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Boda Hirai-Im en marcha.

Ok, Ok, Momo se veía más que cómica huyendo del manicurista francés, el tipo no se veía nada amigable con esas toneladas de instrumentos, además, no era que tuviera horror a los obsesionados y alocados estilistas, solo que ya era suficiente de polvos raros en su rostro se suponía que debía verse "Natural".

"Condenados" pensó ella detrás de un florero especialmente grande de la sala. "No me veré nada natural con esa tonelada de polvos brillosos y fuera de onda que me quieren poner, además esa horrible tijera no la necesita, mi cabello está bien como esta" se decía la pelinegra molesta, ya tenía como media hora de haber huido, se encontraba en la mansión Im, mientras que Nayeon estaba en la mansión Hirai en compañía de sus padres y Kenji, mientras que ella, como lo decía la tradición no debía verla hasta que se vieran en la capilla, pero ya comenzaba a sentir una terrible comezón en la nariz, las flores del terrible florero eran rosas, "DIOS" se dijo retrocediendo ella era alérgica a las rosas.

Caminó en cuatro patas a su habitación y la alergia alcanzó a hacerla estornudar, media docena de gente que acompañaban al afeminado estilista la vieron, chillaron para horror de Momo señalando hacia ella y cuando se dio cuenta una docena de brazos la sostenía y comenzaban a acariciar su cara con unas doscientas brochitas, ella reponiéndose del susto de las rosas ya ni modo se dejó manosear por todos esas locas con brochas.

Al poco rato se encontraba en su habitación, su padre no tardaría en llegar para ayudarla, pero ella sabía que no lo iba a dejar ayudarla, ella llevaría un esmoquin precioso negro de diseño Inglés muy fino con escote de pianista así como la clásica cola de estos, un delgado pantalón de vestir con talle de príncipe Carlos I, le hacían ver muy delgada y elegante, solo tenía un pequeño problema la corbata con estilo de duque... No tenía ni idea como demonios se la acomodaría, en eso estaba cuando su padre apareció con la pequeña Yeojin en brazos, el ya vestía muy elegante con su saco y corbata de Dolce and Gabbana.

Él la miro con aprehensión y dijo que la niña no dejaba de llorar y que tenía a la castaña muerta de los nervios y que al final la misma Nayeon dijo que Momo era la única que la calmaba, ella no dijo nada dejo la corbata azul oscuro en la cama y tomo a la pequeñita en brazos que aún tenía lagrimitas en la carita.

Kenji aliviado de que la chiquilla se entendiera tan bien con Momo, que se veía muy tierna dando pequeños mimos a su nenita de un lado a otro en el cuarto, comentó lo bien que se veían juntas, la pelinegra por primera vez en mucho tiempo sonrío alegremente a su padre. Poco después la nenita se quedó dormida, ambos la acomodaron en la cama de Nayeon, Kenji ayudó a Momo con su saco y la serie de camisas que llevaba antes, le acomodó bien los tirantes del bello pantalón y la corbata, sin su padre la pelinegra tuvo que admitir que no hubiera encontrado la forma de ponerla correctamente.

Los dos se miraron y sin previo aviso se abrazaron mutuamente y con fuerza. "Te amo" se dijeron y Kenji tuvo que decir una payasada antes que Momo arruinará su maquillaje con unas lagrimitas.

Poco después la pelinegra se veía realmente hermosa al espejo, su padre detrás de ella sonreía, la nenita sollozo en sueños y Momo pidió la opinión de su padre de si llevar los guantes o no, él miro los finos guantes por unos segundos y luego dijo que sus manos eran mejor desnudas, ella asintió y se miró el finísimo cabello pelinegro, lo tenía un poco largo y peinado con suavidad, este caía libremente sobre su rostro dándole un aire de serenidad a sus hermosísimos ojos, se veía diferente ya que siempre lo llevaba desordenado y más corto, pero para ese día era suave, un poco largo y peinado tan sutilmente que la hacía verse mayor de lo que era, pero muy hermosa.

― Es hora ― dijo Kenji mirando su reloj ― Debemos irnos ya, deja yo llevo a Yeojin.

― Ok, dame un segundo ― dijo tomando un poco de aire ― No quiero morir de nervios.

