15.- Danza y algo más.

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ANTONELLA

Acaricio el cabello de mi hermana con suavidad, en un intento de reconfortarla.

—Será temporal, Bell —susurro —no te preocupes, te recuperarás pronto.

—Serán casi tres meses —solloza —¿Cómo estaré tres meses sin bailar? Ya he faltado demasiado tiempo a la academia, para cuando vuelva, seré la más atrasada del curso porque no podré tomar mis clases particulares.

—De acuerdo, tranquilízate —coloco las manos a los costados de su cuerpo —sí, estarás tres meses sin bailar, pero es eso...o arriesgarte a tener una lesión mucho más grave que te haga no volver a bailar.

Me veo en la necesidad de endurecer mi tono porque hemos tratado de explicarle de mil maneras distintas, pero ninguna ha funcionado. Entiendo que sea complicado, pero realmente necesita entender que suspender la danza por un par de meses, es necesario para que pueda continuar haciendo lo que ama.

—¿Es eso lo que quieres? —sacude la cabeza —Bien, entonces debes de tranquilizarte y comenzar a centrarte en tu recuperación.

Mantiene su mirada en mi por algunos segundos, y luego la desvía hacia un costado. Toma una inhalación y cierra los ojos.

—¿Qué ocurre ahora?

—Nada —frunce los labiosa antes de volver a mirarme —¿Massimo no ha venido?

Sonrío.

—De hecho, está en la sala de espera —informo —ha estado preocupado por ti desde que te trajimos.

—¿Has estado con él? —pregunta y parece repentinamente emocionada.

—Algo así —retengo la sonrisa —¿por qué parece que eso te entusiasma?

Bella se encoge de hombros, pero no me pasa desapercibida la mirada curiosa que lanza hacia mí.

—Massimo está soltero —dice —o eso creo.

—¡Bella! —reprendo —no quieras intentar crearme interés en tu maestro de danza.

—Sí, no quiero perder mi empleo —volteo cuando reconozco la voz escuchándose en la habitación.

Massimo sonríe hacia nosotras, tiene un ramo de rosas y tulipanes variados, y un par de globos de helio.

—Hola —saluda a mi hermana. Se acerca sin apartar la sonrisa de sus labios y le entrega el ramo —quise traer algo para animarte.

Ellos comparten una mirada que no sé muy bien como interpretar.

—Bueno, creo que Bella necesita un poco de motivación —me incorporo —así que los dejaré para que, como su maestro de danza, le des un buen consejo.

Massimo me sonríe con ligereza, tengo que retener la tentación de rodar los ojos cuando reconozco la mirada traviesa de Bella y solo le devuelvo la mirada de advertencia antes de salir de la habitación.

Me encuentro con mi tío Ángelo en el pasillo, luce cansado y supongo que es porque no ha dormido ni descansado bien en el último par de días. Sin embargo, eso no impide que reconozca la forma en la que sus ojos me analizan.

—Sabes que no tengo la costumbre de cuestionar lo que haces...pero creo que tienes un par de cosas que aclararme —dice con suavidad —¿te parece si vamos por café y hablamos?

Sé que no puedo huir de la conversación que tenemos pendiente, así que me resigno y decido terminar con esto de una vez. Caminamos por el pasillo hasta la cafetería del hospital, mi tío compra un par de cafés americanos y luego nos acomodamos en una de las mesas que están disponibles.

De una boda y otros desastres. (SL #3)Where stories live. Discover now