Capítulo 33: Tengo mi realidad clara contigo

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La semana había pasado sumamente rápido, había ido a trabajar todos los días e incluso tenía ya pasado mis ahorros para la comida, no había ido ayer jueves para el supermercado porque la verdad mi nevera no se veía vacía, pero aun esperaba la llamada de Megan para ir a comprar algo de vestir.

En la semana, le gente se había ido integrando a la universidad, ya no éramos el grupo de cinco en la clase, de hecho ya éramos veinticinco personas en ella y parece que ya no solo somos dos los bueno.

Ashley, una nueva que había ingresado en la clase, se había sentado conmigo ya que nos habían asignado parejas para dibujar, y era la nueva buena favorita del profesor, ella sabía dibujar mucho.

Los otros días no me había sentido tan sola, de echo Ashley era muy buena compañía, me había hecho su amiga sin siquiera darme cuenta, sabía que no llevaba mucho tiempo conociéndome con ella pero aun así no rechacé su invitación al cine el domingo.

Me encontraba en este momento viendo algo de televisión, sabía lo absurdo que era sentarme a esperar que mi vecino entrara por mi puerta y se sentara a mi lado, pero tenía esperanzas, él había estado más apegado a mí y eso me gustaba, de hecho no me arrepiento de haberme enamorado completamente de él. De admitirlo en voz alta tal vez.

Cambio una vez más la televisión y busqué alguna buena película, había decido leer algo pero todos los libros que tengo los había acabado y claro que no tenía sentido volver a leerlos.

Ahora que lo pensaba, mi vecino se parecía mucho a un personaje que admiraba de uno de mis libros favoritos, se nombraba After en el libro el personaje de Hardin era muy rebelde, incluso trataba muy mal a Tessa hasta que llegó al extremo de enamorarse de ella, pero no, mi vecino parece que ha sufrido creo que hasta peor que él.

En fin, ¿Por qué comparar a él con un personaje ficticio? Quiero decir, novelas son novelas, las cosas son más bonitas y menos reales allí, a veces me gustaría que mi vida fuera así y ésta no fuese tan complicada en algunas cosas.

Subo mis pies a la mesita de noche y aprieto la taza de café en mis manos, Seattle había puesto las noches frías, y me gustaba eso de ella, tenía todas las estaciones cuando quería.

La puerta se abre revelando a mi vecino una vez más en pantalones chándal y camiseta blanca, me mira desde que entra hasta que cierra la puerta y se apoya en ésta. No había expresiones que lo describieran esta vez. Decidido y seguro se acerca hasta el sofá y se siente al otro extremo de éste, paso desapercibido la energía entre ambos y bebo de mi taza de café.

—Sabes... —Hablo de primera llamando su atención. —No me gusta que siempre entres a mi apartamento y no me digas nada, es terrible. —Hable con rapidez sin trabarme.

— ¿Es necesario siempre que diga algo? —Pregunta llevando una mano hasta su barbilla para rascarse ese rastro de barba que apenas se le ve.

—Sí. —Hablo de inmediato. —Me tienes que decir que es lo que te pasa conmigo. —Le digo con la mirada pérdida en la taza de café.

Espero con impaciencia su respuesta, sabía que no sería fácil conseguirlo viniendo de él pero debía intentarlo, tenía que hacerlo hablar de alguna forma. Es loco, al principio ni siquiera hablaba pero siempre que lo hacia solia decir lo adecuado para él, sin embargo, cuando yo lo hacia hablar era un puñal en el corazón.

— ¿Qué esperas que te diga? —Es lo primero que dice y hace una pausa a continuación. — ¿Qué me gustas? ¿Qué me he enamorado de ti desde el momento que fuiste tan tonta y te tropezaste conmigo en este pasillo? ¿Qué todas esas veces que te he besado o incluso cuando nos hemos acostado significan para mí? —Me mira detenidamente esperando una respuesta inmediata como las anteriores.

Trago grueso sintiendo como el corazón se me oprimia, no sabía como sentirme al respecto ni como tomar lo que estaba diciendome.

—Yo no...

—Dime Cassandra, dime que es lo que te pasa a ti conmigo. —Exige ahora mirandome.

Bajo la mirada, ¿Sería yo capaz de decirlo todo lo que siento? Pues la cuestión era que no me importaba si seguía hablándome siempre como lo hace porque me tenía tan acostumbrada a las situaciones que apenas me duele sus momentos de arrebatos groseros o sus temperamentos. Lo que no sé es cómo reaccionará a lo que le diré.

— ¿Y tú qué esperas que te diga? —Lo miro directo a sus ojos tomandome el mismo tiempo que él. — ¿Qué yo sí me he enamorado de ti? ¿Qué todas esas veces que me has besado o incluso me has tocado significan mucho para mí? Creo que en el fondo esperas que yo acerte todo lo que haz dicho. —Frunzo el ceño y bajo la mirada de pronto sintiendo el pulso a millon. —La cosa es que... Sí, estoy enamorada de ti.

Sentí como su mirada me acribillaba la mejilla, mis pulmones por fin respiraran aire puro cuando las palabras salieron desde adentro... Pensaba que sí no se lo decía en cualquier momento estallaría.

—Me dejé envolver, me he enamorado de ti y yo no lo he decidido. Te metiste en mi cabeza y mi piel. —Continué. — ¿Y sabes lo increíble de todo? Que cuando pensé que esto me pasaria por primera vez, la persona al menos me correspondería... Siento tener que decirlo así pero pensé que explotaría, evité demasiado no caer como una estúpida pero fracasé enormemente.

Paso saliva tragándome con ello las lágrimas, era absurdo seguir hablando cuando él no es quién cambiaria de opinión, si no era yo la que debía plantearse cambiar sus sentimientos porque él no los aceptaría.

Su silencio drenaba mi sala, tenía miedo a como fuera reaccionar o que me fuese a decir después de haberle dicho todo esto, me odiaba a mí misma por poder hacer esto, pero le encontraba la mejor manera de que él cambiara todo hacia mí,  o al menos tenía esperanza de hacerlo.

—Tú no puedes amarme Cassandra. Nadie ama a una persona como yo. Nadie se enamora de una persona como yo, ¿Entiendes? No lo merezco. —Le observo, me confundo aún más cuando refleja miedo en ellos.

—Yo no elijo que hacer o sentir, discúlpame si te disgusta lo que siento pero no tomo las decisiones ahí. —Digo en sollozos.

Mi vecino se levanta de su sitio y camina hasta agacharse delante de mí, me coloca las manos en las rodillas hasta que alzo para verlo.

— ¿Te arrepientes de amarme?

Sonrío triste, de todo... Pensé que preguntaria cualquiera otra cosa que no me haga ver más debil.

— ¿Y por qué debería?

Sus ojos me observaron por un largo periodo de tiempo hasta que sus labios cubrieron los míos, me tomó de la cintura removiéndome a la orilla del sofá. Se arrodilló frente a mí apartándome el pelo del cuello para encontrar comodidad en su beso.

—Eres la única persona que siento que me conoce, Cass. A veces no sé porque actúo y tú simplemente intentas comprender por qué lo hago. Y no quiero perderte. —Susurra cada palabra en mis labios sin dejar escapar alguna.

Sollozo más y bajo mi cara.

—No trataré de alejarme de nuevo, pero no pienses que esto cambiará a lo que sea que haz soñado tener todo este tiempo. No soy nada de eso.

—No te pido que seas un sueño.

—Ya tengo mi realidad clara contigo. —Susurra.

Me quedo en silencio.

—No te alejes. —Tomo los lados de su chaqueta y lo acerco a mí besándolo.

Voten y comenten.

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