Prologo.

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30 de mayo del 1998.

— ¿Qué has hecho ahora? — Preguntó su madre mientras lo miraba con llamas en sus ojos, el cinturón estaba listo en sus manos, el pequeño tenía miedo ahora, su mama era muy agresiva.

—N-Nada mami, sólo vendí ese paquete. Lo prometo. — Tartamudeo el niño mientras comenzaba su marcha hacia atrás.

— ¿Dónde está el dinero? — Preguntó duramente mientras masajeaba el cinturón en su mano. —No me querrás ver enfadada mocoso.

El niño no pudo evitar soltar las lágrimas, las pequeñas gotas se deslizaron por sus mejillas mientras aun caminaba hacia atrás, temía que su mama le rompiera de nuevo sus piernas, o sus costillas. Pero sí solo se enteraba que lo robaron en la esquina, le quitaron todo hasta la mercancía.

—M-Me robaron. — Admitió el niño mientras temblaba, le había cogido miedo a sus padres desde los seis años, desde que ellos lo obligaban a ganar dinero de aquél modo.

— ¿Qué has dicho? — Preguntó completamente seria la señora mientras le cogía por el cuello. — ¿Sabes lo que me hará tu papi a mí? ¡¿Quién demonios te quitó eso?! — Gritó mientras lo empujaba contra la pequeña mesa que dividía los sofás.

Gimiendo el niño se encoge mientras agarra su estómago, las costillas les dolían, ¿Cuántos golpes recibía cada semana?, no estudiaba, no comía, sólo para trabajar porque lo maltrataban.

—Mami por favor...—Rogó el niño desde el suelo.

—Deja de llamarme mamá, no eres más que un error en este miserable mundo. — Alzando su mano le pegó con el cinturón en las piernitas del niño, chillando diciendo que parara ella le dio otro más, no tenía piedad, no sentía dolor, solo odio al que arruinó su vida alguna vez, ¿Por qué no solo lo había abortado? No era fácil una vez que su esposo se había enterado de ello.

— ¡Mamá! — Gritó su hermano mayor mientras bajaba las escaleras, él único que podía defenderle de todo, el que tenía amor por aquel niño tirado en el suelo.

—No te acerques Lucas, él se ha portado muy mal y se merece un castigo. — Dijo la señora mientras le pegaba con frecuencia.

Lucas acercándose toma el codo de su madre pero ella no dejaba de pegarle al niño y sólo hizo batir a lucas para que éste cayera encima de la mesa de vidrio, partiéndola en mil pedazos.

Dejándole de pegar, la mama mira a lucas quien yace en el suelo gimiendo por el dolor.

— ¿Ves? Por tu culpa mira como dejé a tu hermano. — Le gritó al niño de nuevo, tiró el cinturón a un lado y lo tomo de la camiseta empezando a darles bofetadas.

Llorando fuertemente y gimiendo el niño trataba contra su voluntad defenderse, pero su madre era más fuerte y podía sostenerle muy bien.

—M-Mamá...— Jadeo lucas en el suelo.

La madre no paraba, ella solo le seguía golpeando, más, más y más.

Cuando ella vio que eran suficientes, lo tiro al suelo, suspiro y arregló su camisa mientras se limpiaba las manos con su falda, frunciendo el ceño se agacha hasta lucas y lo coge.

— ¿Te he hecho daño cariño? — Preguntó su madre mientras le veía con los ojos cristalinos.

Al instante que el chico la ve a los ojos, con un pedazo de vidrio en su mano lo alza y se lo clava en el cuello, sabía que sí él le decía que estaba herido lo golpearía, porque los golpeaba de nada, tenían que detenerlos, de alguno u otra forma.

Con sus ojos abiertos, la madre tapa la herida con su mano derecha, se tambalea hacia atrás y cae sentada en el suelo, la sangre se derrama por toda su ropa, ella ve con horror a lucas y el sólo se queja por su dolor, las lágrimas resbalan sus mejillas, mientras el niño sólo está inconsciente en el suelo.

Arrastrándose a sí mismo, lucas gatea con cuidado hasta el pobre niño maltratado en el suelo, lo revisa, los moretones y rasguños esparcen su cuerpo, lucas no evita sollozar mientras hace el intento de cogerlo en sus brazos.

Cae al suelo cuando se levanta con el niño en sus brazos, le duele demasiado su columna y costillas. Se intenta levantar de nuevo y lo logra, camina con él y ve las escaleras que dan a las habitaciones, llora más cuando sabe que no podrá subirlas, el dolor lo traiciona de algún modo demasiado horrible.

Sollozando sube las escaleras uno por uno, sabe que en cualquier momento su padre llegaría, no querría que lo encontraran, lo iba a matar a los dos. Con suerte logra subir las escaleras, deja al niño en el suelo y con rapidez va hacia su habitación.

Coge las maletas que ambos tenían echas para cualquier momento, el dinero ahorrado por el cuantos golpes recibieron también lo coge, sale aun adolorido y se arrastra hasta el niño.

—Nos largamos de aquí, prometo que nadie más te hará daño. — Dijo lucas y besa su mejilla.

Abriendo sus pequeños ojos, el niño ve como lucas lo intenta coger en sus brazos.

—Lucas...— Murmura.

—Al fin te desper...— Lucas se cayó abruptamente cuando escucha la puerta de la casa abrirse, su corazón se aceleró y se maldice por no irse de una vez.

— ¡¿Qué mierda?! ¡Lisa! — Grita el padre mientras coge en sus manos el cuerpo de su mujer. —Ya verán, están muertos mocosos de mierda. — Volvió a decir dejando que las lágrimas se bajaran por su mejilla y soltara el cuerpo de la mujer.

Ahí, el pequeño que estaba muy herido se dio cuenta, que solo uno saldría vivo de allí y ese, no era él.

**

—Tienes que esperarme aquí ¿Sí? Volveré. —Dice lucas, no le dio tiempo de responder el niño cuando corrió a su habitación.

Debían salir de aquí, de otra manera ambos estarían muertos.

Tomando las maletas que ya habían hecho y el poco dinero que por tanto llevaron golpes, sorbiendo su nariz lucas se amarra todo su equipaje y corre fuera de nuevo.

— ¡Lucas! —La voz de su papa lo asustó, corrió hasta su pequeño hermanito indefenso y lo cogió de un brazo pasándoselo por su hombro, camino apresurado con su hermano cogiendo y se detuvo en la ventana del segundo piso.

Cerró los ojos rezando para que a ambos no le pasara nada.

—Debes hacerlo, lánzate, yo iré detrás de ti. —Muerde su labio para no sollozar.

Ambos no sabían cómo lo habían hecho, salieron por la ventana, doloridos, su padre por fortuna no había salido de su casa, tenían que huir, salir lejos, no más golpes o malos tratos por ellos, ya bastaba.

Se refugiaron en unos árboles dos calles lejos de su casa, lucas saco algunos suéteres para acostar su hermanito indefenso, sollozo con él en sus brazos.

—Saldremos de esto, lo prometo. —Abrazo a su hermano. —Te prometí salir de aquella casa, lo logré, ahora te prometo que sobreviviremos, te lo prometo, lo eres todo hermanito, te amo.

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