Capitulo 19 [Parte 1]

84 14 183
                                    

«La emoción más fuerte y antigua de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y fuerte tipo de miedo es el miedo a lo desconocido».

-H.P Lovecraft.

Capítulo dedicado a KareliMartnez0 por sus comentarios, votitos y palabras de aliento, te quiero muchísimo ✨ que lo disfrutes! ❤️

Capítulo dedicado a KareliMartnez0 por sus comentarios, votitos y palabras de aliento, te quiero muchísimo ✨ que lo disfrutes! ❤️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las semanas posteriores a la consulta marcharon de maravilla. He de admitir que no había puesto un pie en la misma mientras transcurrían dichas semanas, pero estaba bien con eso. Era todo un proceso. También para mi suerte mi psicóloga lo entendió perfectamente.

Así que yo, la persona más cobarde por huir y la más valiente tal vez por no desistir, preocuparme por mi salud y llevar un tratamiento, estaba en sesiones de terapia online con cierta chica pelirroja. Sentí que se podía continuar, que se podía salir adelante y que estaba perfectamente bien sentir demasiado. Estaba avanzando poco a poco, y con eso me bastaba.

Había dejado las consultas online unos días, ya que Sandra no contestaba. Tenía el pensamiento de que se tomó unos cuantos días de descanso —ella me comentó algo así—y, aunque no fuese especialista ni nada de ese estilo, sabía que trabajaba duro.

Terminaba de hablar con Gabi, que se había ido unos días fuera de la ciudad cuando recibí la llamada de un número que no tenía registrado. Pensé que podía ser mi mejor amigo, por lo que contesté. Sin embargo, al oír una voz cantarina la sorpresa y confusión que me llevé no tardaron en apoderarse de mí. Se escuchaba entrecortada, extraña. Como un disco rayado o lo más cercano a él. Miré bien la pantalla, con ambas cejas arrugadas para verificar si alguien había colgado, pero no. La llamada seguía en curso.

Musité un suave «Hola» lista para colgar, pero por fin alguien contestó.

Era la voz de una mujer.

La voz de una mujer que no había oído en años.

La voz de una mujer que no quería escuchar.

La protagonista de una ola de malos recuerdos.

La voz de mi mamá.

—¡Ava! ¡Cariño! —chilló ella —. ¡Le dije a tu padre que aún conservabas este número de teléfono! Pero es muy cabezota.

Por un momento no contesté nada, solo me quedé escuchándola.

«¿En serio, mamá? ¿Tenías que aparecer en este preciso punto de mi vida?» pensé, pero no era tan maleducada como para decirlo en voz alta. Había pasado mucho en mi vida desde la última vez que escuché su voz, y ella no se había interesado nunca en mí, cuando quería arreglarlo todo, cuando cerrar ese capítulo de mi vida parecía la mejor opción (todo el capítulo que recopilaba años de maltrato y cuando mi pecho estaba abarrotado de miles de emociones que no eran mi culpa), ella me llamó por tantas groserías que en serio empecé a creerlas. ¿Y tenía que aparecer ahora? ¿Para qué? ¿Para joderme la vida de nuevo?

El Rostro Humano de Lucifer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora