18.- ÉL ES SAK...

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Porschay no podía acostumbrarse a aquella imagen que veía en la cocina de casa de Kim, mientras éste último preparaba el desayuno, se veía tan... tan... normal, como si efectivamente fuera una persona cualquiera que le preparaba el desayuno a su novio. ¿Novio? ¿Podría considerarse novio de Kim después de lo que había pasado la noche anterior y hace apenas un rato? Lo meditó un instante después de que al principio su cerebro pareció tener un colapso con ello, después de un par de minutos llegó a la conclusión que de momento no se martirizaría por eso, tenían un día juntos por delante y él definitivamente no quería que se viera arruinado tan temprano por miedo, prejuicios y etiquetas.

Kim miró a Porschay, quien permanecía callado en la silla alrededor de la isla de la cocina, era la misma en la que se había acomodado anoche para observarlo mientras cocinaba; al hacerlo de pronto tuvo una sensación extraña, era como si de repente su casa se sintiera llena, la luz que Porschay desprendía hacía sentir como si aquel lugar regularmente frío, se sintiera como un hogar. Evadió el nudo que aquello le produjo en la garganta y tosió para poderlo bajar hasta su estómago, llamando la atención de Porschay en el trayecto, ambos se sonrieron.

Se vieron interrumpidos por el sonido de la cafetera, la cual avisaba que el líquido producido estaba listo. Kim le sonrió a Porschay una vez más y le dijo -¿Puedes servir el café por favor? las tazas están en el segundo gabinete de izquierda a derecha, en la parte de arriba-

Porschay asintió mientras se levantaba de la silla y se dirigía al espacio en el que Kim le había dicho que se encontraban las tazas, al detenerse frente a dicho gabinete y antes de elevar la mano para abrirlo, sintió las manos de Kim rodeando su cintura, mientras todo su cuerpo se pegaba a su espalda y la barbilla de Kim se apoyaba en su hombro.

Porschay sonrió al sentirlo y Kim le preguntó al oído. -¿Estás bien? ¿Está todo en orden?- La sonrisa de Porschay se agrandó, le parecían increíbles tantas cosas en éste momento, que lo único que pudo hacer fue dar media vuelta en el espacio apretado en el que había quedado entre el cuerpo de Kim y la encimera de la cocina. Porschay enrolló sus brazos en el cuello de Kim mientras lo veía esbozando una sonrisa, asintiendo con la cabeza.

Kim lo tomó de los costados de su cintura y alzando su cuerpo, hizo que se sentara en la encimera, mientras él se posicionaba entre sus piernas. Se abrazaron así por un minuto, ambos callándose las dos palabras que estaban desesperados por poder decirle a la otra persona.

Porschay fue el primero en hablar y con un tono de broma le dijo a Kim -Si se te quema el desayuno, no podrás excusarte con que fue mi culpa y tendrás que aceptar que en el fondo no eres tan buen cocinero.-

Kim se rió ante el comentario de Chay, sus labios fueron hasta la frente de aquel Chiquillo, dándole un beso suave y después se recorrieron con calma hasta besar el lunar al lado de su ojo izquierdo, algo que siempre había querido hacer; lo tomó de la cintura con sus manos para ayudarlo a bajar de la encimera y antes de dar la media vuelta para dirigirse hacia la parrilla en la que se estaban caramelizando algunos plátanos a fuego bajo, le propinó una nalgada juguetona a Porschay como respuesta a su mofa anterior.

Una vez que lo que Kim tenía cocinando en la parrilla estuvo listo, sirvió los dos platos con un par de Roti Canai, los cuales habían sido una petición de Porschay a la que Kim no pudo negarse después de que Chay le confesó que tenía antojo de ellos desde la mañana en la que le había mandado aquella foto. En ésta ocasión estaban rellenos de queso crema, crema de avellanas y plátanos caramelizados. Kim los acompañó con fresas picadas para darle un toque de frescura y acidez al plato.

Se sentaron de la misma manera en la que lo habían hecho la noche anterior. Kim miró atentamente las facciones de Porschay al dar el primer bocado y cuando el aludido rodó los ojos en señal de satisfacción por lo que estaba probando, acompañando el gesto de un pequeño gemido de su garganta. Kim supo que podría cocinarle todos los días con tal de volver a observar aquella escena.

KIMCHAY→ Sí tuvimos nuestro final feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora