Prefacio

183 33 41
                                    

La sangre tintaba las prendas costosas de Ada, después de asesinar rápidamente  a su psicóloga, y esta no se arrepentía de nada

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.

La sangre tintaba las prendas costosas de Ada, después de asesinar rápidamente  a su psicóloga, y esta no se arrepentía de nada.

Se paseó un rato por la sala, admirando su obra de arte. Tintó los bolígrafos, las hojas encima de la mesa, y más de una vez se sorprendió sonriendo después de lamer la sangre de la mujer que yacía muerta en el suelo.

Al costado había un pequeño librero con mínimo treinta y cinco libros, todos organizados por géneros, aunque le parecieron aburridos, decidió leerlos. Hasta que se topó con uno: Hamlet, de William Shakespeare.

«La historia del príncipe que cobró venganza, ¿No?.»

La venganza suele ser un plato que se sirve frío, y una exquisita victoria para quien la sirve.

Manchó, inevitablemente, las blanquecinas hojas que conformaban el perfecto libro, al igual que la portada.

Ante tal imagen, una sádica sonrisa se instaló en su cansado rostro. Su curiosidad conllevó a que leyera algunas páginas al azar, y se detuvo en una de las mejores frases que había podido visualizar, la frase que encajaba perfectamente ante aquella situación:

«¿Cuántas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo?». Aquella frase demostraba que hasta el alma más pura, podía esconder el más maquiavélico secreto.

Y así, se apartó de aquel lugar, observando el libro justo en la parte donde dibujó un corazón con sangre fresca de su víctima.

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.
El Rostro Humano de Lucifer ©Onde as histórias ganham vida. Descobre agora