El día que Pau y Verona se hicieron una promesa , no sabía que un día la tendrían que cumplir. Eran dos crios jugando a ser adultos. Dos críos que escondían sus sentimientos y que nunca se atrevieron a decirse que se querían.
La vida les hizo separa...
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Miércoles 12 de marzo de 2025
Un mes después
París. Concentración de la Selección Española
Vuelvo a mirar la foto que Verona me mandó esta mañana. Ella y Tania están con mi camiseta de la selección haciendo el signo de la victoria con sus dedos. La he imprimido para guardármela en las espinilleras. Le doy un beso a la foto y la dejo dentro de mi bolsa. No he hablado con ellas desde antes de ir a merendar, pero es que el mister no quiere que usemos los móviles antes del partido para estar concentrados. Estoy en París. Hoy nos lo jugamos todo contra Francia. El que gane, pasa a la Final de la Nation League. Y le tengo unas ganas a los franceses que no es ni normal.
Me tomo mi botella de Aquarius centrado en el partido. Le prometi a mi niña hacer algo especial si marcaba hoy. Algo que veo muy difícil. Aunque bueno, no quiero quitarle la ilusión.
El Míster entra y nos mira muy serios. Con su mirada barre el vestuario hasta que sus ojos se cruzan con los míos.
- Pau, ven
Me levanto algo confundido porque el mister nunca había hablado con un jugador a solas antes del partido. Un escalofrío recorre mi columna vertebral cuando él me hace seguirlo a una pequeña habitación que hay junto al vestuario. Dos miembros más del equipo técnico están con él y me miran también con seriedad.
- ¿Qué pasa? -les preguntó algo angustiado
-Tu mujer ha llamado Pau -dios, siento un sudor frío por todo mi cuerpo y el corazón latiéndome extremadamente deprisa. Si Verona ha llamado a la Federación es porque algo grave ha pasado- ésta tarde vuestra niña se puso enferma y la llevaron a urgencias. Deberías irte
Siento como me tambaleo y como se me nubla la vista. Me cojo a una silla y uno de los del equipo me agarra. Tania. Mi niña. En urgencias. No puedo respirar y me cuesta tragar.
- Lo hemos preparado todo para que salgas del Estadio y te lleven al aeropuerto. Allí te espera un vuelo privado que te llevará a Madrid -el míster pone sus manos encima de mis hombros y me mira con los ojos aguados. Él perdió una hija hace unos años y sabe perfectamente lo que siento- ni te voy a preguntar si quieres jugar porque es una respuesta obvia Pau. Ya inventaremos algo y después ya se lo contaré a los demás. Y ahora lárgate Torres
Asiento mirando al míster y aparece una de los asistentes de la selección. Tiene mi maleta en la mano y las cosas que he dejado en el vestuario. Ni me lo pienso, lo sigo mientras siento un ahogo en mi pecho que no puedo más.
- Pau -me dice el míster antes de irse- la traes al próximo partido. Tiene que saber que su padre es la hostia
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