Capitulo 5

92 20 79
                                    

«Lo importante es  lo de adentro»

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

«Lo importante es  lo de adentro»

-Jack el destripador.

Si bien me había dispuesto al día siguiente buscar ayuda profesional para que mi tristeza no fuera a mayores, conseguir información había resultado difícil y complicado.

Aún contando con los medios necesarios, no sabía cómo proceder ante aquello.

Mi plan —oh, mi maravilloso plan— era buscar un psicólogo, pues sentía cierta sensación de tristeza, angustia, y esas cosas no las entendía en su momento. Habían pasado cuatro días desde lo que pasó con mi abuela. Y, me sentía demasiado extraña.

Por eso, contacté a una de las mejores psicólogas de mi pueblo.

Mi cita sería por la tarde. Estaba un poco nerviosa ¿Y si me hace preguntas que no sé responder? ¿Y si no soy capaz de poder entablar una conversación con ella?

No obstante, también debía de validar un pequeñísimo detalle: no podía asistir a ninguna consulta sola. Era menor de edad, y no estar acompañada de alguien más traería problemas consigo.

Así que mi mejor opción sería llamar a Liam, que él me acompañara. O por lo menos intentar que eso pasara.

—¿Hola? —contestó con pereza, medio somnoliento.

Uh, parece que acabo de despertar a La Bella Durmiente.

Me quedé callada por un rato, sin saber qué demonios decirle y caminando de un lado para otro.

Él, ya cansado, soltó un resoplido de fastidio dispuesto a colgar.

—¡Ava! ¡Contesta, joder!. —gritó.

—Liam, tranquilízate, hombre. Sólo te llamaba para que me ayudaras en algo, es todo.

—¿Qué quieres?. —escupió molesto.

—Es algo... Bueno, algo complicado, tomará algo de tiempo explicártelo. — fue esa mi respuesta, para luego añadir: —Deberías de tener paciencia, porque no te saldrás de mí tan fácil. — afirmé, molesta.

—Ven a mi casa. —zanjó nuestra conversación.

Tan pronto me lo dijo, salí de mi casa.

Si era sincera, el camino se me hizo extraño, largo y difícil de reconocer. Ajá, ya había estado aquí antes, pero no demasiadas veces como para recordarlo, sólo una vez.

Abrí la puerta, y cuando la toqué me percaté de lo sudadas que estaban mis manos. Así mismo, me di cuenta de que todo mi cuerpo estaba temblando.

Aquello no lo entendí, sin embargo, aparté esos pensamientos que no se ajustaban a la situación en la que me encontraba y toqué el timbre.

Al tocarlo, mis nervios aumentaron. Al instante, una gota de sudor frío recorrió el lado izquierdo de mi cara y bajó por mi mentón, y a continuación toda mi cara estaba empapada junto a mi camiseta holgada de color azul.

El Rostro Humano de Lucifer ©Where stories live. Discover now