo al menos no por ahora.

Cabello castaño, ojos morados similares a una amatista y un rostro bello sin imperfecciones esa era Sofía Freezes Amery la madre de las gemelas. Ambas hermanas heredaron todo de su madre los ojos, la forma de la cara y aunque Nisbeth no quiera admitirlo un poco de su personalidad.

Lo único diferente era el color de pelo que era un rubio platino similar al de su padre Arturo Amery. De no ser por el cabello las tres serian como 3 gotas de aguas exactamente idénticas.

-es un placer para nosotras volver a verla madre-dijeron las gemelas al mismo tiempo haciendo una reverencia se veían bastante adorables y sincronizadas. Sofía sonrió al ver a sus hijas le recordaban a ella a esa edad tan elegante y perfecta sin errores.

Sus hijas debían ser así debían ser perfectas como ella de esa forma el la amaría como antes.

Con el se refería a Arturo su esposo quién llevaba dos años sin ver porque se encontraba en una campaña militar debido a eso no lo podía ver. Normalmente ella lo acompañaría en dicha campaña ayudándolo pero este le ordenó que se quedará en la isla de Kratha cuidando a las gemelas.

Arturo le dijo que temía que algo malo le pasará durante la campaña militar no quería que sus hijas se quedarán sin madre.

Por supuesto Sofía entendía sus motivos pero al mismo tiempo odiaba no ser de ayuda para su esposo si bien no era la única esposa que se quedaba pues Annette la tercera esposa también se quedó en su hogar, le era frustrante no estar al lado de Arturo.

La única esposa que se quedó al lado de Arturo fue Morgana esto debido a que era una poderosa bruja y sus habilidades serían más útiles. Sofía y Annette también tenían sus habilidades aunque estas solo eran de manejo de armas que si bien eran útiles en el campo de batalla a palabras de Arturo la magia era mejor pues esta podía destruir un ejército en menos de un minuto.

Sofía comprendía eso pero aún así le parecía injusto.

-madre ¿Para que nos llamaste?-pregunto Yineth su hija menos interrumpiendo sus pensamientos, pero su pregunta fue ignorada por Sofía quién solo la miro con indiferencia.

-madre mi hermana te ha hecho una pregunta ¿Eres sorda o que?-esta vez Sofía dejo su mirada de indiferencia por una de sorpresa al ver como le respondió su hija mayor sus palabras estaban llenas de desdén cosa que no solo la sorprendió a ella sino también a Miriam quién la miro con sorpresa para luego volver a su expresión neutral de siempre.

¡La Villana no se arrepiente de nada!Où les histoires vivent. Découvrez maintenant