Capítulo Dieciséis

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Dieciséis - Sangre y Mentiras


—¿Qué pasó?

—Bueno, asesinaste a varias personas, delirabas cuando llegaste, comenzaste a escribir sin parar, sin descanso, ni siquiera comías o bebías agua, nada. Por eso caíste en coma por varios días, y ahora estás en este hospital, recuperándote para ir a juicio.

—¿Yo maté a Mike?

—Eso parece. Aunque, no se ha comprobado nada.

—Pero… y-yo estaba contigo, tú eras mi amiga —dije, mi cabeza dolió.

—Si, tienes que leer esto, es increíble.

—Mi diario —dije al ver la portada deteriorada.

—Léelo, debo atender a otros pacientes. Quizás así entiendas lo que tu mente hizo.

Las páginas se abrieron frente a mi rostro, sentí un golpe de realidad.

Leí algunas de mis notas, notas que recordaba haber escrito hace días, ahora se veían tan deterioradas que era imposible ese tiempo, el daño demostraba meses de uso.

Vi algunos dibujos hechos a lapicero, algunos garabatos sin sentido que formaban una imagen, era el rostro de Mike junto a lo que parecía una carta de amor.

Estaba escrito con pésima caligrafía, y junto a la vejez de las hojas se volvía difícil discernir entre una palabra y otra.

Pasé la hoja. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

—La muerte de Mike —leí en el título. Comencé a leer, las palabras estaban más entendibles, era otro tipo de caligrafía, no era mi letra disparatada y torpe de la página anterior.

Mientras leía me di cuenta de que era el capítulo de una historia. “La muerte de Mike” no era solo el título oscuro y macabro que parecía ser, su descripción eran los pasos a seguir para que otra persona fuera la responsable de su muerte, la muerte de Mike Barker.

Terminé de leer, las náuseas golpearon mi estómago, sentí dolor con la forma cruel y en la que estaba narrada.

Iba a avanzar a la siguiente hoja cuando oí la puerta abrirse.

—Hola, hijo…

Mi madre me observaba con miedo, como si yo tuviera un demonio encima, su rostro demacrado por la tristeza resaltaba sus ángulos faciales, la piel de sus mejillas estaba colorada con un poco de rubor sintético, su cabello estaba recogido de forma torpe con una pequeña pinza con forma de mariposa.

—Madre —dije rompiendo en llanto, traté de levantarme, había olvidado las ataduras de mis piernas que me mantenían estático en la camilla.

—¿Cómo estás, hijo? —me preguntó acercándose a mi cuerpo.

—Estoy perdido, madre, estoy confundido —dije, ella me vio con tristeza.

—Supongo que las drogas te siguen afectando, los médicos dicen que poco a poco recuperarás tu memoria.

—Mamá ¿por qué te fuiste?

—¿Irme? no me he ido a ningún lado querido —dijo inclinando su cabeza, mi pregunta la había confundido.

—Liam, él te dio un nuevo hogar.

—¿Liam? él murió hijo, lo asesinaste —dijo hablando bajito.

—¿Qué? claro que no.

—¿La doctora no te ha contado nada?

—Se fue a atender a otros pacientes.

DETRIMENTO BL/+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora