Capítulo 36: Feliz cumpleaños

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Me levanto con el olor de mi vecino en mis fosas nasales, dándome cuenta que dormí toda la noche en su cama sin preocuparme en lo más mínimo. Había sido la mejor decisión que he tomado, escabullirme a eso de la madrugada y acabar en la cama con él. Tal vez estaba volviéndose una adicción, pero una muy buena. O una muy estúpida.

Aferro las sabanas a mi pecho incorporándome para buscarlo, es la primera noche que despierto sin él. A lo mejor estaba ya arrepintiéndose...

—Piensas mucho. —Su voz hace eco en la habitación y hace que desvíe la mirada al pequeño baño que conectaba con esta.

Le repaso con la mirada encontrándolo en paños menores, le miro los ojos como si mirarlo no me fuese afectado.

—Me pongo pensativa por las mañanas. —Decido responder.

—Son las dos de la tarde, Cass. —Dice con obviedad.

—Ah. —Alzo mis cejas, paso una mano por mis ojos despertándolos completamente, ¿Las dos? Imposible, ya papá o mamá deben estar en mi departamento tumbando la puerta.

Me dejo caer en la cama y veo el techo, ¿Qué tendrán para mí ésta vez? Espero sea un rico desayuno como a mí me gustaba de pequeña, moría por panqueques con miel. Moría de hambre.

— ¿Es tarde o todavía puedes quedarte? —Escucho que pregunta y se aproxima, se apoya con las dos manos a los lados de mi cabeza y sube una rodilla cerca de mi cuerpo.

—Aun no quiero levantarme. —Me encojo de hombros. — ¿Pasa algo?

Su cuerpo queda ahorcadas de mí, lleva las manos a mi cabello apartándolo de mi cuello.

—En lo absoluto. —Se baja y me besa el cuello. Respiro profundo.

Me retira las sabanas de encima y con ello la toalla que lo cubría, me sigue besando el cuello y sus manos se deslizan por mis caderas hasta tomar uno de mis pechos. Sentí todo mi cuerpo encenderse y me arquee un poco, antes de dudar me abrió las piernas y se metió en ellas llenándome por completo.

Llevo mis manos por su espalda recorriendo sus brazos y sintiendo varias de las cicatrices que descubrí en las fiestas. No se detiene mientras me llena, aún en éxtasis no dejo de tocarlo, su respiración cada se dificulta más y observa mi mano con el ceño fruncido lo que hago.

Le miro la cara mientras con delicadeza paso mis dedos masajeando su piel, él me mira, su mirada es dura y penetrante, trago un poquito y los deslizo con más delicadeza, cierra sus ojos con su ceño aun fruncido y suelta un gemido ronco.

Le gustaba mi tacto.

Entonces me embistió por primera vez de manera sorpresiva, gemí alto sacándole un gruñido. No es que me gustara mucho ser una chica que gime tan alto pero parece que eso le complacía al mayor.

Envolví mis piernas detrás de las suyas y deje que siguiera embistiéndome con fuerza, el único sonido que se escuchaba era nuestras bocas gimiendo y nuestros cuerpos golpeando, bajo el rostro para besarme el cuello y mientras lo hacía yo le cogía el pelo con fuerza.

—Joder, Joder. —Murmura en mi oído cuando nos interceptamos en esa nube de éxtasis.

Siento su boca rozar con la mía mientras que ambos esperamos irnos en el otro, me mira a los ojos como siempre y me toca por todas partes. Lentamente.

Dos embestidas más y ambos estallamos al mismo tiempo, cayó exhausto encima de mí sin aplastarme del todo. Acaricié su espalda hasta que rodó lejos de mí a un lado, los dos con la mirada perdida en el techo.

Presiento que éste no será uno de los peores cumpleaños como los otros años.

—Desde que comenzamos con todo esto ninguno nos hemos preocupado en protegernos, ¿Lo sabes, no es así? —Digo con mi respiración aun agitada.

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