Capítulo 40: Nada Especial...

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Aquel recuerdo de la guatemalteca comienza mucho antes de lo que todos se habían esperado. Aquel día, apenas se estaban terminando de mudar a la nueva ciudad donde iban a estudiar, aquella ciudad donde vivían actualmente. La guatemalteca, al querer ver los alrededores, le mencionó a su hermana mayor que le daría una vuelta al bosque para ver que había en todo ese lugar, y por supuesto, su hermana mayor solo le mencionó que tratase de volver para la cena.

Emocionada, la blanquiceleste agarró su maleta saliendo a aquel bosque, no se veía peligroso, y controlaba lo suficiente su poder para poder pelear con cualquier criatura básica, nada del otro mundo para ella, no por algo su hermana mayor la dejaba salir cuando ella quiera.

Mientras caminaba por el lugar, logró escuchar unos pasos acercándose a ella de a poco, lo cual, la asustó un poco, causando que saque su arma, no era una gigantesca ni completamente letal, o punzo cortante, era solo una pala, una de su tamaño que podía manejar con facilidad.

Entre los árboles, por el ruido, salió un hombre realmente alto, midiendo poco más de 2 metros y medio de alto, el doble de su tamaño en realidad. Y él, al verla, soltó un suspiro aliviándose un poco a la vez que le sonreía, parecía estar buscándola. Ese hombre tenía el cabello azul, uno bastante intenso, de ojos celeste cielo, su traje junto con su corona, dejaban ver que él era todo un Rey, uno bastante respetable.

Te había estado buscando, aquí estabas Mi Cielito — mencionó bastante feliz el mayor, acercándose a la pequeña, que, al verlo, soltó un pesado suspiro de alivio, creyó que tenía que pelear con algo.

Me alegra verte Esposo — se acercó la menor dándole una sonrisa emocionada, hacía tiempo que no había visto al mayor, y él, como siempre, acarició su cabello antes de caminar a su lado — ¿Cómo está todo en el futuro? Te veo con más ojeras que antes

Ya nació nuestra segunda hija, es muy adorable, pero hace poco enfermó, estuvimos días preocupados, no podíamos dormir sin que ella esté bien, hasta nuestra hija mayor estaba preocupada por su hermana

¡Hay no! ¿Pero está bien ahora? ¿Se encuentra bien?

Recién anoche pudo dormir de corrido... En la mañana comió un poco antes de volver a caer dormida contigo y con nuestra hija, dejé a las 3 durmiendo para yo poder vigilar el flujo del tiempo, y aproveché en venir a verte... Estoy cansado, pero prefiero seguir revisando el tiempo para que puedas dormir tranquila

Muchas gracias por eso... No sé qué haría sin ti en el futuro... — agachó su mirada un tanto triste por la situación, en esos momentos, ella se sentía tan sola, y la única compañía que ella disfrutaba, era la de su esposo en el futuro, ni siquiera sabía quién era él, pero le encantaría conocerlo.

Mph... ¿Sabes Cielo? Este año nos conocemos en tu academia

Aquella noticia por supuesto alegró a la menor ¿Ese año iba a conocer al que iba a ser su esposo? Estaba más que emocionada, aquel esposo tan amable, dulce y tierno con ella, aquel esposo que siempre la apoyaba y ayudaba en todo, amaba la idea de conocer al fin a ese esposo que ella iba a amar el resto de su vida.

¿Cómo voy a saber que eres tú? ¿Te voy a reconocer?

No lo creo, he cambiado muchísimo desde que nos casamos cuando cumpliste 17 años... Además, estoy seguro que... Primero vas a ignorar mi existencia hasta que ese día llegue

¿Ese día? ¿Qué día?

La pregunta de la pequeña no se respondió, el mayor parecía melancólico, hasta podría decir enojado por ello ¿Qué sucedió ese día? ¿Y por qué estaba enojado su esposo en el futuro? Después de aquello, acarició su cabeza despidiéndose, dijo que tenía que regresar a su tiempo a estar con su esposa he hijas, dejando a la menor sola, y con una gran duda en su corazón.

Mi lejano futuro (Rusper)Where stories live. Discover now