Capítulo 3

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Blitzø se felicitó por dar contexto a su situación mientras dejaba que Stolas disfrutara de lo que debía ser la primera comida tranquila que tenía en días. Después de todo, lo peor que Blitzø podía hacer era golpearlo con una noticia fuerte con el estómago vacío ¿no?

Así que cuando soltó la gran propuesta, lo hizo a tiempo para que cuando Stolas dejase caer su tenedor en el plato, este estuviese vacío. Blitzø esperó, sintiendo la proximidad de un rechazo inicial, pero él estaba listo con un arsenal de información que había obtenido en los minutos que había estado en esa casa. A pesar de ser una mala idea y pobremente planeaba, Blitzø estaba listo para acorralar a Stolas a que aceptase. Pero en su lugar, él recibió un prolongado silencio y un expríncipe totalmente sonrojado, mirándolo como una vez lo hizo cuando lo vio en los trapecios del circo. Blitzø enmarcó una ceja, ligeramente confundido, pero no hubo una reacción por parte de Stolas.

Qué fácil había sido todo eso cuando habían sido niños. En ese entonces, soltar ideas absurdas o planes descabellados siempre eran recibidos con entusiasmo. En un par de ocasiones Stolas lo había convencido a jugar a la familia y eso había incluido la ceremonia de bodas y posteriormente el cuidar de los hijos que habían sido conformados por diferentes juguetes. En verdad había sido divertido resolver quién cocinaría o quién cuidaría a los niños si se suponía que ambos saldrían a trabajar o qué nombres les pondrían porque debía tener los mejores nombres del mundo. Años atrás, entre las paredes altas del palacio, había sido fácil subir a bordo de ese tipo de cosas.

Pero no eran juegos. Ya no eran niños. Y Blitzø estaba siendo completamente serio.

Ahora era la cruda realidad y no era tan fácil como antes ¿no?

Stolas bajó su mirada a sus manos y se acarició el dedo donde seguramente estuvo el anillo de bodas que usó por un tiempo.

— El día que tú y yo nos conocimos, fue porque me anunciaron que tenía un matrimonio arreglado. —Stolas confesó, sin mirarlo— No podía parar de llorar y no había forma de consolarme. Así que fuimos al circo y ese fue el día que te vi en el escenario. —Él levantó la cabeza y sonrió ligeramente avergonzado— Jamás había visto a alguien tan seguro de sí mismo y con una sonrisa tan intensa ¿Y la forma en que ingeniosamente cubriste tu error con el globo? Fue magnífico.

Blitzø enmarcó una ceja por el sorpresivo halago. En algún punto, él no recordaba quien, alguien le había explicado que la única razón por la cual a Blitzø se le permitía estar en el castillo era porque había logrado llamar la atención de Stolas. Lo cual, para un niño como él, que siempre quedaba en las sombras de los logros de otros como su hermana y Fizzarolli, había marcado su alma a fuego vivo. Stolas, quien podía tener todo y de seguro había visto de todo, se había fijado en él de entre todos.

Pero.

¿Oír al propio Stolas decirlo?

Blitzø no sabía por qué, pero solo lo volvía más real. Su corazón latió con más fuerza y le costó apartar la mirada de esos ojos brillantes e intensos.

— Siempre admiré eso de ti. La agilidad de tu mente y lo bueno que eras actuando en momentos de estrés. —Stolas continuó— Cuando nos separaron, me aferré a esos aspectos de ti, pensando que podría llevar algo de mi maravilloso amigo conmigo a pesar de las circunstancias ¿Después de conocer a Stella y notar su... carácter? Tú me inspiraste a involucrarme en el desarrollo de mi contrato nupcial y crear una ¿Cómo solías llamarlo...? —Él llevó sus largos dedos a su mentón— Oh... eso que hacías para evitarnos problemas.

— ¿Salida de emergencia? —Blitzø parpadeó un par de veces y luego sonrió de lado al notar lo entusiasmado que lucía Stolas al oírlo— ¿Te refieres a cuando preparaba de antemano cuartadas para nosotros?

It's an ArrangementOù les histoires vivent. Découvrez maintenant