ch. 009

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CHAPTER NINE

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CHAPTER NINE
















Rhaenyra también había dejado la Fortaleza, despedirse de la menor había sido trabajo difícil, Eireene se negaba a permitir que se vayan de ahí. Sin embargo, la mayor la convenció de que pronto regresaría y que ella podría irla a ver cuándo lo desee.

Rhaenyra le había dicho, «Dragonstone también es tú hogar», y había algo en esa oración que logró relajar a Eireene y permitió que rompa el largo abrazo en el que se habían visto envueltas. La menor la despidió y esperó por ver a los dragones alejándose en el cielo para sentir seguridad de que ellos llegarían a salvo.

La mañana siguiente, las malas noticias les cayeron a todos ellos como baldes de agua helada.

Lord Lyonel Strong y su hijo heredero, Sir Harwin Strong habían muerto en un fatídico incendio dentro del Castillo Negro en Harrenhal. Eireene sintió que su corazón sufría sin poder evitarlo por ambos hombres, Lord Strong había sido su compañía más agradable en ese castillo y su vocación por hallar la paz, la había hecho comprender que existen personas buenas, personas que buscan lo mismo que ella soñaba.

Pero, como si tal noticia no fuera lo suficientemente triste, Laena Velaryon había muerto tras no poder dar a Luz, quemada por el fuego arrasador de su propia montura ─Vhagar.

La joven no podía soportar tantas malas noticias, era mucho para que su cabeza lo pueda procesar. Lord Lyonel y Harwin fueron absorbidos por las llamas del mismo modo que Laena. Era doloroso pensar en el poder destructivo del fuego.

Preparándose para partir hacia DriftMark, Eireene había deseado subir en lomos de su dragón y alejarse de ellos, para llegar primero y presentar sus respetos hacia los padres de Lady Laena.

─Iré a la cabeza.

─Ten cuidado, hija mía ─musitó su padre, ella asintió y besó su mejilla.

─Los veo allá, padre.

Helaena y Aegon irían en sus dragones también, por lo que, acabaría con Aemond yendo en el barco junto a sus padres.

Eireene se acercó a él, colocando unos guantes de cuero sobre sus manos.

─Puedes volar conmigo, ‘Emond.

─No quiero que sea incómodo.

─No lo será, no estamos tan lejos de Drifkmark. Llegaremos rápido.

─Mhm ─musitó, bajando la cabeza para luego encontrarse con los orbes de su hermana, esperando por su respuesta─. No te preocupes, ‘Reene. Iré con madre.

─Ah, eres muy cabezota cuando te lo propones.

Aemond le sonrió, pero la sonrisa nunca llegó a sus ojos y eso logró que Eireene lo observara fijo, para después, abrazarlo. Su hermano la rodeó con sus brazos, dejando que la menor lo reconfortase de aquella situación.

dark paradise.    aemond targaryen.Where stories live. Discover now