ch. 017

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CHAPTER SEVENTEEN










Las campanas golpearon y anunciaron la llegada de un nuevo miembro de la casa del dragón. Una bebé que había arribado para ser proclama la recién nacida más “hermosa” de los recientes miembros, en su cabeza se divisaron atisbos del color rubio platino tan característico entre ellos y cuando sus ojos se abrieron para ver los de su madre, el color violeta se volvió el favorito de Eireene.

La niña lloró tan alto al salir de ella, logrando que el cascarón de su huevo se rompa en pedazos y nazca un dragón plateado, había sido una enorme felicidad para el Rey oír de las nuevas. Quién no esperó un instante para ponerse de pie e ir, aunque le cueste, a conocer a su nieta.

La recién nacida estaba en brazos de Eireene, con una madre completamente absorta y de lleno a ella, Aemond se encontraba situado a un lado de su señora, admirando a ambas mujeres con sentimientos que incrementan dentro de su pecho, era difícil de explicar, sentía la enorme necesidad de alejarlas de aquél castillo antes de que fuera tarde. Deseaba haberse quedado en Pentos en tranquilidad y lejos de toda su familia.

─¿Han pensado en algún nombre, mi príncipe? ─la pregunta del Maestre logró obligarlos a alzar la cabeza─, ¿Mi princesa?

─No realmente ─musitó Aemond─. ¿Tienes alguno en mente, mi amor?

Eireene asintió levemente, alzando la cabeza para sonreírle.

─¿Qué piensas sobre “Daenyra”?

El nombre lo tomó con sorpresa. Aemond podría haber esperado el nombre que fuera, menos uno que se asemejaba mucho a su hermana mayor. No sabía si sorprenderse o simplemente resignarse a aceptar el hecho de que Eireene sí quería a Rhaenyra, pese a todo lo que se dijera de ella, pese a los hechos del pasado. Su esposa tenía a su hermana mayor en un lugar muy grande dentro de su corazón.

Tragó con saliva, mientras suspiraba brevemente.

─El que escojas será perfecto para ella.

Eireene alzó la cabeza para verlo con una leve sonrisa.

─Si no deseas que se llame así, podemos hablarlo, ‘Emond.

Conocía los pensamientos de todos sobre Rhaenyra, comprendía el extraño sentir de su esposo hacia la mayor de los dragones; comprendía que su madre haya hablado de más y que ahora, tengan ese extraño resentimiento hacia ella.

Aemond negó y presionó sus labios en la frente de su esposa. Era un simple nombre.

─Me gusta cómo suena ─pronunció, sonando convencido de sus propias palabras─, es perfecto para ella.

Eireene asintió, mientras volvía a posar su mirada sobre Daenyra.

─Ella es perfecta.

La puerta de sus aposentos compartidos se abrió, obligando a ambos a posar su mirada sobre quiénes llegaban. Su padre, acompañado por su madre, habían llegado con enormes sonrisas a ver a los inexpertos padres; Aemond bajó su cabeza mientras enseñaba su respeto hacia los monarcas y Eireene sonrió en grande al ver al hombre.

dark paradise.    aemond targaryen.Where stories live. Discover now