dark paradise. aemond targaryen.

ch. 008

CHAPTER EIGHT

Ese día había comenzado mucho más temprano de lo planeado, sacándola de su cama antes, se preparó mentalmente para afrontar un largo día.

Mientras sus hermanos entrenaban a la par de sus sobrinos en el campo de entrenamiento bajo la atenta mirada de su padre y su Mano, Lord Lyonel, ella había permanecido dentro de la Fortaleza para luego ser invadida con todas las responsabilidades que existían.

Pero sobre todo, lo que más le sorprendía, era el gran revuelo causado por la actitud de Sir Harwin Strong, quién había atacado salvajemente a Sir Criston Cole tras haber acusado a los niños de Rhaenyra de ser hijos del hombre. Claro, éste comentario no llegó a oídos de su padre, pero sí a los de ella tras haber oído a dos sirvientas hablarlo.

Eso no sería nada bueno para su hermana mayor.

La menor suspiró con cierta molestia. Los hombres constantemente le demostraron el por qué no deseaba a ninguno de ellos y por qué sólo confiaba en Aemond. Sir Criston Cole tenía un resentimiento hacia Rhaenyra que comenzaba a hacer que Eireene se pregunté qué había sucedido entre ellos.

Los rumores corrían más rápido que su hermano Aegon al ver una pobre doncella indefensa. Le daba asco hacer tal comparación y muchas veces se mantuvo al margen de querer golpearlo hasta que la nariz le sangre.

Su madre lo defendía, aún a sabiendas de que las cosas que él hacía no eran nada buenas, eran preocupantes y hacía que Eireene cuestione muchas cosas. Sobre todo, el por qué las mujeres debían permanecer en silencio cuando el Rey tranquilamente podría hacer justicia ante éste tipo de sucesos.

Por eso, casi que no soportaba la idea de estar dentro de un mismo lugar con Aegon, cada vez que se encontraban juntos, ponía una enorme barrera entre ellos y Aemond la mantenía lo más lejos de él.

Ahora, sus manos llevaban una jarra de vino y como su trabajo era mantener la copa de a cada miembro del Consejo repleta por ese líquido rojizo que tenía olor a vómito, se acercó a llenarles las copas porque los adultos consideraban placentero tomarlo. Cuando llegó a Rhaenyra, su hermana mayor le regaló una sonrisa amable. Pese a estar ahí, viéndola a los ojos, parecía que la mente de la mayor andaba en otro lado, preocupada por algo externo a los asuntos siendo tratados.

─Es el argumento de Lord Blackwood ─escuchó a Lord Lannister decir─. Que los Bracken movieron las piedras de la frontera a media noche y dejaron pasar a sus caballos en sus campos.

─¿Por qué no se resolvió la cuestión ante Lord Grover? ─la pregunta fue hecha por su madre─. ¿Está tan débil que no puede resolver la disputa de unas rocas?

─Escuché que el hijo de Lord Grover ahora gobierna Riverrun, menos en nombre.

─También es un Tully, y esto es un problema de los Tully ─musitó su madre, dándolo por finalizado.