dark paradise. aemond targaryen.

ch. 004

CHAPTER FOUR

Con el Alba, la silueta de un dragón fue vista surcar los cielos. Rhaenyra había arribado a la Colina de Aegon, en busca de su pequeña media-hermana.

Su padre, tras haber tenido dicha conversación con la menor entre sus vástagos, organizó de inmediato que Rhaenyra y Eireene pasen unos cuántos días en compañía de la otra. Incluso deseaba que la niña conociera mejor a los tres vástagos de su primogénita. 

Eireene, sin quejas, preparó todo para poder zarpar junto a su hermana hacia Dragonstonde montando a su dragón por primera vez en un viaje de esa magnitud, la emoción la sentía a flor de piel, pero era constantemente traída de esa ensoñación suya por sus madre.

Aemond era quién menos felicidad sentía, pensando en lo devastador que sería estar dentro de la Fortaleza sin su única mejor compañía, por otro lado, desde que se supo lo que pasaría con la niña, la reina consorte casi discute con el Rey por la decisión que tomó sin tenerla en cuenta. Pero mientras Eireene estuviera complacida, poco le importaba a su padre la opinión de quiénes le rodeaban.

Su hermano mayor, Aemond, la visitó temprano esa misma mañana que se iba y le prometió que si ella se sentía incómoda estando con los vástagos de su hermana, a quiénes ahora llamaba «bastardos» por lo bajo, debía enviar un cuervo y él iría hacia allá en su busca sin pensarlo dos veces. A Eireene le pareció un acto tierno de su parte, aún considerando la situación de ambos, pero no habría problema con su vuelta a casa porque Kaltain iría con ellas.

Su primer viaje en dragón, estaba contenta, quería correr hacia Kaltain cuanto antes.

Su madre la ayudó a preparar sus cosas y cuando el momento de partir llegó, colocó sus cosas sobre la silla en el lomo de Kaltain. La dragona había estado un poco molesta por el horario que escogieron despertarla, pero pronto cuando el sol tocó sus escamas, dejó de estar malhumorada y su energía desprendía buenas vibras mañaneras.

Rhaenyra sonrió al ver a su media hermana luciendo un vestido negro. Aunque no pasó por encima el collar con la gema verde sobre su cuello, siempre y cuando el color que predominó era el suyo, le importó muy poco lo que llevase como adorno.

─Ivestragī īlva emagon nykeā nice sōvegon ─musitó la cría, acariciando el lomo de su dragona. "tengamos un agradable vuelo, Kaltain" había dicho para luego escalar desde su pierna hasta el lomo y se situó sobre el asiento en el lomo de su dragón.

Se sujetó de las riendas con cierta molestia, puesto a que sus padres no permitieron que viaje tomándola de sus escamas, así que, la seguridad con la que era rodeada para no caer de esa silla ─aunque para Eireene era el menor de los problemas─, fue devastadora. Pasó el cinturón alrededor de su cintura con molestia, para después bufar por lo bajo pensando en que aún era tratada como una niña. Aunque eso fuera. Incluso con este disgusto, la manera en que Kaltain se sacudió soltando un alarido hacia su familia, la hizo sonreír alegremente, era bastante obvio pero, finalmente Eireene se adaptó al dragón, y Kaltain se adaptó a su nueva jinete.