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3 Años más tarde...

"Ok, genial" pensaba la pelinegra frente a una tienda de juguetes curiosos, que según su suegro eran una especie de bendición, bueno, para ella no era precisamente una bendición ir a una tienda donde cada juguete costaba lo suficiente como para comprar unos treinta juguetes en otras tiendas, pero sabía que era lo mejor estar ahí parada frente al escaparate donde con la cara de no saber qué demonios hacía ahí, miraba cada uno de los brillantes empaques llenos de curiosos diseños y cosas electrónicas diseñadas para niños.

La verdad que su hija era especial, a su corta edad hablaba perfectamente y ya conocía todos los colores y todo gracias a su gran curiosidad y habilidad de sacarle a sus madres lo que deseaba, pero bueno...

La pelinegra miró con fastidio su alrededor, sabía que no tendría mucho tiempo, no era seguro Seúl en estos días, ella en lo personal había sufrido dos atentados, que guardaba en secreto de Nayeon, quién hubiera muerto del susto con solo mencionarle que un tipo de 2 metros le había apuntado con un arma y la había llamado "La madre del diablo".

Momo se inclinó sobre una computadora mini llena de información para pequeños de doce años, su hija tenía ese intelecto para las cosas así que decidió llevar eso, aún recordando como el hombre que le apuntaba había errado su disparo y como ella sintió la bala pasar a unos milímetros de su hombro, justo cuando uno de sus valientes guardias lo había noqueado.

Pagó una fortuna por la computadora, además de eso compró cuadernos de dibujos, en donde Yeojin pasaba horas haciendo curiosos diseños de arte a los que llamaba con su tierna vocecita "Picacho" ya que si hablaba claramente no era sinónimo de que pronunciara bien Picasso. Tomó segura los objetos y camino a su auto que era vigilado de cerca por sus guardias.

La vida le había cambiado, desde que se había casado era una respetable doctora, que trabajaba a medio tiempo y que tenía una conservadora vida en su flamante mansión en compañía de su esposa y de su hija de tres años. Sin embargo no todo era color de rosa, habían sufrido un largo ataque mediático por parte de la Iglesia Ortodoxa, los que aseguraban que su hija era un desequilibrio para la sociedad, a pesar de que el experimento de su padre ahora era legal y ya habían unas 100 familias que esperaban hijas y unas miles esperaban su turno para poder concebir una hija de esta manera, pero para mala suerte de ellas, por ser las primeras y sin haber tenido nada de privacidad eran a quienes atacaban más.

El carácter de Momo era aún más endurecido con personas que no eran estrictamente su familia, era de inaguantable valentía y de un coraje envidiable, sabía qué hace días la seguían y que para colmo a ellos no parecía importarle que ella caminara casi un pequeño ejército para protegerla, pero eso no la hizo perder la calma, eran unos cobardes.

Puso la mano en el detector electrónico de la puerta de su auto, está detecto el ADN de su dueña y con un robótico saludo "Hirai, por favor asegure su cinturón" la puerta se abrió, el Ferrari negro que acababa de comprar como modelo blindado era su nuevo orgullo inclusive las llantas eran a prueba de balas y pequeñas bombas de contacto, tiró las cosas que tenía en la silla del copiloto hacia el asiento trasero y colocó sus regalos en esta, miró por el retrovisor a sus escoltas y arrancó dando una orden a su coche. El auto hizo un sonido muy característico cuando se encendió automáticamente, el rugido de ese motor de 600 caballos le daba mucho vistosidad, aceleró por la avenida haciendo que sus guardas la siguieran, entonces los vio...

Otra vez esa camioneta negra de quinta los seguía a unos 100 metros, toda polarizada como era costumbre, la pelinegra miró molesta su reloj, le encantaba andarles dando paseos por toda la ciudad solo para fastidiarlos, entonces aceleró de manera contundente, sus guardas intentaron seguirla, pero el poderoso motor del Ferrari era muy superior, la camioneta aceleró y como la geniecito de Hirai había previsto era una camioneta modificada, sino no hubiera ni visto ni luces del Ferrari.

¡Eres su madre! (NaMo Version)Where stories live. Discover now