Capitulo 2

138 24 46
                                    

Nota: especial por las cien visitas :)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Nota: especial por las cien visitas :)

Nota: especial por las cien visitas :)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

«Estás en buenas manos»

-Jack el destripador

Al llegar la tarde, todos estábamos hechos un mar de lágrimas. Julieta a mi lado soltaba maldiciones y palabras ilegibles. Mamá lloraba y se soplaba la nariz tanto podía, para luego esconder su cara en el pecho de mi hermano Lucas. Mientras yo, no sollozaba, en cambio lloraba en silencio, mirando al frente. Observé con detalle y recelo el enorme ataúd.

Papá no había venido, nunca se ha tratado con la abuela, era así como un tipo de odio. Mamá se lo había pedido, que por favor asistiera, pero su orgullo de hombre se lo impedía. Machista de mierda.

Nos acompañaban amigos de mamá, conocidos de la abuela y familia lejana de ella. Éramos un círculo inundado por las lágrimas.

Mi abuela había muerto, según los doctores, fue una muerte natural. Aunque nadie supo la causa, sentenciaban que fue un infarto, o yo que sé.

La mejor persona de este maldito mundo se había ido, y una parte de mi se fue con ella.

Me acerqué lentamente al ataúd, donde estaba el nombre «Ana Geffen» escrito en letras doradas.

La verdad, es que cuando una persona muere, empezamos a embriagarnos de depresión, ansiedad —en algunos casos— y no sabes cómo salir adelante. Su nombre es lo único que pobla tu mente.

Hoy por la mañana cuando mamá llamó, minutos después había llamado Lucas, y con un tono sádico, luego de haber conversado un rato, dijo: "prepárate, tendrás que venir a un funeral." Había fruncido el ceño, pero aún así objeté por hacerle caso, no jugaba, lo conozco, él no juega con cosas así.

Por eso es que allí estaba, triste, con un nudo en la garganta y los ojos empañados por las lágrimas. Y con el estómago revuelto. Estaba buscándole una explicación a todo esto, pues que digamos no me tragaba en lo absoluto lo que habían mencionado los médicos. Abuela estaba sana. No tenía ningún tipo de enfermedad. Yo sabía que no era médico, pero aún así, que se enfermara así de repente, no tenía sentido, vamos, ¿Quién está sano un día y al otro amanece... Pues, muerto?. No hallo lógica en esa suposición.

El Rostro Humano de Lucifer ©Where stories live. Discover now