Capítulo Diecisiete

77 8 5
                                    


Diecisiete - Embrión

El pitido de la máquina se aceleró
mientras ella tocaba mi cuerpo.

—Q-que carajos Lisa —dije quitando su mano de mi abdomen, intenté levantarme.

—No, no —sus manos presionaron mi pecho contra la cama obligándome a acostarme, volvió a atarme con fuerza, sentí un agudo dolor de cabeza—. Debes estar tranquilo, o no diré nada.

Hice silencio. No me sentía bien, noté las úlceras en mis piernas, donde la tela rozaba, la piel seca de mis manos y mis labios quebrados, no había entendido lo dañado que estaba mi cuerpo, como una casa deshabitada, mi consciencia se había ido a otro plano.
Las células de mi cuerpo solo mantenían vivo mis tejidos, era un saco de piel, hueso y sangre, madera quemada, tierra estéril, agua con petróleo, inservible.

—¿Qué haces cuando alguien te gusta? ¿cuando sientes toda la necesidad de tenerlo, de sentirlo a diario, de amar su calor, cada molécula de su cuerpo?

—¿Te obsesionas? le detienes el tiempo para tenerlo por siempre. ¿Qué pasa si no puedes hacer eso? no hay un botón mágico para hacerlo. ¿o si?

—¿Que tal si lo atrapas en sí mismo? encerrarlo en su cárcel, su mente.

—¿De qué hablas? —pregunté confundido. Mi piel se erizó al sentir el calor de su mano deslizarse bajo mi bata.

—¿Apresarías a alguien por amor? ¿verdad?

—N-no —dije, la miré confundido.

—Mentira, si lo harías. Eso querías hacerle a él imbécil de Mike —la rabia se notó en su vista.

—Mike ya murió, Mike no está más en mi mente, él me perdonó —dije, mis ojos se llenaron de lágrimas al recordarlo. Como si la herida se abriera, volvió a doler.

—¿Cómo puede alguien perdonar algo que según tú no hiciste? —preguntó dejándome callado.

—No puede —dije, su mano abrazó mi miembro bajo la bata de hospital. Sentí mi cuerpo estremecerse.

—Exacto, y tú si sabes lo que hiciste —dijo moviendo su mano lentamente—. ¿O no?

Se subió a la cama, estaba paralisado, confundido mis latidos se oían más rápidos en la maquina.

—Tú —dije.

—Que inteligente, pensé que nunca te darías cuenta —dijo metiendo mi miembro en su boca.

La humedad me hizo gemir. Lo sacó para hablarme.

—Siempre debiste ser mío, pero lo preferiste a él —dijo lamiendo la punta de mi miembro—.  Mejor dicho, lo elegiste a él.

—mhf —gemí, mis manos se contraían con cada roce.

—¿Cómo lograr que alguien sea tuyo realmente? Controlar hasta la más mínima respiración y pulso cardíaco. —dijo volviendo a lamer. Mi espalda trató de doblarse pero mis ataduras me lo impedían.

—Volverte loco, eso fue lo primero que logré. Dejarte en la miseria y hacerte perder todo. Muy fácil cuando tienes todas estas drogas a tu disposición.

Sentí la profundidad de su garganta. Estaba caliente, me dejé llevar por la sensación.

—Tenerte bajo mi poder me satisfizo por un largo tiempo, lo admito, eres adorable cuando duermes drogado. Pero no es suficiente, no será suficiente —dijo subiendo su cuerpo sobre el mío, su entrepierna rozaba contra mi erección.

—Ahora, no solo te tendré a ti, en cualquier momento dejarás de servirme, necesito más, necesito traer a alguien como tú y que de mi dependa su vida literalmente —Expresó. Metió mi miembro en su intimidad.

DETRIMENTO BL/+18Où les histoires vivent. Découvrez maintenant