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En casa Nayeon a pesar de lo preocupada que se puso, no pudo contener la carcajada al ver a Momo como se le lanzó al hombre, no podía creer que esa pelinegra tendría las agallas para saltar sobre ese tipo, ella no se andaba con juegos, ya que habían corrido como 20 personas a controlar al huracán Hirai, además hizo que medio público saltara en su favor, era todo un caso, Momo tendría que haber sido política.

La nenita dormitaba con los ojitos entrecerrados mirando a su madre desde su cargador, poco a poco abrió los ojitos y su atención pareció fijarse en el pelo de ella. "Parece que le gusta mi cabello" pensó Nayeon con una sonrisa y tomando a la chiquita en brazos, ya que era muy poco el tiempo que la niña pasaba despierta. Era tan delicada, la castaña sintió que su interior se hinchaba de amor, de esa sensación tan abrumadora y tibia de amor a su bebita, la nenita tomó con sus manitas los mechones rebeldes que caían sobre los hombros de Nayeon y los introdujo en su boquita diminuta y roja.

― Eres tan linda amor mío ― le dijo Im suavemente, los hermosos ojos de la niña brillaban despiertos sin dejar de mirar a su madre, ambas se miraban en silencio, los labios de la castaña se curvaron lentamente en una sonrisa y luego súbitamente en una mueca de asombro, la niña había sonreído, sus tiernísimos labios rojitos se habían contraído en su primera sonrisa a su mes y medio de nacida, su carita tan risueña habían saludado a su madre con el gesto de inteligencia humana más tierno de todos, una sonrisa.

Nayeon de la emoción dejó escapar unas lagrimitas, pero luego rió nuevamente a su pequeñita ― No se lo digas a nadie ― le decía en susurros a su hija ― Tienes las sonrisa de Momo, es igual de tierna, pero no le digas a tu madre ― le dijo guiñándole con ternura un ojo a su hija.

Colocó a la niña en su cunita y la contempló, justo cuando la puerta se abrió y apareció Momo con cara de fastidio, al ver a su novia la cambió por una de pena.

― Espero que no hayas visto las noticias ― dijo apenada ― Le grite al sarnoso viejo clérigo ese...

― Sí las vi ― dijo Im con una sonrisa ― Que lanzamiento... ¿Juegas béisbol Momori? ― Hirai la miró un poco confundida, detrás de ella apareció Mina con una cara de diversión mutua.

― Hubieras visto a Moguri, hizo que medio planeta se destornillara de risa con ese papelazo, he bautizado este ataque como Hirai-papelazo destruction ¿Qué te parece Nay? ― la pelinegra enrojeció por la ocurrencia de su amiga.

― Me parece lindo el nombre ― dijo la castaña abrazando a Mina que miraba a su ahijada con mucho cariño.

― Que linda se ve mi ahijadita, se ve que la cuidan mucho, ha subido de peso ¿Verdad?

― Dos libras, no deja de beber leche, Nayeon ha bajado de peso ¿Sabías que la mejor manera de bajar de peso cuando te embarazas es darle el pecho a tu hijo? ― Mina miró a Momo curiosa.

― No lo sabía. ¿Entonces Nayeon pasa dando de mamar a mi ahijadita? ¿No creen que se me va a engordar mucho? Después no la voy a poder alzar ― Momo sonrió, justo como lo había hecho su hija momentos antes, Nayeon se sonrojó al ver ese gesto que compartía su hija con la mujer a la que amaba.

― Eres una ocurrente ― dijo Hirai acercándose a ver a su hija.

― Yeojin, hubieras visto a tu madre lanzarle una bola de papel enorme a un viejo verde... ― dijo Mina con una sonrisota mirando los bellos ojos de la niña ― Tiene tus ojos, aunque esa mirada es como la de Nayeon... Bueno también tiene tú mismo cabello liso pero castaño, no hay duda es tu hija ― dijo Myoui con interés y como dando por sentado un caso difícil ― Moguri, tienes que casarte con Nay por haberla embarazado ― dijo dando una palmada a su amiga, la pelinegra le respondió con un puñetazo y al poco tiempo estaban agarradas a golpes en la cama de las chicas, mientras Nayeon miraba con desaprobación a las amigas que luchaban en voz baja para no molestar a la chiquita.

― ¿Saben?, creo que deben dejar de jugar, Momo ya tiene una hija y debe comportarse con madurez... ― dijo Nayeon sacando a la bebita y sin dejar de ver con desaprobación a las amigas.

― Ejem, Momo es tu culpa ― dijo Mina acomodando su chaqueta ― Nos vemos, te llamo en la noche, no salgas de la casa, veré como arreglo lo de ese viejo al que le lanzaste tu discurso ― la pelinegra le tiró una almohada nuevamente.

― Ok. Nos vemos ― Myoui salió esquivando otra almohada.

Cuando quedó sola, Hirai se levantó y fue en busca de Nayeon.

Ella las vio sentadas en la hermosa sala de estar, Im alimentaba a la niña y ambas se miraban con ternura, la pelinegra se acercó despacio y se hizo notar para no asustarlas, la castaña sonrió y esperó que Momo se sentara junto a ella, la pelinegra rodeó con sus brazos a Nayeon y observó a la niña, quien miraba a su a madre castaña con sus manitas colocadas con delicadeza en el seno de esta. La pelinegra sonrió sintiendo que su cuerpo se llenaba de calor y fue cuando la niña dejo unos segundos de mamar y le sonrió a Momo, las dos adultas se miraron asombradas.

― Me ha sonreído... ¿Me sonrió?

― Sí ― dijo Nayeon― Ya lo había hecho en el cuarto antes de que llegaran...

― Se parece a la sonrisa de mi madre ― dijo Momo a media voz y con mucha felicidad.

― A mí me pareció tu sonrisa ― dijo la castaña cuando termino de dar a la bebita leche y la llevó al cuarto seguida de Hirai.

― Bueno, puede ser... Mi padre siempre me ha dicho que soy él en versión femenina, pero que tengo los gestos y el carácter de mi madre.

― Así es ― dijo Nayeon poniendo con cuidado a Yeojin en su cuna después de sacarle los gases ― Tiene la sonrisa de tu madre y por ende la tuya.

― Pero tiene tu mirada ― dijo la pelinegra abrazando a su novia de la cintura y besándola apasionadamente ― Te amo ― dijo cuándo le hizo falta un poco de aire y hundiendo su rostro en el cuello de Nayeon que olía a fresa.

― Ay mi Momori, yo también ― dijo la castaña acariciando el sedoso cabello de Hirai con un poco de desesperación, pues no hacía más de un mes que la deseaba con locura, pero tenía que esperar y sabía que Momo así lo haría, pues aún no se recuperaba físicamente del parto, estaba en proceso de post parto el cual duraba 40 días, a pesar que estos ya habían pasado aún no quería atreverse.

Las manos de la pelinegra bajaron con una dolorosa sensualidad por el trasero de Nayeon, esta se pegó aún más al cuerpo de Momo ― Momori, la niña, la niña está aquí... ― las manos de la pelinegra recorrieron su camino de regreso a su cintura, pero no se detuvieron en ella, subieron hasta su espalda a con un rápido masaje se apoderaron de su cuello para intensificar el beso. Las manos de Im que hasta ahora estaban tranquilas en el cuello de su novia se apoderaron de los senos de esta, la boca de Momo era deliciosa, tenía un sabor a canela con menta, lo que excitó mucho a Nayeon, ella buscó lentamente la hebilla del pantalón de la pelinegra, pero Momo repentinamente se detuvo.

― Bunny, creo que no es buena idea ― dijo la pelinegra agitada y con el corazón a mil por segundo, ya que había escuchado a la nenita seguir haciendo ruiditos de bebé, obviamente ella no sabía que pasaba pero estaba despierta y al parecer quería estar haciendo mimos con sus mamás.

― Creo que tienes razón ― dijo Nayeon mirando a su hija que extendía sus manitos explorando su alrededor ― Veamos que otra sonrisa nos regala Yeojin.

― Espero que sean muchas ― dijo la pelinegra sin arrepentirse en detener algo que ella también deseaba, pero por su hija, cualquier cosa.

¡Eres su madre! (NaMo Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora