17.- BUENOS DIAS.

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Porschay abrió los ojos con una expresión de somnolencia, enfocó con ellos lentamente el piano blanco y reluciente que se encontraba en la habitación de Kim, viendo al fondo de la misma, la ventana de piso a techo y en el exterior los árboles que se mecían suavemente con el viento mientras la claridad de la mañana entraba por los cristales, sonrió cuando sintió que el brazo alrededor de su cintura se apretaba, aún sin poder creer que lo que había ocurrido anoche no hubiera sido solamente producto de su imaginación.

Kim por otro lado había permanecido despierto por más de una hora viéndolo dormir, al principio se debatió entre si debía de levantarse e ir preparando el desayuno, la realidad era que no estaba acostumbrado a quedarse recostado por mucho tiempo, podría aprovechar también el rato para hacer algo de actividad física en el área de Gimnasio; desechó la idea en cuanto sintió moverse a Porschay contra su cuerpo para luego verlo dar la media vuelta, quedando frente a frente y rodear su cuerpo con una de sus largas piernas estando aún en la inconsciencia de su sueño, su corazón dió un vuelco cuando un leve "Kim" salió de la boca de Porschay, Kim le acarició el cabello que le caía en la frente y dejó un beso ahí, un apenas audible "Te amo" se le escapó de los labios para después colocar otro beso suave en la frente de Chay, decidió con una sonrisa que no se movería de ahí, prefería pasar el tiempo así sobre cualquier tipo de ejercicio que le ofreciera el Gimnasio acondicionado en su casa, meditó después de 30 minutos que definitivamente quedarse ahí había sido la mejor opción, no quería que Porschay se despertara y que pudiera pensar cualquier situación extraña con el hecho de no verlo, por lo cual simplemente se dedicó a observar en silencio las expresiones de Porschay que lo llevaron a descubrir que balbuceaba un poco entre sueños y a pesar de que se movía constantemente, su cuerpo se quedaba totalmente en paz cuando volvía a sentir el cuerpo de Kim a sus espaldas, abrazándolo.

Kim se acercó al oído de Porschay, diciéndole un -Buenos días, Chiquillo- mientras le daba un beso suave en la mejilla, Porschay giró lentamente su cuerpo y viendo la cara de Kim se talló los ojos con las manos, para después tomar el edredón y taparse con él hasta el inicio de los ojos, que se achicaban dando a entender que sonreía debajo de las cobijas.

PORSCHAY: Buenos días, Mentiroso; de manera que sí eres real.- Dijo sonrojándose.

Kim se rió, recordando el sueño que había tenido días atrás con Porschay pensando -Si tú supieras en realidad la manera en la cual llegué a soñar contigo- con una mirada pervertida y una sonrisa torcida mientras le decía con picardía -Si, ¿por qué? ¿Quieres investigar qué tan real soy?- mientras sus manos se apretaban en la cintura de Porschay.

Porschay se rió, nervioso de sentir cómo Kim le daba la vuelta a su cuerpo y subía sobre él, recargando su peso sobre sus codos mientras se acercaba a besar su cuello. Chay suspiró pesadamente cuando los besos se convirtieron en pequeñas mordidas y la habitación entera se empezó a sentir caliente.

PORSCHAY: Kim... Dios... Kim...- le dijo en voz apenas audible, tratando de llamar su atención con evidente nerviosismo.

Kim se separó apenas de su cuello para mirarlo directamente a los ojos mientras le preguntaba -¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Tienes dolor? ¿Quieres esperar?-

Porschay sonrió, lleno de ternura al darse cuenta que Kim seguía tratando de cuidarlo y negó con la cabeza mientras le decía -No, no tengo dolor, está todo en orden... pero tengo aliento de recién levantado y no es agradable.-

Kim se rió mientras bajaba sus labios hasta los labios de Porschay en un casto beso para después morder su labio inferior y separarse, sentándose en el abdomen de Porschay pero sosteniendo su peso en sus propias rodillas mientras hacía gesto de estar palpando el sabor que tenía en la boca y decía -Hmmmmmm, no, tienes razón, no es agradable... pero mira, hay maneras de arreglarlo- soltó mientras se estiraba a tomar un trozo de la barra de chocolate que había abierto con discreción cuando Porschay permanecía aún dormido y que se encontraba en la mesita de noche. Porschay se rió, entendiendo porque el sabor de la boca de Kim hacía apenas unos segundos había sido el de un chocolate amargo. Kim puso una parte del trozo de chocolate en su boca mientras otra parte sobresalía de sus labios y se acercó a la boca de Porschay, la cual se abrió por instinto mientras sus ojos se cerraban con la última imagen de los ojos ardientes de Kim sobre sí.

KIMCHAY→ Sí tuvimos nuestro final feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora