Capítulo 30: Maldición

98 5 0
                                    


Una tormentosa noche se asomaba por la ciudad de Nortwest City, los truenos no dejaban de sonar en cada instante, la lluvia arremetía por todo el lugar, pero aún así,  la gente dormía calmadamente. Estaban acostumbrados a ese tipo de ambiente, no era nada de otro mundo, pues es lo más común en ciudades como esas.

Sin embargo, esa misma noche, un fuerte estruendo en el cuarto de la peruana se escuchó resonando en casi toda la casa, despertando al instante a sus dos compañeros de aquel hogar.

Alemania: —¿Qué demonios?— al sentarse en su cama por el ruido, rápidamente se levantó de esta saliendo de la habitación, notando como su compañero ruso salió de la misma manera que él —¿Escuchaste eso? ¿Qué sucedió?

Rusia: —No lo sé.. pero-..

Otro fuerte golpe sonó en aquella habitación, esta vez no se quedarían quietos, por lo que, en tan solo un instante, derribaron por completo la puerta de la peruana, notando la situación que se encontraba.


... Todo estaba destruído...


No lo podían creer, su habitación estaba completamente destruída, la cama, los cajones, los libros, TODO. Lo más sorprendente, es que, la peruana se encontraba de pie en una esquina de la habitación, mirando el suelo en cada momento.

Rusia: —... ¿Perú? ¿Te encuentras bien..?— trató de acercarse de a poco a su pequeña novia, apenas habían comenzado su relación hacía un par de días, por lo que no podía estar con ella todo el tiempo, mucho menos al dormir —¿Qué tienes..?— al acercarse un par de pasos, ella volteó ligeramente para verlo, y su aspecto los asustó a ambos —¿Per?— 

No podía ser posible, sus ojos eran completamente negros a excepción de sus iris, un intenso naranjo el cuál brillaba por la oscuridad de la habitación, junto a unas marcas que solo crecían en sus mejillas. Cuando alzó un poco su mano, dejó notar sus intensas garras que a la vez crecían con el enojo que ella tenía.

Sus orejas junto a su cola de zorro se esponjaban por la tormenta de afuera, pero se notaba que a ella ni siquiera le importaba. Tanto el ruso como el alemán no podían creerlo ¿De verdad era ella?

Alemania: —Pe-Perú... ¿Te sientes bien? Estás extraña... Demasiado extraña... ¿Esto es normal cuando está en su forma de Diuvertad?

Rusia: —No... es la primera vez que la veo de esa forma, no se por qué está así...— trató de acercarse lentamente a ella extendiendo sus brazos, sin embargo, ella intentó atacarlo, por lo que, lo único que pudo hacer fue congelar sus garras para que no hiciera daño —¡Perú!

Alemania: —Rusia esto no es normal ¿Qué le pasa?

Rusia: —No tengo idea, pero esto no me gusta..— se acercó un poco a ella pero era inevitable, ella estaba por atacarlos, estaba mucho más que alerta con cada pequeño movimiento que ellos daban —Ale.. Yo iré por detrás de ella para derribarla, por mientras tu intenta razonar con ella ¿De acuerdo?

Alemania: —Esta bien...

Rusia: —Has todo lo que sea necesario para hacer que vuelva en si.. ¿De acuerdo?— cuando el alemán asintió a su pedido, se movió ligeramente viendo como ella estaba a punto de atacarlos, pero momentos antes de siquiera tocarlo, apareció detrás de la peruana, agarrando con su mano izquiera sus dos muñecas, y con la derecha sujetándola del cuello hasta derrumbarla en el suelo, inmovilizándola al instante —¡Per!

Mi lejano futuro (Rusper)Where stories live. Discover now