42.-SORPRESAS INTERMINABLES Y OFERTAS DE POSIBILIDADES

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Una vez que terminaron el desayuno, Kim corroboró de nueva cuenta que Porschay se encontrara bien, colocando sus dedos sobre la aquella frente para asegurarse que no tenía fiebre; Porschay sonrió con el gesto y alcanzó su mejilla con un beso que intentaba reiterarle que se sentía mejor.

KIM: ¿Qué es lo que quieres hacer el día de hoy? ¿Te apetece que nos quedemos en casa o quieres que vayamos a algún lugar? De mi parte no quiero exponerte a que te agotes después de la fiebre de hace un rato, así que me gustaría poder quedarnos en casa y pasarla con tranquilidad, como recordatorio te digo que debes de tener en consideración que mañana iremos a recoger tu guitarra al taller de Sak, por lo que es probable que sí salgamos a un par de lugares más, si estás bien con ello.

Porschay sonrió, le costaba trabajo entender cómo una persona como Kim podría quedarse quieto en aquel lugar, fingió estar meditando las opciones que Kim le daba aunque en realidad no tuviera nada que pensar.

PORSCHAY: Sí, me parece mejor quedarnos aquí y pasar el día con tranquilidad, aunque no puedo entender cómo es que se supone que no te va a aburrir de mí.

Kim se rió ante aquel disparate, en el fondo demasiado feliz de que Porschay eligiera quedarse en casa, ya que de verdad le preocupaba que más tarde pudiera volver a sentirse mal; tomó la mano de Porschay y comenzó a guiarlo a través del ala de la casa que no le había mostrado con anterioridad, que conllevaba a varios espacios del primer nivel.

Kim los dirigió a el área que estaba acondicionada como una oficina, en el cual podía recibir ocasionalmente a Prem y usar el ordenador portátil que se encontraba sobre el escritorio, el espacio se trataba de una habitación de tamaño promedio en la que se disponían estantes con libros, un escritorio de madera con una silla a sus espaldas y un par de sillas enfrente, además de una sala de estar de dimensiones pequeñas que se encontraba dispuesta al lado de un par de puertas de Cristal que daban vista hacia uno de los jardines, frente a la pequeña sala, se encontraba una hermosa consola de madera antigua, la cual tenía la tapa abierta, permitiendo ver en su interior un aparato tocadiscos, aquello era uno de los tesoros más grandes de Kim.

Porschay observó aquel antiguo aparato y sus ojos se abrieron con sorpresa y alegría mientras lo miraba detalladamente, su mirada se enfocó después en Kim, quien le sonreía y tomaba la aguja del tocadiscos para colocarla sobre el vinilo que ya estaba colocado en aquel dispositivo; comenzó a sonar "New York, New York" de Frank Sinatra y ambos se miraron sonriendo por un momento.

PORSCHAY: Kim, ésto es bellísimo.

Kim asintió con un par de movimientos de cabeza y se acercó a Porschay hasta dejar ancladas las puntas de sus narices y ambas frentes, cerró los ojos por un par de segundos y musitó.

KIM: Era de mamá... El amor que le tengo a la música es en gran parte debido a ella.- Explicó

Porschay entendió entonces lo que aquel precioso tocadiscos podía significar para Kim, ya que la guitarra de su padre también significaba algo parecido para él; alcanzó las mejillas de Kim con sus manos, en una caricia suave y le dijo en voz baja.

PORSCHAY: Estoy seguro que tu mamá está orgullosa de en quién te has convertido y de todo lo que has logrado durante éstos años Kim- Hizo una pausa y pudo ver cómo la manzana de Adán de Kim bajaba y subía, pasando saliva de manera ruidosa, para después apretar la mandíbula, tratando de sobrellevar el sentimiento que aquellas palabras le habían producido, Porschay no quería convertir aquel momento en algo triste, quería que de alguna u otra manera Kim pudiera empezar a sanar el dolor punzante que podía vislumbrar en sus ojos y su voz cuando hablaba de su madre, se prometió a sí mismo que trataría de hacer aquello, trataría de ayudar a Kim a ir sanando poco a poco el dolor de la pérdida, así que dijo en un tono bastante más alegre. -Estoy seguro que debe de ser feliz al ver que su pequeño niño de mejillas gordas y traje de marinerito es ahora toda una celebridad...- Expresó haciendo alusión a la fotografía que había visto hacía algunas semanas atrás cuando Tankhun se puso a ver los álbumes de fotografías viejos de la familia; pudo ver que Kim dejaba de tensar la mandíbula y esbozaba una sonrisa con aquel comentario. Estiró la situación un poco más y le dijo -Por cierto... ¿Hay posibilidad de que algún día me autografíes alguna otra cosa que no sea la camisa del Colegio?- hablando con tono de broma mal disfrazada de inocencia.

KIMCHAY→ Sí tuvimos nuestro final feliz.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon