ch. 019

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CHAPTER NINETEEN

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CHAPTER NINETEEN














Con cada respiro que esa mañana Eireene daba, se sentía como si estuviera respirando un aire diferente al de los días anteriores a ese. Era una sensación extraña que logró hacerla sentir abrumada.

Daenyra despertó temprano y fue junto a su madre a pasar tiempo con Kaltain en los cielos, la tranquilidad del firmamento despejado logró hacer esfumar esos pensamientos negativos de su atormentada cabeza, intentó mantenerse en serenidad, pero parecía que no sería tal cuál lo planeaba, cuando posó sus pies en la tierra, una vez más, los demonios reaparecieron.

Se le avisó que estaban esperándola en la Sala del Trono para dar comienzo con los asuntos que ahora rondaban para la corona. Un suspiró dejó sus labios, se sentía melancólica, deseaba poder separarse de los deberes que la rodeaban ese día y descansar junto a su hija hasta que finalmente, esas voces desaparezcan.

─¿El vestido que escogió ayer, princesa?

Eireene negó con su cabeza.

─La segunda opción, por favor.

─Por supuesto.

A la espera de que Eireene apareciera, se encontraba Rhaenyra inquieta porque diera comienzo, sentía que el corazón se le saldría del pecho mientras percibía la mirada juzgona de cada uno de los miembros dentro de la sala del Trono. Se preguntó a ella misma en qué momento exacto los dragones dejaron de ser respetados como para estar viéndolos con aquella actitud altanera. Deseó tener la tranquilidad que su tío-esposo tenía, ese semblante que indicaba que si algo iba en contra de ellos, las cabezas no tardarían en rodar.

Comenzó a considerar que debía de actuar de ese mismo modo, pero sus preocupaciones y dudas eran demasiadas como para pretender que todo saldría bien; no estaba segura de si quiera considerar eso. De lo único que se encontraba segura es que ni su padre, ni mucho menos Eireene, permitirían que su familia se venga abajo, ninguno dejaría que Lucerys sea juzgado por no tener derecho al Trono de DriftMark sin que su honor sea puesta en duda. Rhaenyra entrelazó sus dedos frente a su estómago y suspiró de forma tranquila, Eireene no dejaría que esto sucediera. La defendería, a ella y a sus hijos.

Las puertas del Trono por fin se abrieron. Todos los pares de ojos se dirigieron hacia allá, Otto y Alicent pasaron saliva hasta girarse a verla.

─Lady Mano del Rey, la princesa Eireene Targaryen.

El sonido del tacón de la princesa logró hacer que todos pongan su atención sobre ella, la expresión neutra y frívola que llevaba en su rostro no era un indicio tranquilizador para ninguno de los bandos; caminando con seguridad y elegancia, Eireene parecía haber dejado en claro algo. Su vestido rojizo que distaba mucho del verde que llevaba su madre, y del negro que portaban los miembros de la familia de Rhaenyra, logró parecer que era imparcial y estaba lejos de tomar algún bando. La heredera del Trono se empezó a sentir nerviosa, observando tan fijo a su hermana, pidiéndole porque la voltee a ver y le enseñe esa sonrisa tranquilizadora que siempre le mostraba, pero Eireene jamás la giró a ver y acabó tragando saliva con cierto pesar en su pecho.

dark paradise.    aemond targaryen.Where stories live. Discover now