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Así pasaron dos meses, las nuevas mamás estaban muy felices, Momo comenzaba a lidiar con la prensa extranjera pero salió bien parada de todas las ofensivas de algunos extremistas, sin embargo, poco a poco la gente en general empezó a perder el interés en molestar a la familia, la cual a pesar de los repentinos ataques de ira de Momo, comprendieron que no cualquiera se traga los insultos que se hacen a tu propia familia y menos si es tu hija.

Las personas del continente asiático comenzaron por lo general a apoyar a la pareja para bien, solamente la iglesia ortodoxa y la católica no dejaba de asegurar que la hija de la pareja era una especie de anticristo.

Nayeon poco después de entrar nuevamente a trabajar tenía ya planificado como compartir con su hija a la cual estaba amamantando, la llevaba en su cargador a su oficina y Momo con un fuerte grupo de gorilas la pasaba trayendo con una flamante limusina de seguridad, no era por nada que la pelinegra fuera una cascarrabias, se había ganado millones con sus brillantes descubrimiento de medicina legal.

Ahora el padre de Momo, que era uno de los genetistas más famosos junto a su mejor amigo Seung tenían una serie de citas estatales para hacer el experimento de uso público y no solo para parejas homosexuales, era una forma de reproducción segura o bien legalizarlo como un derecho de las familias homosexuales femeninas, era toda una polémica pero no en sentido de moral sino en calidad de que si era justo que solo las lesbianas se beneficiaran o bien las parejas heterosexuales de mente abierta que desearan el procedimiento.

Momo por su parte no se metía en nada de eso, era problema de su padre y su amigo, lo que ella quería era mudarse con su familia a su nuevo hogar y ser feliz junto a ellas.

Mientras tanto la agente Kim que se había desaparecido desde la fiesta en la cual la castaña corrió a medio Seúl, pensaba en cómo conquistar esta vez a Nayeon, Momo le había herido el orgullo, pero sabía que no podía acercarse tan confiada, Nayeon era muy inteligente y no hablemos de su noviecita desgraciada era una peleona de primera y muy aguda también, personalmente ella no quería que un puño de esa descarada pelinegra arruinara su bello rostro, pero esa castaña estaba bien buenota, demasiado para su gusto... El embarazo le había dado una figura envidiable, humm, sus senos eran más grandes, siempre le había excitado la idea de acostarse con una mujer recién dada a luz, los cabellos de la nuca se le erizaron de la emoción y casi se cae de su asiento cuando una mujer imponente apareció frente a ella dando un portazo condenado que casi bota la puerta y la pared de su oficina o casi del edificio entero.

Era Hirai Momo.

― Te quiero lejos, ¿Me oyes? Lejos de mi novia ― dijo Momo tirando en el escritorio de la oficial lleno de libros y carpetas, unas fotos.

La voz de la pelinegra era calmada pero daba un miedo horrible ver lo molesta que estaba, las fotos eran al parecer de algún paparazzi, en donde aparecía ella acechando a la castaña fuera de su consultorio, trató de no parecer contrariada pero Hirai sí que daba miedo.

― Estoy en medio de una investigación ― mintió ella con naturalidad, los ojos de la pelinegra se entrecerraron hasta casi hacer ver una franjita.

― No mientas Kim Dahyun― dijo la pelinegra señalando a la mujer muy molesta y con la vena de la frente muy resaltada ― Te conozco, no hay ninguna investigación, ¡Que me parta un maldito rayo! ¡Si no es que quieres con mi mujer! ― le dijo furiosa ― Eres una maldita resbalosa, pero mira... Le pones una de tus mugrosas manos... ¡Que una mano! ¡Un dedo! ― ejemplificó la pelinegra con sus propios dedos ― En uno de sus cabellos y te desaparezco de este planeta.

― ¿Me estas amenazando? ― La oficial la inquirió levantándose de la silla para tratar de amedrentarla, Momo sonrió con frialdad.

― Que bueno que nos estamos entendiendo mujer de poca calaña. Esta amenaza va muy en serio. No quiero si quiera verte a unos cien metros de mi chica.

― Solo ella puede decir eso ― dijo encogiéndose de hombros la oficial sentándose de nuevo pero ya perdiendo un poco la compostura.

― Si quieres la traigo o mejor hacemos una declaración pública de lo resbalosa que nos saliste... O mejor publico los vídeos de seguridad en donde te mando a volar...

― Mira Hirai ― comenzó ella furiosa y se levantó nuevamente apuntando a Momo también, grave error ― No eres nadie para decirme lo que debo o no debo hacer...

― Mira ¡A mí no me señales! ¡Ofrecida en desesperación! ¡Te veo cerca de la madre de mi hija y te juro! ¡Óyeme bien! ¡Te juro que te destrozo la vida y la cara de puta que te gastas! ― dijo Momo sin siquiera amedrentarse por el dedo de la chica.

Dahyun respiró agitada y muy molesta.

― Sal de mi despacho.

― No me iré hasta que te quede claro que con Hirai Momo no se juega y menos con Im Nayeon, ¿Me has entendido mujercita?

― Sal de mi despacho ― Repitió la oficial al borde del llanto.

― Ok, espero que mi mensaje esté claro ― Momo salió de ahí como un vendaval de Borneo y azotando otra vez la puerta con odio.

― Te detesto ― susurró Dahyun llorando de la rabia que le había proporcionado Momo, pero a su vez, su cuerpo se llenó con ese deseo enfermizo que le despertaba la sexy pelinegra. Sin embargo ahora sabía que no podía pretender con mucha libertad a la castaña. Furiosa salió del despacho en busca de algo fuerte que tomar.

Mientras Momo era un demonio sobre ruedas, sus guardaespaldas asustados presurosos abrieron la puerta de su limusina para que ella entrara y no se soltara en contra de ellos, además que no comprendían porque tenían que protegerla a ella y a su novia si se sabía que medio Seúl le tenía miedo al carácter decidido y altanero del huracán Hirai, esta chica no le tenía miedo ni al mismísimo diablo.

Los de seguridad todavía reían y admiraban en secreto a Momo desde que casi hace llorar de miedo a un ministro británico en un debate del derecho homosexual, Hirai Momo era todo un caso. Pero en esos momentos su figura iba crispada de la molestia, desde que había hablado con Mina esa mañana, Nayeon había dicho que era mejor estar tranquilas, al parecer la pareja era acechada por un agente de la policía, pero los hombres de seguridad, sabían que Hirai huracán Momo no iba a dejar eso así, pues bien, se veía que la chica iba molesta con una tal Kim y les había pedido que memorizaran su rostro y, que les autorizaba el uso de la fuerza si la mujer molestaba a Nayeon o llegaba a acercársele.

Momo a pesar de lo molesta que estaba sabía que Dahyun no tendría mucho valor como para retarla en esto, sin embargo sabía que su mayor problema por ahora era la estúpida iglesia y un par de monjitas que ya la tenían hasta la coronilla con sus insistentes llamadas a su inútil congregación. Sin embargo la pelinegra siempre había sido más tolerante con las monjas ya que ellas cuidaban de gente en muy mala salud en otros países de África así que ella no tuvo más remedio que aceptar la invitación para esa noche, iría con Nayeon y la pequeña Hirai-Im Yeojin para ver qué demonios se les ofrecía a las monjitas esas.

Momo ya se imaginaba que pajas irían a decir, algunas otras viejas secas que esperaban que el mundo estuviera limpio de lesbianas peleonas como ella y de lesbianas sexys como Nayeon y de niñas come gente como la pobrecita Yeojin.

Por otra parte, Yeojin era muy sana y ya había definido sus bellos ojos, que en definitiva eran como los de ella, pero sin dejar de lado la mirada de Nayeon, su cabello era de un castaño obscuro como el de esta última. Sonreía mucho, y le encantaba escuchar a Momo, tenía una conexión muy especial con sus madres y casi nunca lloraba, todo el tiempo estaba explorando las cosas que tenía a su alrededor y hacía ruiditos tiernos a cada momento derritiendo a la castaña con sus jueguitos.

Por otra parte Nayeon no podía ser más feliz, su madre y ella estaban terminando las cosas de la boda, que a pesar de no haber sido oficialmente publicada, era la más esperada en el mundo entero; ya todo lo que se esperaba de este acontecimiento estaba terminado, la capilla, los invitados que ya sobrepasaban a las 500 personas entre personalidades políticas y amigos de la pareja y una fuerte batería de seguridad estaban solo esperando el día determinado.

Momo... Bueno la chica no demostraba los nervios que sentía, pero no todos los días te casabas con bebé incluido y con medio globo terráqueo en una fase de transición, sería todo un acontecimiento.

¡Eres su madre! (NaMo Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora