El día que Pau y Verona se hicieron una promesa , no sabía que un día la tendrían que cumplir. Eran dos crios jugando a ser adultos. Dos críos que escondían sus sentimientos y que nunca se atrevieron a decirse que se querían.
La vida les hizo separa...
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Intento recuperar el aliento cogiendo bocanadas profundas de aire. Siento el corazón que me late muy deprisa e intento calmarme como puedo. Pero, mirar esos ojos azules, dificultan mi tarea. Pau me da una burlona sonrisa y deja un pequeño beso en mi nariz, recostándose en la cama de nuevo.
- Roni, me temo que te han escuchado hasta en mi casa y mira que estamos lejos
Mi mejilla descansa en el pecho desnudo de Pau. Sus dedos recorren mi cintura muy despacio haciendo que la piel se me esté poniendo de gallina. Casi es de día. Hace sólo una hora que estamos en nuestra suite nupcial. Una hora en la que no hemos parado de "darnos amor" y en la que hemos roto hasta una silla y todo, del mobiliario de la habitación.
- La culpa es tuya Pau
- ¿Mía? Perdona, que la que me estaba pidiendo que le diera más fuerte eres tú bonita
- Bueno, amor, es que esto es lo que se hace en la noche de bodas, follar
- Y contar el dinero -alzo mi cabeza y ruedo mis ojos mirando a Pau. Vuelvo a poner mi mejilla en su pecho escuchando los latidos de su rítmico corazón.
No hemos querido que nadie nos diera dinero en metálico. A cambio, les pedimos que cualquier regalo que implicara dinero, lo ingresaran en una cuenta a nombre del orfanato donde estaba Tania. De alguna manera queremos ayudar a que esos niños tengan la mejor estancia posible mientras encuentran una familia que los quiera, tanto como nosotros queremos a mi niña.
- No ha parado de bailar en toda la noche. Estaba tan feliz Roni
- Si que estaba. Le ha dicho a Pablo que ver casarse a sus padres es la segunda cosa más bonita que le ha pasado en la vida
- ¿Y la primera?
- Conocernos a nosotros
Pau me rodea con sus brazos y me atrae más hacia su pecho. Cierro mis ojos sintiéndolos muy pesados. Estoy cansada. Muchas emociones hoy. Muchos nervios. Lo que más deseaba era esto. Que todo pasara y poder estar en los brazos de mi marido.
- Podrías cambiar tu apellido por el de Torres. Verona Torres suena de puta madre como ganadora de cualquier premio
- Sólo si tú te pones el Valdés en tu camiseta -le replico burlona
- Pau Valdés. Hum. Suena a productor de café colombiano
Ahora es Pau el que se ríe. Un bostezo sale de mi boca e intento reprimirlo, pero, no puedo. Mi marido me gira hasta ponerme de espaldas a él. Nos tapa a los dos con el edredón de la cama y pone sus manos en mi cintura atrayéndome más hacia su pecho. Me dejo abrazar a él disfrutando de la calidez de su cuerpo.
- Te quiero mucho Pau
- Y yo a ti, esposa
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