55. La señora burocracia

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Miércoles 21 de mayo de 2025

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Miércoles 21 de mayo de 2025

Verona me ha mandado un mensaje en cuanto ha aterrizado el avión. No he podido ir a recogerla porque tenía que llevar a Tania al colegio. Tengo muchas ganas de verla. He estado muchos días sin ella y me han recordado a los meses que estuvimos separados el verano pasado. También estoy deseando verla para que me cuente lo del puto Morata. Me ha dicho que lo haría cuando estuviera aquí, porque por teléfono no quería contarme nada.

No puedo evitar estar preocupado. No por ella. Confío en Verona 100%, pero Morata tiene fama de no respetar a su mujer. Y sólo espero que la mía no haya tenido ningún problema con él o juro que voy a Miami y lo harto a hostias.

Escucho un coche aparcar en la puerta de casa. Segundos después, sonidos de puertas que se abren y cierran. Abro la de casa y ahí está mi mujer, arrastrando su maleta por la entrada. Bajo las escaleras y voy hacia ella. En cuanto me ve, Verona deja todo en el suelo y se arroja a mis brazos besándome con muchas ansías. La agarro de la cintura y la atraigo más a mi cuerpo mientras mis labios buscan los suyos repasando cada centímetro de su boca. La alzo de las caderas y ella enrosca sus piernas en mi cintura. Entro con ella en casa cerrando la puerta tras de mí mientras la dejo en la entrada de casa.

La agarro del culo y la beso profundamente. Mi lengua se cuela en su boca y una de sus manos está en mi cuello tirando de mi para que la bese más. Mis manos se cuelan por debajo de su vestido. Tiro de sus bragas y se las voy quitando lentamente hasta dejarlas en sus rodillas.

- Lo siento Roni, pero te deseo demasiado

- Y yo a ti Pau

Me besa en respuesta de un modo duro y salvaje. Estoy deseando estar dentro de ella. Estoy deseando estar con mi mujer, a la que deseo como un loco. Empiezo a desabrocharme el pantalón. Me bajo los calzoncillos y me toco un poco. Ya estoy muy duro y no puedo esperar más. Le doy la vuelta y la apoyo en la barandilla de la escalera. Le acaricio de nuevo el culo y llevo mi pene hacia su entrada. Mi boca desciende hasta besar su cuello mientras me hundo en ella muy lentamente.

- Oh, dios Pau. Joder lo que te he echado de menos

- Y yo a ti nena. No he dejado de pensar en ti ni un sólo minuto, sobre todo de noche durmiendo tan solito en nuestra cama

Los gemidos que salen de su garganta me están volviendo loco. Ladea un poco su cabeza y mis labios salen al encuentro de los suyos. Se agarra con más fuerza a la baranda mientras yo me entierro más profundamente en ella. Subo una de mis manos y le acaricio su pecho. Su pezón está muy duro y lo retuerzo entre mis dedos mientras ella siguen besándome. Entro y salgo, dentro, fuera, dentro, fuera, a un ritmo cada vez más rápido y enloquecido. Porque así me tiene ella. Loco.

La mano que está en su pecho desciende poco a poco hasta colarse entre sus piernas. Rozo su suave y mojado sexo y ella vuelve a gemir mi nombre más fuerte. Empiezo a mover mis dedos en ella arriba y abajo mientras me hundo cada vez mas con más urgencia. Está caliente y resbaladiza, es la gloria estar dentro de ella.

𝓛𝓪 𝓟𝓻𝓸𝓶𝓮𝓼𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora