Capítulo Uno

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𝑼𝒏𝒐 - 𝑫𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓𝒔𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒉𝒐𝒋𝒂𝒔 𝒔𝒆𝒄𝒂𝒔

Lloraba, pero mis lágrimas no mojaban, no daban tristeza ni miedo. Caían y rodaban sobre mi piel para ser detenidas por sus dedos. Me besaba y quedaban marcas de sentimiento, marcas violáceas de recuerdos enfermos.

—Así es como me siento —dijo.

Otra lágrima amenazaba con salir mientras sus palabras me rompían. 

—Esto no debía ser así —expresó levantando la mirada.

Bajó su rostro para besarme, como siempre, sus labios se fundían como oro líquido sobre los míos, besos de insultos, besos de rencor.

—¿No te das cuenta? —rugió rozando sus manos contra el pecho del contrario.

—¿De qué cosa? —preguntó mientras sostenía la mano del otro.

—Tú me hiciste así, desalmado, yo soy la bestia

Mucho antes en el tiempo.

Cuando la noche arropaba su casa y a kilómetros de su cuarto no había más vida que la de algunos animales nocturnos, la sangre manchaba su suelo y los gritos desgarradores de muerte resonaban en los cristales.

—Po-por favor —le rogó el hombre mientras de sus ojos salía sangre como lágrimas. Mientras sus manos estaban inflamadas por los golpes, y su pecho desnudo parecía un lienzo de pintura roja.

Liam siempre se arrepentía de algo: el desconocer los puntos débiles de las personas.

Siempre terminaba sobrepasando ese punto, que deseaba extender lo más posible. La agonía, las súplicas de homicidio que le cantaban a los oídos. El deseo de ser asesinado por el dolor que él le causaba a su víctima.

—Mátame, te lo ruego, arráncame la vida y déjame descansar —dijo el chico presionando el arma afilada contra su cuello—. Ha-hazlo, ten un mínimo de piedad, termíname.

—Igual estás muriendo, estás manchando mi suelo —dijo Liam.

—¿Po-por qué tenías que hacerme esto?, te amé, te amé Liam —dijo cerrando los ojos lentamente, luchando por mantenerlos abiertos.

Había botado tanta sangre que sus rodillas se postraban sobre un charco rojo, manchándo la piel que poco a poco perdía su color.

El cuerpo del hombre cayó al suelo, con los ojos abiertos, observando su reflejo en su sangre, mirando con miedo a la nada, esperando su descanso.

Liam respiró profundo metiendo sus dedos entre su cabello negro. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, rojos como un drogadicto sin su dosis diaria.

Sintió dolor, quizás algo de angustia y una pizca de asco, no por la muerte que acababa de presenciar, si no por lo mal que se le daba mantener con vida a sus víctimas. 

Se inclinó para levantar el cuerpo, caminó varios metros con el mismo sobre su espalda hasta otra habitación. El cadáver cayó en una bandeja de hierro causando un estruendo. Los músculos de sus brazos se tensaron al hacer fuerza empujando la bandeja, la misma chilló arrastrándose sobre rieles de metal.

Los ojos de Liam se iluminaron con fuerza. Las llamas que pudo observar a través de la pequeña rendija consumieron rápidamente la ropa del hombre, la carne comenzó a deshacerse quemándose en pequeñas combustiones. 

Tomó un balde de hierro, jabón en barra y esponjas amarillas para limpiar toda la sangre que había manchado su suelo. Después de varios minutos limpiando se quedó parado observando cada detalle.

DETRIMENTO BL/+18Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