045: Peter. Editado

32.4K 1.9K 330
                                    

045: Peter. Editado

— ¿Éstas lista?

Asiento y me toma de la mano, me siento extraña con Liam cogiéndome la mano pero de seguro que a partir de ahora tendría que acostumbrarme.

No habíamos charlado en el camino hasta éste extraño lugar, no sé si solo asustarme y pasar desapercibido que no conocerlo demasiado me ha estado afectando la mente a cosas sobrenaturales. Pero que va, lo conozco suficiente como para imaginar que puede ser cualquier otra cosa, además eso me pasa por leer ficción siempre.

Me vi pasando de la mano con Liam por una extraña puerta en un enorme almacén, afuera había absoluto silencio pero al cruzar las escaleras hacia abajo a un tipo de sótano la bulla se abrió paso a nuestros oídos.

Liam me haló por el camino que daba detrás de unos telones, el bulleron de gente estaba sumida en este sitio y solo detrás de ella estaban unos señores una más mayor que el otro como si fuesen metres en un mini cimiento. Riendo entre sí.

Liam carraspeo su garganta y ambos señores voltearon a verlo.

— ¡Peter, muchacho! —Exclamó el señor con una buena cantidad de dinero en su mano.

¿Peter?

—Vengo a la ronda. —Habló Liam dando un paso hacia atrás. Ya que el señor tenía intenciones de abrazarlo. — ¿Qué me das?

—Bueno...

—Está Rick, lleva una hora esperando su ronda. —La señora habló con rapidez.

— ¡Mamá! —Reprendió el señor de su lado.

—No me hables así jovencito. Es sólo la ronda que Peter ha querido, tres mil dólares. —Habló con firmeza la señora.

—La tomo. —Liam habló y yo apreté su palma con miedo.

El me miró.

Negué.

— ¿Es tu novia ella? —El señor imprudente que hizo que Liam tensara su mandíbula preguntó.

—Sí. —Espetó, y casi sonrío. —Ahora ve a preparar todo y metete en tus putos asuntos Calé.

Me tiró de la mano y me condujo fuera de los telones.

Aun guiándome por los pasillos, me llevó hasta una puerta que había en todo el sótano, la abrió y nos dio la vista a cosas viejas tiradas allí, como si se tratase de un mini sótano. Cuando en realidad era un depósito.

Hasta ese momento me había dado cuenta que cargaba con pequeño bolso colgado de su hombro, lo dejó en el suelo y sacó dos grandes guantes de boxeo.

El me miró y yo hice lo mismo, ¿Pelearía? ¿Era con eso que se ganaba la vida?

— ¿Es con esto? ¿Cómo en aquella fiesta? ¿Es boxeando que te ganas la vida? —Pregunté sin permitirme parar.

— ¿Te marcharás si te digo que sí? —Susurra.

¿Cómo sólo pensaba en ello? Jamás lo dejaría sólo, por más mal que él esté no lo dejaría, no lo dejaré hundirse ni siquiera marcharse de mi lado, lo quiero aquí y quiero que sepa que sea lo que sea lo apoyaré en todo.

— ¿Quieres que te ayude a ponértelos? —Señalé acercándome.

Frunció el ceño y me miró a los ojos, comprendiendo lo que decía y miró los guantes asintiendo.

—Sí, bien.

Sonreí a medias y le coloqué uno en su mano comenzando hacer un lazo en la muñequera.

Dark Man Donde viven las historias. Descúbrelo ahora