― No lo harás ― dijo él cuando se dirigían a la capilla.

Ese día Seúl estaba de fiesta, mucha gente se arremolinó en las calles por donde la pareja pasaría, había una fuerte presencia policial, para evitar que la gente se sobrepasara, la capilla estaba completamente decorada de flores de primavera, ya que Momo no quería ni en broma rosas, la chica llegó encontrándose amigos de la Universidad, amigas de Nayeon que tenía siglos de no ver, a Mina muy elegante con Chaeyoung que al igual que ésta vestía muy bella.

Fue felicitada por el primer ministro alemán y conoció al tío de Nayeon que no vivía en Corea, saludó como a medio millón de periodistas, conocidos, vecinos y quien sabe quién más, luego muy nerviosa escuchó que su prometida ya estaba en camino, miró a su padre con el corazón a mil por segundo, él sostenía en su cargador a Yeojin y le hizo señas de que se tranquilizara, miró a los dos primos de Nayeon que le sonrieron dándole confianza, ellos eran parte del cortejo de caballeros y damas, los cuales se formaron fuera para esperar a la castaña que vendría en compañía de su padre, Momo tenía dolor de costillas por cómo le retumbaba el corazón de la emoción.

Casi le da un paro al escuchar la marcha, ¡Nayeon ya había llegado!, Momo se paró ante el ministro, sintiendo que las piernas casi le fallaban y que todo le parecía venir de una radio mal sintonizada, sus ojos recorrieron a los invitados, Yeojin estaba profundamente dormida, su padre parecía a punto de llorar y entonces la vio, la mujer más bella que jamás había visto en sus 24 primaveras, Nayeon vestía un precioso vestido blanco de estilo princesa, diseñado por Louis Vuitton, tenía un escote en V de ensueño y su cabello castaño ahora liso, eran una utopía en ese blanquísimo paisaje.

Nayeon se asombró de ver lo delgada y seria que se veía la pelinegra, en definitiva era la mujer más hermosa en la que se había fijado y de la cual se había enamorado, de reojo vio a Yeojin dormida en brazos de Kenji, su madre lloraba a su lado y cuando por fin estuvo junto a Hirai, pudo ver sus ojos que luchaban por no romper en llanto, ella le sonrió para tranquilizarla.

Su padre susurró con solemnidad ― Entrego mi hija a Hirai Momo ― Momo asintió y Nayeon tomó sus manos, tibias, con delicadeza sin dejar de sonreír al rostro lloroso de su novia.

El ministro comenzó y en minutos la pregunta del millón de dólares:

― Hirai Momo ¿Aceptas como tu esposa, a Im Nayeon, para amarla, cuidarla y respetarla en las buenas y en las malas hasta que la muerte las separe? ― Momo sintió como su cerebro procesó lentamente la pregunta pero respondió con naturalidad y voz segura.

― Acepto ― el Padre asintió y miró a la castaña.

― Im Nayeon, ¿Aceptas como tu esposa, a Hira Momo, para amarla, cuidarla y respetarla en las buenas y en las malas hasta que la muerte las separe?

― Por supuesto que acepto ― dijo ésta sonriendo. Él río contento.

― Los anillos ― dijo el Padre con suavidad y la pareja intercambio anillos dando sus votos.

― Nayeon, este anillo es muestra de mi amor, de que mi voluntad ahora es tuya y de nuestra hija, que eres dueña de mi amor que es sin fin y de mi comprensión en la vida que compartiremos juntas, Nay este anillo es tuyo como lo soy yo ― dijo Momo en voz clara y suficientemente audible.

― Momo, este anillo es símbolo de mi amor por ti, de mi devoción hacia ti como esposa y como madre de tu hija, de la razón de mi vida, la felicidad de mi existencia, de la voluntad que ahora te profeso a ti y a nuestra pequeña familia, este anillo es tuyo como ahora lo soy yo, para siempre en esta vida ― dijo Nayeon poniéndole suavemente el anillo a su ahora esposa.

― Pueden besarse ― dijo el Padre, las chicas se acercaron, Momo levantó el velo suavemente y con ternura besó los dulces labios de Nayeon. Una ovación general irrumpió en la capilla y la pareja intensificó el beso, en compañía del aplauso general.

¡Eres su madre! (NaMo Version)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora